Yo soy el Mandarín: tras la pista de los Diez Anillos en el MCU

‘Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos’ continúa una historia de amplias raíces en Marvel.
Tony Leung y Ben Kingsley
Tony Leung y Ben Kingsley
Tony Leung y Ben Kingsley

La película de Marvel que presenta a su primer superhéroe asiático es también la que ha requerido un encaje de bolillos más complejo entre los cómics y el propio desarrollo cinematográfico del MCU. No es ningún secreto que, como tantos otros movimientos de Hollywood, Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos busca congraciarse con China para engrosar su recaudación a partir del mercado más codiciado actualmente. Tampoco lo es, por otra parte, que las cosas pintan bastante mal para el film de Destin Cretton: el Partido Comunista que gobierna el país se ha negado a importar la película, y lo ha hecho poco después de que otras dos producciones de Disney con asian appeal (Mulan y Raya y el último dragón) se hayan estrellado en su taquilla.

¿A qué viene el rechazo de las autoridades chinas a Shang-Chi? Pues, fundamentalmente, a cuestiones históricas. Más allá de que no les haga mucha gracia la idea de un joven que ha huido de sus raíces para buscar una nueva vida en EE.UU. (caso del personaje que encarna Simu Liu), resulta que el origen de Shang-Chi es inequívocamente racista. El personaje fue creado por Jim Starlin y Steven Englehart en los años 70 con vistas a rentabilizar la fascinación del público americano por Bruce Lee, y no se les ocurrió otra cosa que establecer que fuera el hijo de Fu Manchú, creación obscenamente estereotípica con varias décadas de antigüedad.

Claro está, el Shang-Chi de este film no es exactamente ese Shang-Chi. Su padre no es Fu Manchú, vaya, sino que los guionistas han optado por que el personaje de Liu sea hijo del Mandarín, enemigo clásico de Iron Man. El esfuerzo dista de haber contentado a las autoridades chinas, pero desde luego fortalece la continuidad del Universo puesto que que tanto el Mandarín como la organización que lidera (los Diez Anillos) ya han hecho acto de presencia en compases anteriores del MCU. Hagamos un repaso y comprendamos, de este modo, por qué el Shang-Chi cinematográfico es muy distinto al de las viñetas.

Los Diez Anillos siempre han estado ahí

El primer detalle fundamental de los Diez Anillos es que en los cómics… nunca ha existido en sí misma una organización de los Diez Anillos. Es decir, existen las reliquias que porta el Mandarían en sus brazos, pero estas nunca han servido para nombrar a ningún grupo. Dicho de otro modo, los Diez Anillos es una creación exclusivamente cinematográfica, que debutó en el Universo de Marvel ya en su primera película: Iron Man, estrenada en 2008.

La película dirigida por Jon Favreau no hacía ninguna referencia explícita al Mandarín, pero sí otorgaba a estos terroristas un papel fundamental, hasta el punto de que se podría decir que sin los Diez Anillos no habría existido Iron Man, ni tampoco los Vengadores. Al inicio del film una facción de los Diez Anillos opera en Afganistán, liderada por Raza (Faran Tahir) y habiendo llegado a un acuerdo secreto con el empresario Obadiah Stane (Jeff Bridges), vinculado a Industrias Stark. Su interés por obtener armas de la factoría se topa un buen día con el asalto a un convoy donde, casualmente, se encuentra su líder, Tony Stark (Robert Downey Jr. apadrinando el MCU).

Tony Stark en manos de los Diez Anillos
Tony Stark en manos de los Diez Anillos
Disney

Los Diez Anillos secuestran a Stark y piden un millonario rescate por él, para que poco después intenten aprovechar sus conocimientos en ingeniería. Ayudado por otro prisionero, Ho Yinsen (Shaun Tob), Tony es obligado a construir un misil Jericó, pero al mismo tiempo se las ingenia para construir una protarmadura de Iron Man con la que logra huir de sus captores. Poco después los Diez Anillos y un Iron Man con la armadura definitiva se enfrentarán en la ciudad de Gulmira, y Obadiah Stane traicionará a sus aliados para enfrentarse él mismo al nuevo superhéroe.

En Iron Man, como se puede inferir de este escueto resumen, no hay un gran hincapié en el background de los Diez Anillos, aunque se insista mucho en su poder y en sus años de antigüedad. De primeras solo son despachados como unos terroristas que sirvan como primeros enemigos de Iron Man, sin que su importancia vaya a más en Iron Man 2. Aún así, cabe destacar que en los cómics Iron Man 2: Agents of SHIELD (publicados como puente entre las dos películas de Favreau) vimos a los Diez Anillos ayudar a Ivan Vanko (Mickey Rourke) a llegar hasta Stark, tratando de derrotarle de nuevo a través de las ansias vengativas del villano también conocido como Whiplash.

Fue en Iron Man 3, sin embargo, donde la situación se lió del todo, y los Diez Anillos se bañaron en un descrédito que enfurecería al fandom.

Imagen promocional de 'Iron Man 3'
Imagen promocional de 'Iron Man 3'
Disney

La afrenta definitiva

En Iron Man 3, película de Shane Black tan discutida como deslumbrante, todo parece listo para que Tony Stark se enfrente de una vez al líder sus archienemigos, topándonos con mensajes en vídeo donde el Mandarín, con el rostro de Ben Kingsley, aterroriza a la nación. No obstante, las posteriores pesquisas de Stark y su amigo Rhodey (Don Cheadle) conducen al descubrimiento de que este Mandarín es falso, y que ni siquiera son los Diez Anillos los responsables de los últimos atentados. El nombre del personaje de Kingsley es Trevor Slattery, nada menos, y es un excéntrico acto inglés.

