La India siempre ha sido un territorio enigmático y con una cultura muy llamativa a ojos de los occidentales. Este aura que envuelve a la región asiática ha propiciado que se escriban miles de historias ambientadas allí, algo que se ha mantenido desde hace siglos hasta la actualidad. También ocurre en el cine español, con el último ejemplo de la mano de Salvador Calvo y su nueva película, Valle de sombras.
El cineasta, que también dirigió 1898. Los últimos de Filipinas (2016) y ganó cuatro Premios Goya con Adú (2020), llega ahora con su tercer largometraje, ambientado en la región del Himachal Pradesh, donde se han producido numerosas desapariciones que han provocado que la zona se gane a pulso el título del Triángulo de las Bermudas de la India.
La película se estrenará el próximo 12 de enero en cines y tratará de entrar en los Goya de 2024. La mayor parte de la producción se ha grabado principalmente a casi 8000 kilómetros de distancia. Además, todo el equipo se tuvo que desplazar dos veces al continente asiático al estar muy sujetos a los aspectos climatológicos.
"Tuvimos que ir en dos ocasiones a la India, una en invierno porque necesitábamos que el río Zanskar estuviera completamente congelado. Es casi un personaje más de la historia. Rodamos a principios de febrero y el resto en abril y mayo. Había una zona en la que no podíamos grabar porque no se abrían las carreteras hasta el 15 de mayo, por lo que nos obligaba a meternos en plena primavera", explicó Salvador Calvo a Cinemanía.
La acción principal transcurre en el Valle de Kullu, en Himachal Pradesh, donde se han reportado muchas desapariciones. Es una zona de los Himalayas donde se conserva una climatología especial que propicia el crecimiento abundante de marihuana. Además, tiene un carácter muy sagrado para las religiones autóctonas. Este ecosistema recibe muchos turistas de todo el mundo que buscan experiencias diferentes, pero también ha provocado que muchas mafias operen allí para controlar el tráfico de drogas desde Afganistán hasta el Océano Pacífico.
La coincidencia de turistas y traficantes podría ser la explicación de estas misteriosas desapariciones. Es también el detonante del argumento de Valle de sombras. Miguel Herrán interpreta al protagonista, un joven que viaja hasta la India con su pareja y el hijo de ella. Todo se tuerce cuando son asaltados en su tienda de campaña. Él sobrevive, pero deberá esperar en una aldea remota a que llegue el invierno y congele el río para convertirlo en la única salida y la última opción para volver a la sociedad.
"A la hora de formar el equipo, buscábamos a gente a la que le fuera la marcha, que le gustara la montaña y no le importase grabar en condiciones extremas. Miguel Herrán es un enamorado de la escalada, así que esta película le iba como anillo al dedo", comentó Calvo sobre la elección del actor encargado de interpretar a su protagonista.
Valle de sombras mezcla drama, aventura y thriller, pero no es una película sobre las mafias de la zona ni está centrada solo en la acción. En palabras del cineasta, es "una historia de personajes". Su protagonista no decide cobrar venganza por la muerte de sus seres queridos, sino que lucha por su supervivencia mientras se enfrenta al proceso de perdonarse a sí mismo y asumir lo que ha tenido que hacer.
En este caso, Miguel Herrán es una gran opción para Calvo, ya que "con su mirada te das cuenta de todo, lo que está pensando y sintiendo". Pero por otro lado, el reparto también incluye la participación de gente natural de la zona, que pese a su inexperiencia o las barreras culturales y lingüísticas han sabido integrarse en la producción de la película.
Los personajes son importantes, pero también lo es el entorno y las personas que lo habitan. Aquí se nota mucho la afición del director por los viajes, por los sitios lejanos y desconocidos para nuestra cultura: "Siempre digo que me he criado leyendo a Emilio Salgari, Joseph Conrad, Mark Twain... gente que escribía y contaba historias sobre viajes en mitad del siglo XIX, una época de descubrimiento de otros mundos".
Importancia y dificultad del cine
Hacer cine es algo bonito, pero difícil. Más todavía si no quieres limitarte y, como es el caso de Salvador Calvo, decides rodar en tierras completamente alejadas de la tuya. El primer largometraje del cineasta iba a comenzar a grabarse en 2008, pero la crisis económica desmontó todo y le obligó a esperar casi diez años para poder rodar 1898. Los últimos de Filipinas. Prácticamente una década para reunir los recursos necesarios y hacer una película de este calibre.
Pese al esfuerzo, el director tiene claro su objetivo: "Siempre intento hacer algo que interese al público e invite a ir a las salas de cine. Necesitamos que el espectador vuelva. Tras la pandemia, el cine familiar ha seguido funcionando, pero el drama adulto casi ha desaparecido porque su público no va al cine, prefiere las plataformas. Hay que intentar que el público vuelva a las salas. Recuerdo épocas con grandes títulos, como Master & Commander o Memorias de África... Estaban hechas para verlas en el cine".
Por el momento, Valle de sombras está prácticamente terminada y lista para aterrizar en la gran pantalla. Tocará algo de descanso después del estreno, pero Calvo ya está pensando en su siguiente movimiento, y parece importante. "Tengo otros proyectos, uno en concreto que va a ser muy potente y complejo de hacer", aseguró el director en referencia a su futuro, tan excitante como los viajes que le apasionan.
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