Spielberg predijo la "implosión de Hollywood" hace 10 años: así se han ido cumpliendo sus palabras

Al cineasta le preocupaba entonces las consecuencias de varios fracasos seguidos de superproducciones.
El cineasta Steven Spielberg.
Steven Spielberg.
El cineasta Steven Spielberg.

Hace diez años, en 2013, Steven Spielberg dio una charla con su amigo George Lucas en una universidad de California. Ocurría un año después de un suceso tan determinante como la compra de Lucasfilm a manos de Disney (alejando Star Wars definitivamente del control de Lucas) y cuando ya había indicios tanto del floreciente poder del streaming como de la suerte de burbuja que estaban puliendo los blockbusters de Hollywood, requiriendo presupuestos cada vez más holgados.

Spielberg entonces supuso que, de seguir este camino, la industria acabaría colapsando. Explicó que sería inminente en cuanto se hundieran en taquilla un puñado de películas cuyo presupuesto rondara los 250 millones de dólares: la exhibición sería incapaz de rentabilizar esa cifra: “Al final habrá una implosión, o un gran colapso. Habrá una implosión cuando tres, cuatro o incluso media docena de películas de gran presupuesto se estrellen, y eso cambie el paradigma”.

Añadió que esto afectaría al precio de las entradas de cine. “Pagarías 25 dólares para la próxima Iron Man, y posiblemente solo 7 dólares para ver Lincoln”. Esto último aún no se ha afianzado, pero hoy sorprende reencontrarse con estas palabras que registrara The Hollywood Reporter porque, en efecto, Hollywood está en llamas. Hace escasas horas el Sindicato de Actores, SAG-AFTRA, rompió la negociación con la asociación de productores (AMPTP) para unirse a la huelga que los guionistas llevan impulsando desde hace más de 70 días.

Con lo que la industria ha quedado completamente congelada: solo resisten producciones independientes cuyo contrato no pase por SAG-AFTRA, o telenovelas. Los intérpretes ni siquiera pueden hacer promoción (ayer el reparto de Oppenheimer se marchó en plena alfombra roja para la premiere, dirigiéndose a los piquetes), y aunque Spielberg no hablara en su intervención de derechos laborales, se da el caso de que todo coincide con una racha especialmente mala para los grandes blockbusters de Hollywood.

Una mala racha

Este 2023 tenemos las excepciones de Avatar: El sentido del agua y Super Mario Bros, pero más allá de ella y de algunos éxitos satisfactorios Hollywood ha incurrido en demasiadas propuestas que apenas cubren un presupuesto de partida gigantesco. Ya que hablamos de Spielberg, observemos qué ha pasado con su saga de Indiana Jones: James Mangold acaba de estrenar su última entrega, Indiana Jones y el dial del destino.

La película ha costado la friolera de 300 millones y aún no ha podido cubrir globalmente esa cantidad, con lo que ahí tenemos el primer gran fracaso. Flash costó cerca de los 250 que identificó Spielberg, 220, y mientras que en EE.UU. apenas llegó a hacer 105 ahora lleva mundialmente 262, igualando inversión sin alardes. La sirenita costó 250 millones justos, pero parece que ha conseguido beneficios, y luego está el presupuesto aterrador de Fast & Furious X: habría cubierto el coste, pero esos 340 millones de dólares eran muy peligrosos.

Por último Elemental, película de Pixar que llega hoy a cines españoles, costó 200 millones de dólares y apenas lleva 259 en todo el mundo (has sido un fracaso ostensible en todos los mercados, salvo Corea del Sur). La industria se ha metido en una dinámica insostenible de presupuestos, que además coincide con el estallido de la burbuja de streaming (con contenidos siendo eliminados de los catálogos para ahorrar costes) y una huelga que terminaría por rematarlo todo. Spielberg no se equivocaba.

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