La taquilla inicial de 'Flash' apunta a que sí hay fatiga de superhéroes después de todo (o al menos fatiga de DC)

La recaudación de esta película en su primer fin de semana ha dejado mucho que desear.
Sasha Calle rodeada de Flashes
Sasha Calle rodeada de Flashes
Warner Bros.
Sasha Calle rodeada de Flashes

En los albores de la pandemia, y en sintonía al ambiente apocalíptico, cundió la sensación de que el blockbuster tenía los días contados. Ocurría a raíz de la clausura de cines a lo largo de todo el mundo, del afianzamiento del modelo streaming (con majors como Warner obligándose a capitular con lanzamientos simultáneos en salas y HBO Max) y del epílogo tan hermoso que podría haber supuesto el año anterior a la pandemia, 2019. Era el año en que se había estrenado Vengadores: Endgame. La película más taquillera de la historia.

Mucho ha cambiado desde entonces, empezando porque Endgame ha perdido ese puesto (a manos de Avatar, la película más taquillera original, que lo recuperó con un reestreno en China) y porque sus directores, Anthony y Joe Russo, han resultado ser los partidarios más contumaces de que el streaming sea el futuro de estas grandes apuestas populares. Pero también ha resultado que la gente sobreestimaba las posibilidades del streaming, y que todo se encaminaba a una burbuja cuyos efectos visibles están representados por la saturación de plataformas y la reestructuración de Disney+ y HBO Max (o Max).

El streaming ha frenado su avance pero, ¿ha significado eso que el trono le haya sido devuelto a la exhibición tradicional? No exactamente, más bien se ha dado una dispersión de las audiencias, arrojando el consumo general a una ambivalencia que trae de cabeza a los analistas. Ni el cine ha resucitado del todo, ni el streaming ha sido enterrado (ahí está Netflix presumiendo de que la restricción de cuentas compartidas no ha supuesto la escabechina que el mundo esperaba). Aunque esta ambivalencia no implica la imposibilidad de atisbar conclusiones: sí parece claro que a través de ella un género está perdiendo su apoyo.

¿Adiós superhéroes?

Precisamente, el género que culminaba Endgame en 2019, el superheroico. Los tres últimos taquillazos categóricos de estos meses no son películas de superhéroes, entendiendo lo de “categórico” según lo que de un tiempo a esta parte entiende Hollywood: películas que sobrepasan la barrera de los 1.000 millones de dólares. Esta barrera ha sido superada por Top Gun: Maverick, Avatar: El sentido del agua y Super Mario Bros. La película. Esta última es, por cierto, la única película de 2023 que lo ha conseguido hasta ahora.

La secuela de Avatar, por su parte, se ha consolidado como la tercera película más taquillera de la historia tras la primera Avatar y Endgame, lo que tampoco llega a ser síntoma de que el cine es lo que era. Cada vez es más difícil superar los 1.000 millones, lo que puede ser un quebradero de cabeza para Hollywood porque esto coincide con un momento en que también parece complicado que el presupuesto de una película de gran estudio no sobrepase los 200 millones de dólares. Es lo que nos lleva a los superhéroes, y particularmente a Flash.

Este fin de semana se ha estrenado Flash y no ha cumplido las previsiones. Apenas ha recaudado 55 millones de dólares en EE.UU., sentenciando que DC no levantan cabeza. A principios de 2023 vio la luz ¡Shazam! La furia de los dioses ganando 125 millones al término de su andadura (con una apertura aún peor que la de Flash, 30 millones en el ámbito doméstico), y antes la tan controvertida Black Adam. Dwayne Johnson quería tan fuerte que su debut en DC tuviera continuidad que falseó las cifras y se ganó la enemistad de Warner, sin disimular una apertura discreta y aún así mejor que la de Flash (67 millones).

