Homofobia, Covid y la ira de Scarlett Johansson: así han sido los ajetreados dos años de Bob Chapek liderando Disney

Chapek acaba de ser reemplazado por Bob Iger al frente de la empresa, para alegría de los accionistas.
Bob Chapek
Bob Chapek
Bob Chapek

El pasado junio The Walt Disney Company renovó por tres años el contrato de Bob Chapek como consejero delegado. Era un movimiento esperado, puesto que Chapek apenas llevaba dos años en el puesto, una vez fuera nombrado CEO el 25 de febrero de 2020. No obstante, la gestión de Chapek distaba de haber sido tranquila en este tiempo, afrontando una fase sin precedentes para Disney como era la que suponía la crisis del coronavirus. De ahí que, al poco que Chapek asumiera el cargo, la junta directiva de Disney decidiera mantener junto a él al anterior CEO, el prestigioso Bob Iger. Iger supervisaría la gestión de Chapek hasta finalizar del todo su asociación con la compañía el 31 de diciembre de 2021.

Apenas un año después, Iger ha vuelto. Y no lo ha hecho como supervisor, sino como reemplazo apresurado de Chapek en un movimiento que ha sorprendido a propios y extraños, pero cuya (aparente) motivación principal salta a la vista. En el último trimestre de Disney las finanzas han dejado que desear. Las acciones han caído en un 30% desde que Chapek asumiera el control de la major y el margen de beneficios es escaso, poniendo únicamente Disney+ la nota positiva por el aumento de suscriptores. El consejo de administración ha optado, pues, por deshacerse de Chapek y recuperar a Iger, que a ojos de los accionistas es sinónimo de éxito y tranquilidad: no en vano su gestión, entre 2005 y 2020, consolidó a Disney como líder de recaudación en Hollywood.

¿Cómo lo logró Iger? Básicamente a golpe de adquirir franquicias y productoras. Llegado desde ABC, Iger llevaba apenas un año en Disney cuando compró Pixar en 2006. Posteriormente en 2009 le tocó el turno a Marvel Studios, y en 2012 a Lucasfilm con la codiciada Star Wars. En 2019, finalmente, Disney obró la tesitura histórica de absorber a toda una major de Hollywood, pasando a controlar la recién nombrada 20th Century Studios. ¿Qué ha hecho, frente a estos avances, Bob Chapek? Pues pilotar Disney en un escenario sumamente difícil (no solo por el COVID-19) que finalmente le ha pasado factura.

Los dos Bobs
Los dos Bobs

El coronavirus te da la bienvenida

Robert Alan Chapek nació en Chicago en 1960. Con apenas veinte años trabajó en el emporio publicitario J. Walter Company o Heinz, para ya en 1993 entrar en Disney. Chapek tiene a sus espaldas, pues, cerca de tres décadas de experiencia en la Casa del Ratón, y ha pasado por todo tipo de departamentos. Empezó dentro de Buena Vista Home Entertainment, dedicado a la comercialización doméstica de las películas del estudio para ser nombrado presidente en tiempo récord. Con Chapek al frente, Buena Vista Home Entertainment vivió la transición del VHS al DVD, y luego al Blu-ray. Llegado 2011, Chapek ya era presidente de Disney Consumer Products a cargo de todo el merchandising que pudiera salir de las IPs de la compañía. Que era, evidentemente, mucho.

En 2015 cambió de sector para liderar Walt Disney Parks and Resorts, cambiando los juguetes y los DVDs por la gestión de parques temáticos. Bajo su mando se finalizó la construcción del Disneyland de Shanghai y fueron construidos tanto Pandora- The World of Avatar como Star Wars: Galaxy’s Edge: esta última una celebrada expansión del Walt Disney World que había posibilitado la reciente adquisición de Lucasfilm. Chapek, durante buena parte de su carrera, estuvo alejado de las películas en tanto a proceso creativo (algo que ha afectado a su gestión, según algunas voces) aunque igualmente a partir de 2018 fue uno de los ejecutivos encargados de la puesta en marcha de Disney+.

