Si existe una zona de la casa en la que debemos concentrar nuestros esfuerzos en lo que se refiere a limpieza, esa es la cocina. Al tratarse de un lugar muy transitado en el que siempre hay actividad, donde se suman restos de grasa, salpicaduras, humedades causadas por el vapor, restos de comida que se endurecen, juntas que amarillean por el uso… lo más inteligente es procurar ir limpiando en cada uso.
Aun así, todos los expertos aconsejan una desinfección en profundidad, al menos, una vez por semana. A continuación os desvelamos los tips más prácticos para mantener la encimera impoluta según el material del que está hecha. Pero a grandes rasgos, hay que liberarla de 'obstáculos' antes de proceder a su limpieza (fuera freidora, microondas, tablas de cortar…).
Utilizar cepillos de las uñas con cerdas fuertes para frotar las juntas más castigadas, tener siempre a mano el rollo de papel de cocina porque el secado con él es fundamental y no dejar que se acumule la grasa en exceso porque después será más trabajoso.
La madera, lo más delicado
Las encimeras de madera son muy vistosas, y le proporcionan ese toque rústico que tanto gusta. Sin embargo, es uno de los materiales que más atenciones requieren si no queremos que 'envejezca' antes de tiempo.
Muchos fabricantes aconsejan proteger la madera de la cocina con productos incoloros específicos que crean una película impermeable a través de la cual no se impregnan las manchas, sino que las repele. Si tomamos esta medida en cuanto la instalamos, nos estaremos ahorrando muchos quebraderos de cabeza posteriores.
Otro de los problemas que se producen habitualmente en las encimeras de madera es el peligro de que se pandeen con el efecto del vapor que generan los guisos. No olvides darle caña a tu campana extractora para evitar la condensación mientras cocinas, además de limpiar y secar los restos en cuanto has terminado. La humedad y el calor son grandes enemigos de este tipo de material.
Para realizar una limpieza más en profundidad en esta superficie tan delicada y porosa, debemos evitar el agua demasiado caliente y los productos abrasivos. Se aconseja hidratar la madera con productos de base oleosa e incoloros, y secar al final de manera escrupulosa. Otra opción es utilizar unas gotas de vinagre blanco o frotar medio limón y dejarlo reposar, para blanquearla ligeramente y unificar su color. El bicarbonato para eliminar las manchas concretas tampoco es mala idea.
Granito y mármol, los más duros
Estos tipos de piedra, de los más habituales en las cocinas de medio mundo, están hechos de un material muy resistente. Sin embargo, a la hora de la limpieza no vale todo porque podría perder su brillo natural y quedar a corros si utilizamos productos demasiado ácidos o corrosivos.
Para limpiar las encimeras de granito o mármol se aconseja utilizar agua y jabón con un ph neutro y sin perfumes que puedan erosionar la superficie. Una solución estupenda para eliminar las posibles manchas y sacarle todo el brillo natural al material, consiste en mezclar vaselina neutra con vinagre blanco y agua. Extendemos esta pasta sobre la encimera y la dejamos actuar media hora.
En el momento de retirarlo, es importante que aclaremos perfectamente con agua tibia y, para finalizar, que sequemos con papel de cocina y una buena dosis de paciencia. Si utilizas una esponja, que sea la más suave posible. Estos materiales admiten el agua caliente (siempre más efectivo para 'arrastrar' la suciedad) y la cera de abejas para proporcionar un esplendor extra.
El acero inoxidable, en tendencia
Cada vez son más las marcas que proponen en sus catálogos de moda en cocina el acero inoxidable como material predominante. Sin embargo, es uno de los que precisan más cuidados para evitar las ralladuras que, una vez se han producido, no desaparecen y le dan un aspecto poco armónico al conjunto.
Conseguirás mantener intacto el aspecto industrial de tu cocina de acero inoxidable (tan común en restauración) si la lavas con un detergente neutro y siempre con una bayeta suave. Absolutamente prohibidos están los estropajos de aluminio y las esponjas de fibras duras. Como sucede en todas las superficies, el correcto secado es básico.
En el caso de que quieras obtener un brillo extra de tu encimera de acero inoxidable, prueba a hacerlo con el limpiacristales que tienes en casa. Pulveriza sobre la superficie y extiéndelo con papel de cocina seco, dibujando círculos, como haces con los cristales. Recuperarás el esplendor del primer día.
Lo último: encimeras de silestone
El silestone es el material que utilizan las cocinas más vanguardistas, y está compuesto en su mayoría por cuarzo natural, lo que le otorga a las encimeras hechas con este material una dureza extraordinaria. Este material resiste temperaturas de hasta 190 grados, resiste los golpes y los arañazos como pocos.
La mejor manera de cuidar estas encimeras de última generación es pasando un paño húmedo (no mojado) por su superficie cada vez que cocinamos. Después, se recomienda utilizar un limpiador doméstico con un PH equilibrado que no lo dañe. El agua, mejor tibia que caliente, y las bayetas que empleemos deben ser suaves.
En este caso particular, hay que mantener alejada la lejía y cualquier material corrosivo. Si utilizas un quitamanchas que sea el más suave. El silestone admite el uso de una espátula delicada en caso de que se haya quedado adherido algún resto de comida. Los productos químicos déjalos para otros menesteres.
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