Black Adam y Shazam 2 han sido consideradas fracasos al igual que muy posiblemente pasará con Flash, y quizá el caso de la película de Andy Muschietti sea aún más doloroso, pues ha costado 220 millones de dólares y pretendía ser una celebración del Universo DC inaugurado por El hombre de acero hace 10 años, en vísperas de que James Gunn y Peter Safran lo reseteen todo. Black Adam, Shazam 2 y Flash comparten presupuestos desmesurados, así como malas críticas y taquillas que no serían tan decepcionantes de no haber costado lo que costaron.

Black Adam, Shazam 2 y Flash lanzan una primera conclusión: el público está harto de DC. La marca está quemada, acumulando los fracasos de Aves de presa y El Escuadrón Suicida, y las condiciones en las que Wonder Woman 1984 vio la luz (sin tanto varapalo económico, pero sin los alicientes como para que Gunn y Safran no cancelaran Wonder Woman 3). Como excepciones tenemos la buena taquilla de Joker y The Batman en 2022, y de ahí que nuestra deducción sea la misma que la de los gerifaltes de DC Studios: hay que dar puerta al Snyderverso.

Más allá de DC

Ahora bien, ¿basta el destino de las tres últimas películas de DC para certificar que la “fatiga de superhéroes” que se lleva convocando desde hace lustros está aquí? No del todo, porque a principios de junio se estrenó Spider-Man: Cruzando el multiverso y en poco tiempo ha superado la taquilla de la película previa. Además de tener excelentes críticas y de llevar recaudados internacionalmente 496 millones de dólares. Con lo cual la gente no está cansada ni de los multiversos ni de Spider-Man (No Way Home es una de las películas victoriosas que desde la pandemia han superado los 1.000 millones de dólares).

Quitando a Spider-Man de la balanza, ¿la fatiga afecta a Marvel? Aquí las cosas se ponen un poco más feas. En efecto, desde No Way Home el estudio no ha superado los 1.000 millones, acercándose ligeramente con Doctor Strange en el multiverso de la locura y Black Panther: Wakanda Forever, pero haciéndolo con las peores críticas de su andadura y una sucesión de controversias que la acercan a DC. Ahí está el despido de Victoria Alonso a rebufo de las críticas por los efectos visuales (porque esa es otra de los blockbusters carísimos de la actualidad) y los problemas con la justicia de Jonathan Majors.

'Spider-Man: Cruzando El Multiverso'
'Spider-Man: Cruzando El Multiverso'
Sony

Lo que nos lleva a Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, y a cómo le va al MCU en 2023. El inicio de la Fase 5 ha ganado 476 millones de dólares, la mitad de la anterior entrega, Wakanda Forever, con reseñas mejorables. Luego a Guardianes de la Galaxia. Volumen 3 le ha ido mejor con 821 millones, pero su recaudación es sensiblemente menor a la del Volumen 2. Vuelve a dar la sensación de que el interés del público ha disminuido.

En líneas generales, la taquilla de los blockbusters de 2023 no está siendo para tirar cohetes. Sin salir de Disney La sirenita viene cumpliendo sin grandes alardes (467 millones), al tiempo que la recepción de Transformers: El despertar de las bestias ha sido bastante calurosa (227 millones en una semana). Peor pinta tiene lo de Fast & Furious X, que con sus 676 millones viene ganando menos que la anterior película (determinada por el COVID), y muchísimo menos que Fast & Furious 8. Y seguimos con el mismo inconveniente, los presupuestos astronómicos.

Este fin de semana se añade la preocupación de que Elemental, lo nuevo de Pixar, tampoco está brillando apenas (aunque queda por ver cómo reacciona en otros mercados, incluyendo España). Películas que hayan brillado en cuanto a su taquilla son Creed III y Scream VI, y lo han hecho no tanto por el alcance de los ingresos como por lo rentables que han sido. Si hay una conclusión determinante de todo lo expuesto, es que Hollywood debería modular un poco sus inversiones. O, al menos, asegurarse de que luzcan mejor en pantalla. 

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