Cuando en febrero de 2020 se consumó el reemplazo de Iger por Chapek hubo muchos ceños fruncidos. A la escasa experiencia cinematográfica del nuevo CEO se sumaba que Tom Staggs tenía más apoyos como candidato, y de hecho este era alguien mucho más cercano a Iger de lo que nunca había sido, ni sería, Chapek. Han sido muy publicitados los desacuerdos entre Chapek e Iger, y estos empezaron según la junta prefirió que Iger no se fuera muy lejos para supervisar la gestión del primero en unos tiempos que se preveían difíciles. Porque, en efecto, a pocos días del ascenso de Chapek empezó la crisis del coronavirus.

La experiencia de Chapek con los parques temáticos fue valiosa en esas primeras semanas, dictaminando su cierre inmediato para poco después ensayar varias formas de reapertura. Ya fuera restringiendo los aforos o aplicando protocolos anti-COVID, el nuevo CEO no descuidó una faceta del negocio que, en adelante, iba a quedar tan tocada como la exhibición tradicional. Disney+, por suerte, ya estaba operativa, y ante el cierre continuado de los cines Chapek asumió la postura de otras figuras de la industria a la hora de dar prioridad al streaming. Fue así como planeó el estreno en Disney+ tanto de Mulan (solo siendo distribuida por salas en China, sin demasiado éxito) como de Soul. Mulan vendría con coste adicional pero no así Soul, en un desplante muy criticado hacia Pixar.

Entretanto buena parte de los estrenos se retrasaban y solo lanzamientos en Disney+ como Hamilton o The Mandalorian mantenían alto el pabellón de la empresa. Por eso el Investor Day, celebrado en diciembre de 2020, fue planteado como una demostración de fuerza ante los accionistas, en el mejor de los casos. En el peor, no dejaba de ser un intento desesperado por mantener su confianza, anunciando una carretilla de estrenos directos a Disney+ en materia de series de Star Wars y Marvel. Entonces Chapek ya hablaba abiertamente de un futuro donde la actividad mayoritaria de Disney estaría adscrita al streaming.

Mulán
Fotograma de 'Mulan'
Disney

Un modelo para enfadarlos a todos

Chapek no estaba solo en esa impresión. Más o menos por entonces AT&T, propietaria de WarnerMedia, quiso medrar en el mercado de streaming por la vía de favorecer a HBO Max y acuñar un modelo híbrido que desató un malestar enorme entre los creativos de la industria. Ya era más o menos lo que había ensayado Disney con Mulan, pero la compañía decidió probar a implantarlo de forma definitiva con Marvel. El inicio de la Fase 4, tan delicado por venir después del triunfo categórico de Vengadores: Endgame (bajo gestión de Iger), hubo de aplazarse por el coronavirus, de forma que fuera una serie la que la inaugurara por fin a principios de 2021: Bruja Escarlata y Visión, disponible exclusivamente en Disney+.

El COVID-19 también afectaba al calendario de rodajes (por eso, por ejemplo, también se retrasó Falcon y el Soldado de Invierno aun cuando el plan fuera que se estrenara antes de Bruja Escarlata y Visión), y entre unas cosas y otras Chapek no se vio con aplomo de estrenar Viuda Negra, primera película de la Fase 4, hasta el verano de 2021. Resolvió hacerlo por la vía híbrida: en cines y en Disney+ con Acceso Premium. Es decir, con coste adicional. La medida pareció funcionar al principio… al menos hasta que a finales de julio Scarlett Johansson demandara a la compañía por incumplimiento del contrato.

Johansson, actriz de Viuda Negra, proclamó que sus ingresos por la película habían quedado afectados por el estreno simultáneo en Disney+. La respuesta inicial de la directiva de Chapek fue sumamente criticada, ya que optó por atacar la actitud de la actriz. “Su respuesta es especialmente triste y angustiante por la cruel indiferencia que muestra ante los efectos horribles, prolongados y globales de la pandemia de coronavirus”. La opinión pública, ni que decir tiene, se puso del lado de Johansson, y la respuesta de Disney llegó a ser tildada de misógina por parte de los abogados de la actriz. Tras el estallido, la demanda de Johansson pasó a progresar bajo arbitraje privado.

Durante los meses que duró el litigio llegó a trascender que la decisión de Johansson (que otros intérpretes en circunstancias similares tantearon imitar) había disuadido a Anthony y Joe Russo, artífices de Vengadores: Endgame, de volver a trabajar con Marvel Studios. Los Russo se marcharon entonces a Netflix para pasar a demostrar en cada entrevista la gran indiferencia que les causaba el modelo de exhibición tradicional, y entretanto los abogados pudieron entenderse de forma que Johansson y Disney llegaran a un acuerdo en octubre de 2021. Ocurrió paralelamente a que Alan Horn, director creativo de la empresa, se jubilara y se procediera a aumentar las responsabilidades de Alan Bergman.

