El pasado abril Sandra Bullock estrenó La ciudad perdida junto a Channing Tatum y Daniel Radcliffe. En el reparto también encontrábamos a Brad Pitt, con quien Bullock repetirá en uno de los grandes estrenos de la temporada veraniega, Bullet Train, en cines desde el 5 de agosto. Sin embargo, y tal y como puedo revelar durante la promoción en EE.UU. de La ciudad perdida, estos serán los últimos títulos donde la veamos en un tiempo, ya que la actriz quiere tomarse un descanso. En un principio dio a entender que se trataba de una jubilación efectiva, aunque la actriz que ha entregado a Netflix dos éxitos de la talla de A ciegas e Imperdonable se apresuró a desmentirlo.
“No me retiro, solo voy a pasarme un tiempo lejos de la cámara”, dijo Bullock, insistiendo que prefería disfrutar más de la compañía de su familia. Antes, en Entertainment Tonight, había indagado en los motivos de esta inquietud. “Me tomo mi trabajo muy en serio, pero ahora solo deseo estar con mis hijos y mi familia las 24 horas del día y los siete días de la semana. Eso significa que voy a tomarme un tiempo de descanso”, explicó la protagonista de Speed. “No quiero depender del horario de nadie más que el mío. Estoy tan quemada. Estoy muy cansada y no soy capaz de tomar decisiones saludables e inteligentes, y lo sé”.
En efecto, Bullock reconoce estar quemada de protagonizar películas, algo que ha hecho de forma prácticamente ininterrumpida desde que empezó en el cine a finales de los 80. “El trabajo siempre ha sido constante y he tenido mucha suerte, pero me di cuenta de que se estaba convirtiendo en mi muleta”. La actriz sufre a todos los efectos el síndrome de Burnout o desgaste profesional, reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud como un factor de riesgo laboral. El Burnout provoca conductas y sentimientos negativos ante la presión del trabajo, en tanto a agotamiento físico y emocional, y también en sus versiones más severas dolor de cabeza, náuseas e insomnio.
El estrés laboral que sufre Bullock ha provocado que se retire para pasar más tiempo con su familia, aunque la actriz de 57 años ha destacado que no es un adiós definitivo. Su idea no es abandonar, sino recuperarse, de forma que podamos volver a tenerla pronto de vuelta en alguna película.
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