La escena en la que tiene lugar este giro es hilarante (Kingsley es un portento cómico), pero si ya había causado polémica que el papel del Mandarín fuera desempeñado por alguien no asiático, el hecho de que finalmente no fuera el villano de Iron Man 3 irritó a muchos espectadores. Slattery había sido contratado por el empresario Aldrich Killian (Guy Pearce) para responsabilizar a los Diez Anillos de sus propios crímenes, aunque llegado el momento su megalomanía le forzara a declarar que él era el verdadero Mandarín. Nadie se lo creyó, y una vez concluida Iron Man 3 todo seguía igual: una organización milenaria con un temible líder en la sombra.

Trevor Slattery en la cárcel
Trevor Slattery en la cárcel
Disney

Toca hablar, ahora, de los Marvel One Shots. Quizá no lo recuerdes porque el MCU parece llevar décadas con nosotros (las lleva), pero los Marvel One Shots fueron una serie de cortometrajes lanzados entre 2012 y 2014, enmarcados en la Fase 1 y 2 de Marvel. Por norma general aparecían incluidos en la edición doméstica de las películas, y su objetivo era profundizar en algún cabo suelto que hubieran dejado estas, recuperando actores y miembros del equipo para seguir cimentando la esforzada continuidad del macroproyecto. Se llegaron a producir cinco, inaugurando la serie The Consultant en el DVD de Thor.

Al igual que A Funny Thing Happened on the Way to Thor’s Hammer (lanzado junto a Capitán América: El primer Vengador), The Consultant estaba protagonizado por el Phil Coulson que interpreta Clark Gregg. Item 47, acompañante de Los Vengadores, presentaba a Lizzy Caplan y Jesse Bradford como una pareja a lo Bonnie & Clyde que utilizaban la tecnología chitauri para cometer fechorías, y Agent Carter sucedía a Iron Man 3 con un flashback centrado en la amada de Steve Rogers, Sharon Carter (Hayley Atwell) que recibió los aplausos suficientes como para que se produjera una serie dos años después con ella de protagonista.

El Marvel One Shot que más nos interesa es, sin embargo, el último producido, titulado All Hail to the King. Dirigido por Drew Pierce (coguionista de Iron Man 3) nos ilustraba sobre lo ocurrido con Trevor Slattery una vez fue identificado como impostor y enviado a la cárcel. El cortometraje servía para lanzar más gags de este personaje (impagable el momento donde intenta enumerar las razones por las que se metió a la actuación y acaba pareciendo Ramón el Vanidoso), pero también para expandir la historia de los Diez Anillos. Jackson Norriss (Scoot McNairy) entrevistaba a Trevor para entender por qué había aceptado ese encargo, dentro de la cárcel Seagate donde se había convertido en una celebridad.

¿Cuál era el problema? Que Norriss no era un reportero, sino un soldado de los Diez Anillos que quería capturar a Slattery, de forma que este fuera castigado por haber suplantado a su maestro. All Hail the King (poco antes de incluir un inesperado cameo del Justin Hammer que Sam Rockwell encarnó en Iron Man 2) terminaba con Slattery en paradero desconocido, habiendo sido secuestrado por la organización.

Tony Leung en 'Shang-Chi'
Tony Leung en 'Shang-Chi'
Disney

El futuro de los Diez Anillos

Hasta ahora, eso fue todo lo que supimos del Mandarín y los Diez Anillos… si no contamos una breve escena de Ant-Man que, a su estreno en 2015, situaba a un hombre con un tatuaje revelador queriendo adquirir las Partículas Pym. Más allá de este detalle, las acciones de esta organización criminal fueron inevitablemente opacadas por los conflictos intergalácticos (que llevaban a sus enemigos cada vez más lejos de la Tierra) y la aparición de villanos de poder colosal, capaces de provocar que la mitad de la población desapareciera con un chasquido de dedos.

Pero los Diez Anillos han vuelto. Para su película número 25, el MCU ha querido por fin explorar de cerca la formación y naturaleza del clan, estableciendo una conexión directa entre ella y Shang-Chi. El Mandarín aparece oficialmente (nada menos que con el rostro de Tony Leung, habitual del cine de Wong-Kar Wai), aunque prefiere que le conozcamos por su verdadera identidad, que no es Trevor Slattery sino Wenwu. Un guerrero cuya posesión de los Diez Anillos ha garantizado la inmortalidad pero que actualmente atraviesa por graves problemas familiares: no ha conseguido recuperarse de la muerte de su esposa, ha apartado de su lado a su hija y Shang-Chi, quien debiera ser su heredero, ha huido a EE.UU. con la negativa de convertirse en un criminal como él.

Shang-Chi y los diez anillos supone, por tanto, el vehículo de lucimiento para unos nombres que han formado parte del MCU desde su mismo inicio. Han sido necesarios 13 años, pero por fin los Diez Anillos tienen su propia película… y el Mandarín puede actuar en su propio nombre. Solo esperamos que el castigo de Trevor Slattery no esté siendo muy severo.

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