Hoy por hoy Scarlett Johansson y Disney han arreglado las cosas, con la actriz siendo vinculada a futuros proyectos de la empresa. Fue una crisis superada felizmente pero no ocurrió lo mismo, ni por asomo, con la polémica Don`t Say Gay.

Fotograma de 'Viuda Negra'
Fotograma de 'Viuda Negra'
Disney

Apoyar al colectivo LGTBIQ+ puede ser “contraproducente”

Para entender lo que ocurrió en marzo de 2022, cuando más que nunca pareció que los días de Chapek al frente de Disney estaban contados, hay que remontarse a un año antes. Las consecuencias de que la major comprara 20th Century Fox fueron muchas y de variado pelaje, y naturalmente las más traumáticas tuvieron que ver con los puestos de trabajo perdidos. En febrero de 2021 se anunció el cierre de Blue Sky Studios. Los animadores de esta productora asociada a Fox (creadora de sagas como Ice Age) fueron bien despedidos o reasignados a otras áreas de la empresa, generalmente en materia de series auspiciadas por Pixar o Walt Disney Animation. También se cancelaron proyectos, como Nimona.

Nimona se basaba en una novela gráfica de ND Stevenson, e iba a contar con las voces de Chlöe Grace Moretz y Riz Ahmed. Desde el principio cundió la impresión de que Disney paralizaba la película (aun cuando ya estuviera terminada en un 75%) por razones más allá del destino de Blue Sky: resultaba que su trama tenía elementos LGTBIQ+. Chapek fue identificado como uno de los más interesados en que la película no viera la luz (finalmente lo hará de la mano de Netflix y Annapurna Pictures, como supimos el pasado abril), y ocurrió otro tanto con Todos hablan de Jamie. Este musical sobre un joven que quiere ser drag queen fue otro proyecto heredado de 20th Century, y Chapek determinó que se saltara los cines para ser estrenado en Amazon, en septiembre de 2021.

Había más episodios parecidos. La sombra de la homofobia también planeaba sobre la cancelación de la serie animada Casa Búho, y sobre la decisión de que Con amor, Victor (serie derivada de Con amor, Simon) se estrenara en Hulu (plataforma bajo dominio de Disney destinada al público adulto) en lugar de Disney+. Entretanto se habían dado esporádicamente situaciones en las que la empresa editaba algunas de sus producciones para poderse estrenar en mercados tan conflictivos como codiciados, estilo China o Arabia Saudí: a partir de Eternals, sin embargo, Disney trataría de no ceder en estas negociaciones.

Llegamos a marzo de 2022. Poco antes del estreno de Red (nuevo film de Pixar que, como Soul y Luca, iba a ver la luz en streaming), los animadores del estudio del flexo hicieron pública una carta donde acusaban a Disney de haber saboteado sus intentos de introducir diversidad sexual en sus películas. Pese a que Chapek, inicialmente, animaba a los artistas a desarrollar propuestas más diversas, en instancias posteriores los contenidos eran examinados y editados para suprimir cualquier desvío de la cisheteronorma. “Disney ha eliminado casi cada momento de afecto abiertamente gay, sin importarle las protestas de los equipos creativos y los líderes ejecutivos de Pixar”, leíamos en la carta.

“Hemos sido testigos de cómo historias llenas de personajes diversos vuelven de los despachos de Disney convertidas en la sombra de lo que habían sido. Incluso si crear contenido LGTIBQ+ fuera la respuesta a las leyes discriminatorias del mundo, se nos prohíbe crearlo”. La carta llegó en el peor momento posible, cuando en el Senado de Florida se abría paso el Parental Rights in Education Act. Esta ley, apodada por sus detractores Don’t Say Gay, prohíbe tratar temas de orientación sexual e identidad de género en los colegios, además de poner en riesgo a los trabajadores LGTBIQ+ y vetar la ayuda a jóvenes de sexualidad no normativa: los mismos que según estudios son los que sufren las mayores tasas de depresión, ansiedad y suicidio.

El proyecto de ley fue aprobado pocos días después de que los animadores de Pixar denunciaran las injerencias de Disney, y la situación se hizo todavía más incómoda. