El próximo 21 de julio se librará en los cines de toda España (y el mundo entero) la batalla cinematográfica del año. Oppenheimer marca el regreso de Christopher Nolan tres años después de Tenet, pero mientras en una sala se oyen explosiones nucleares, en la de al lado se estará viviendo un sueño de color de rosa. Barbie es una de las películas más anticipadas de este 2023 y tiene como rostro más visible a una Margot Robbie que cumple una década en la cúspide de Hollywood.
La actriz ha sido la escogida por Greta Gerwig para dar vida a la muñeca más famosa de la historia en una cinta que promete fantasía y plástico. El de Barbie está siendo, incluso antes del estreno del largometraje, uno de los papeles más importantes de la australiana, que comenzó su andadura en la industria en 2009, aunque no fue hasta 2013 cuando dio el pelotazo: participó, aunque con un papel secundario, en la comedia romántica Una cuestión de tiempo, pero su verdadero salto a la fama llegó gracias a una de las mayores producciones de la década pasada y de la mano de uno de los mejores directores de toda la historia del cine.
En la boca del lobo
Ese 2013, Martin Scorsese estrenó la mastodóntica El lobo de Wall Street, una de sus producciones de mayor presupuesto y la más larga por aquel entonces. La cinta que sigue el meteórico ascenso y la aún más pronunciada caída de Jordan Belfort en el mundo de las finanzas se convirtió en un clásico instantáneo, y es considerada por muchos como la mejor obra del director neoyorquino (a expensas de que se estrene a finales de año Killers of the Flower Moon).
Durante su bacanal vida, el magnate interpretado por Leonardo DiCaprio (en una de sus mejores actuaciones) tiene dos esposas: la primera, Teresa Petrillo (Cristin Milioti), le abandona cuando la situación es insostenible; una de las razones de que eso sea así es la amante de Belfort y posterior segunda mujer, Naomi Lapaglia, que no es otra que Margot Robbie.
La despampanante modelo se introduce en la bacanal vida del broker como un símbolo más de opulencia y descontrol, aunque en cuanto tienen el primer hijo en común, el personaje de Robbie evoluciona hacia un lado mucho más formal, dejando atrás los tiempos de desfase y llegando hasta el divorcio, en un papel en el que la actriz demostró su rango interpretativo.
Las puertas de Hollywood
La aparición en El lobo de Wall Street, aunque a punto estuvo de ser la última de la australiana en una película, abrió las puertas de la industria a una Margot Robbie que, proyecto a proyecto, se convertiría en la estrella que es hoy en día. En 2015 participó en producciones como Focus y Suite francesa, además de hacer un cameo en La gran apuesta, pero su siguiente gran papel llegaría en 2016, cuando interpretó por primera vez a Harley Quinn en Escuadrón Suicida, lo que asentó definitivamente a la de Dalby en Hollywood.
La popularidad de su incursión en el Universo DC sirvió a Robbie para encontrar papeles en otro tipo de producciones, especialmente interpretando a personajes reales: fue Tonya Harding en Yo, Tonya (2017), lo que le valió su primera nominación al Oscar, la reina Isabel I de Inglaterra en María, reina de escocia (2018) y Sharon Tate en Érase una vez en Hollywood (2019) en la que trabajó con Quentin Tarantino y se reencontró con Leonardo DiCaprio.
Ese mismo año también participó en Bombshell, que valió a la actriz su segunda nominación a los premios de la Academia. Tras participar en cintas como Aves de presa, la fallida Amsterdam, la gigantesca Babylon o la recientemente estrenada Asteroid City, en la que aparece en una lista infinita de actores, ahora Margot Robbie llega a Barbieland siendo una de las mayores actrices en todo el mundo (real).
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