Cómo identificar una miel buena: "Si es española quiere decir que tiene unos estándares de calidad"

Cómo diferenciar una miel de calidad.
Cómo diferenciar una miel de calidad.
Pannonia / iStock
Cómo diferenciar una miel de calidad.

Ya sea como edulcorante, como ingrediente en tus recetas más golosas y suculentas, o como remedio casero en los meses de invierno, cuando la garganta nos pide bandera blanca, no hay despensa que se precie sin un buen tarro de miel

Ni todas las mieles son iguales ni pretendemos meterlas dentro del mismo saco, y es probable que, si no eres un sibarita de este edulcorante natural o vives en una zona de producción de miel, seas incapaz de diferenciar una miel de primera calidad de una miel comercial normalita tirando a baja calidad. 

Montse Machacho asegura que se inició en el mundo de la apicultura con su marido como una aventura en pareja para disfrutar de los recursos naturales en Viladevós, en la provincia de Ourense, con su miel Flor de Raíña. "Aunque empezamos como un hobbie nos dimos cuenta de que cada vez se nos daba mejor y empezamos a dividir colmenas y así multiplicábamos: de una colmena sacamos tres, así que seguimos comprando cajas. Empezamos con 10 cajas y ahora tenemos 400 y pico en cuestión de cinco años", asegura la apicultora.  

Álvaro y María, creadores de Miel Con Gusto de Valdavia, también se iniciaron en el mundo de la apicultura como pasatiempo y casi por curiosidad, a pesar de tener tradición familiar en el sector: "En el pueblo de mis padres, mi familia durante varias generaciones se dedicaban a lo que es la recolección de miel, con colmenas que tenían hechas con troncos de árboles, y nosotros ya empezamos a hacer mezcla entre apicultura moderna y apicultura tradicional", asegura Álvaro, quien aclara que la diferencia entre apicultura moderna y tradicional es que "la tradicional tenía lugar con las colmenas que había en medio de los montes, y dentro de los troncos de árboles, mientras que en la apicultura moderna se utilizan cajas para meter los panales". 

Mientras que Montse y su familia elaboran su miel a caballo entre el monte ourensano y las Rías Baixas dependiendo de la época del año, Álvaro y María lo hacen en la provincia de Palencia, aunque ambos tienen claro que la calidad de la miel pasa por su procedencia, encontrando dentro de la geografía de nuestro país algunas zonas donde se elabora una miel de excelente calidad. 

La procedencia, un factor fundamental 

"No es sencillo diferenciar a simple vista miel de buena calidad, pero lo principal es fijarse en el etiquetado del bote", asegura Álvaro sobre la manera de evitar que nos metan gato por liebre cuando de comprar miel se trata. "En el etiquetado de las mieles comerciales que te puedes encontrar en cualquier supermercado viene el origen de la miel. Desde hace poco tiempo existe la obligación de poner la procedencia, el país de origen. Viene el porcentaje de la mezcla que hacen", asegura. 

"Lo principal es fijarse en el etiquetado del bote"

¿Por qué es tan determinante el lugar de origen en cuanto a la calidad? Según aseguran desde Miel Flor de Raíña, "podemos encontrar miel importada de otros países como China o Uruguay, que se produce en sitios superpoblados donde la apicultura y la ganadería en extensivo está más en auge que aquí, y por eso esas mieles no son de la calidad de la que producimos aquí, tan natural, tan limpias de plaguicidas, ya que nosotros nos ubicamos en recónditas aldeas donde quedan muy pocos vecinos", declara Montse, quien confiesa que "en algunos países tienes posibilidad de utilizar ciertos medicamentos y en otros países no. Entonces eso también varía la calidad de la miel y lo pura o no que pueda ser". 

"La importancia del lugar de procedencia es por cómo se produce en cada sitio. Aquí, por ejemplo, en España, te obligan a tener un tratamiento y un seguimiento de la miel, pero en otros lugares no, por lo que no lo puedes saber. Hay tratamientos que en la Unión Europea no están permitidos y hay en lugares que da igual. Si la procedencia de la miel es española, quiere decir que por lo menos tiene unos estándares de calidad", aseguran desde Con Gusto de Valdavia, quienes confiesan que "si tienes una miel que te pone, por ejemplo, 70% de china, 20% de Argentina, o de Ucrania o de lo que sea… y un 5% de procedencia española, esa miel no es de demasiado buena calidad". 

El tipo de flora sí altera el producto

"Yo pongo en valor mi miel, pero te mentiría si no te dijese que hay mieles muy buenas por todo el país", asegura humilde Álvaro, de Con Gusto de Valdavia. "Tienes mieles de castaño en León, las de brezo en Palencia, Asturias y Cantabria, la miel de lavanda en el centro peninsular… Hay mieles buenas por todos los sitios, y el comprar directamente a un apicultor, siempre va a ser garantía de calidad. Luego tienes mieles claras, mieles oscuras, más dulces, menos dulces…", enumera el apicultor. 

¿Por qué en unos puntos del país se produce mejor miel que en otros? "La importancia de la variedad de miel es por la flora de cada lugar", confiesa Álvaro. "Cada zona tiene un tipo de flora, ya sean brezos, robles, tomillo… de donde pueden sacar sus alimentos las abejas. Depende de las floraciones, de las épocas, del clima… Este año por el calor que ha hecho, la producción de casi todas las zonas ha sido desastrosa", se lamentan desde Con Gusto de Valdavia. 

"La importancia de la variedad de miel es por la flora de cada lugar"

Según estos productores de Palencia, la miel realmente no hay que manipularla: "Nosotros cogemos la miel de los panales, la extraemos en frío y la metemos en el bote, que es lo que se conoce como miel en extracción en crudo, y que se diferencia por ejemplo de las mieles de supermercado en que a las segundas las tratan térmicamente, las pasteurizan. Una vez que tú pasteurizas la miel, siempre sigue líquida, pero por ejemplo nuestras mieles, como la de brezo, de bosque o de castaño, cristalizan en un proceso natural", asegura apicultor sobre la textura que debe tener la miel a simple vista. 

Según Montse Machado, de Flor de Raíña, para producir su miel es fundamental que el terreno esté libre de plaguicidas, evitando las zonas con ganadería y agricultura intensiva: "Al haber ese tipo de labores, al final la flora se ve perjudicada con los tratamientos que utilizan los grandes agricultores y grandes ganaderos, y eso no ocurre en nuestra zona", confiesa la apicultura, que no descarta comenzar a producir en ecológico. 

Propóleo, un antibiótico natural

Si el mundo herbolario y medicina natural está en tu lenguaje habitual, es bastante probable que ya tengas a mano un botecito de propóleo del que echar mano en esas épocas de bajas defensas. "El propóleo son resinas que las abejas utilizan para tapar agujeros, para evitar que cualquier cuerpo extraño que ellas detectan como una posible infección les afecte, y lo propolizan. Esto quiere decir que el propóleo es un antibacteriano muy potente. Ellas mismas, dentro de la comida o de la miel, utilizan propóleo", aseguran desde Con Gusto de Valdavia, que aunque no comercializan propóleo, sí lo producen para su propio autoconsumo. "A nivel consumo humano es un antibacteriano natural, un antibiótico. Se utiliza mucho para la garganta y se puede utilizar incluso para curar heridas", matiza el apicultor. 

Desde Miel de Raíña aseguran que ellos comercializan tintura de propóleo que es una composición de 35% de propóleo puro y 65% de propilenglicol para que se diluya el propóleo. "El propóleo está compuesto por resinas, cera, aceites esenciales, polen, es rico en minerales, en vitaminas A, B, B2, B6, C, E… es un antibiótico natural que va bien para la tos, para el dolor de garganta porque es antiinflamatorio, también va bien para eccemas… vale para todo.", corrobora Montse Machado.  

En cuanto al consumo humano de esta sustancia elaborada por las abejas, la apicultora gallega asegura que hay gente que lo consume en gotas y gente que lo acompaña con alimentos: "Hay gente que se lo toma solo, unas diez gotitas por la mañana, por la noche… pero es fuerte. Yo por ejemplo lo echo en una galletita o en un trocito de pan y espero un poquito a que se volatilice el alcohol y luego me lo tomo", confiesa Montse sobre otra de las maneras que tiene de disfrutar de los productos de su colmena. Un auténtico gustazo. 

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