Arguiñano, tortilla-pizza y chistes de Isabel II: el cocinero que dice y hace lo que quiere

La broma de Arguiñano sobre Isabel II
La broma de Arguiñano sobre Isabel II
Wochit
La broma de Arguiñano sobre Isabel II

“Ha viajado más muerta que nosotros de vacaciones”, soltaba Karlos Arguiñano hace unos días en su programa de recetas refiriéndose a la difunta Isabel II. Un comentario que, por supuesto, no tardó en volverse viral en las redes sociales y que a estas alturas todos habremos visto.

No fue el único. También tuvo para el nuevo rey Carlos III y sus pocas ganas de trabajar, para la institución monárquica… Comentar la actualidad es parte de la rutina del programa del popular cocinero desde hace décadas. Como él mismo ha explicado muchas veces, está sólo delante de las cámaras cocinando, y de algo tiene que hablar.

A veces con comentarios graciosos. Otras se mete en cuestiones políticas o económicas, o simplemente le da por chistes malos o rimas -la de la cebolla es una de las recientes, que cada cual adivine con qué rima- de mejor o peor gusto. 

Pero en todos los casos, además del humor y una sana costumbre de apuntar arriba, hay algo que se repite: la tranquilidad con la que dice lo que le da la gana.

"¿Por qué me van a dar un toque?"

En algo que ocurre desde hace años y, por lo que él mismo cuenta, nunca ha tenido una llamada desde arriba para decirle que se ha pasado. Sí, eso ocurre en los medios y más si el chiste o comentario en cuestión no encaja bien con la línea editorial del medio. En el caso de Arguiñano, Atresmedia, por situarnos.

“¿Quién me va a llamar? ¿Por qué me van a dar un toque? ¿Por decir que está lloviendo cuando está lloviendo? Igual si tengo 25 años no me hace caso nadie o no me contratan, pero en este momento estoy seguro de que si no estoy en una televisión estoy en otra”, nos explicaba él mismo hace unos años cuando le preguntamos por esa libertad con la que dice lo que le da la gana.

La receta de tortilla de patata de Arguiñano que se convierte en pizza.
La receta de tortilla de patata de Arguiñano que se convierte en pizza.
iStock. / Montaje: 20minutos.

En un momento en el que el discurso dominante entre los cocineros del país es más hacer la pelota al poder que asaltar el Palacio de Invierno, lo de Arguiñano llama mucho la atención, por mucho que lleve toda la vida haciéndolo.

Irreverencia en la cocina

Es que está de vuelta de todo y le da absolutamente igual el qué dirán, apuntan algunos. Y la verdad es que esa especie de irreverencia también se aplica en platos que cocina. ¿Tortilla pizza? Adelante con ello. ¿Carbonara con bien de nata? Uno de sus clásicos. Si todavía no ha hecho una paella con chorizo -que igual sí- es solo cuestión de tiempo.

Aunque son los que se llevan los titulares y nos hacen sonreír, este tipo de inventos en realidad son minoría. Tras miles de recetas frente a cámara,  las modas gastronómicas y televisivas nunca han marcado el guión. En su cocina siempre han mandado -así lo repite él- tres criterios: platos sencillos, económicos y sanos. 

Una actitud vital y culinaria en la que la edad y la veteranía también tienen su peso. Es, seguramente, el cocinero más conocido de España -lo sentimos, Dabiz- pero no necesita revalidar cada día ese título. 

Precisamente esa popularidad y poder mediático es la calve de su libertad. Lo que le permite saber -y eso sí que es un lujo- que si alguien se atreve a cortarle el micrófono, mañana tendrá otro. Y, además, seguramente lo aproveche para explicar lo ocurrido.

Pero lo que más nos gusta de Arguiñano es que no aprovecha ese poder y altavoz mediático para hablar de lo suyo o ejercer de lobby hostelero, como se estila entre otros ilustres chefs. 

Él es más de bromear con reyes propios y ajenos, hablar de desahucios, o hacer una tortilla de pizza que enfadaría por igual a italianos y españoles. Y que, por cierto, tenemos ganas de probar.

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