El presidente de Rusia, Vladímir Putin, tenía, presuntamente, un abuelo cocinero: Spiridon Putin. Trabajó en Astoria, uno de los hoteles más caros de San Petersburgo antes de la Primera Guerra Mundial. Un cocinero de temperamento arisco que llegó a ser jefe de cocina gracias a sus grandes dotes entre los fogones.
El público conoció la historia de Spiridon gracias a su nieto. En una larga entrevista, antes de sus primeras elecciones, el exagente de la KGB contó orgulloso la historia de su abuelo, una leyenda familiar repleta de hazañas, pero también de lagunas que el periodista e historiador Witold Szabłowski desgrana en el libro Rusia desde la cocina.
La presunta trayectoria de Spiridon como cocinero
Nadie recuerda cómo llegó a ser cocinero en uno de los mejores restaurantes de San Petersburgo. Unos dicen que provenía de una familia pobre y desde muy pequeño se ganaba la vida con cualquier oficio. Con 12 años comenzó a ayudar en restaurantes para conseguir algo de dinero. Pronto demostró sus dotes de cocina y le enseñaron el oficio. Otra teoría explica que los Putin eran una estirpe de cocineros, y Spiridon aprendió el oficio de sus primos.
Según cuenta la leyenda familiar, en la época de los zares, Rasputín fue a comer al hotel. Nadie recuerda qué plato cocinó Putin, pero se cuenta que la comida agradó tanto al consejero del zar que, al acabar de comer, pidió hablar con el chef. Se dice que Rasputín, como premio por su gran labor entre fogones, entregó a Spiridon una moneda de oro, a la que la familia perdió el rastro con el paso de los años.
Después de la Primera Guerra Mundial, Spiridon se trasladó a Gorki, en las afueras de Moscú, una tranquila ciudad donde un ya muy enfermo Vladímir Lenin se retiró a pasar su último tiempo de vida. Los guisos del abuelo de Putin conquistaron a la familia Lenin, y siguió cocinando para ellos incluso tras la muerte del mandatario.
Vladímir Putin contó a su entrevistador que, tras finalizar su servicio en Gorki, Spiridon fue trasladado a una de las dachas, una de las casas de campo, de Joseph Stalin. Allí, supuestamente, cocinó para él durante un tiempo, tras el cual Putin fue trasladado al sanatorio del Comité del Partido de Moscú, en Ilínskoye.
Una historia sin pruebas
¿Qué de cierto hay en la historia del abuelo cocinero de Putin? Según el autor de Rusia desde la cocina, que investigó la historia de este y otros cocineros de la historia del imperio, hay poco verificado. De hecho, no consiguió encontrar ningún documento que demostrara que Spiridon realmente hubiera trabajado en el Astoria, ni de que hubiera servido sus platos a Lenin ni a Stalin. En Gorki, nadie pudo proporcionarle información sobre el trabajo de Spiridon en las cocinas de Stalin. Tampoco el dueño del hotel Astoria había oído nunca hablar del abuelo del mandatario.
Según el autor, los hechos reales estarían mezclados con la ficción. Vladímir Putin, durante su carrera hacia la presidencia, mencionó en numerosas ocasiones la figura de su abuelo, una biografía que incluía épocas nostálgicas para los ciudadanos rusos. Mito propagandístico o no, la historia de Spiridon sirvió para aumentar, según el autor, la fama del que sería presidente de Rusia.
El viejo Spiridon no ha podido ver cómo su nieto llegaba al poder. Murió en 1965, cuando el futuro presidente tenía solo doce años. Putin solo vio a su abuelo unas cuantas veces en su vida, pero mantiene la historia familiar del cocinero de sanatorio que acabó guisando para los más grandes mandatarios.
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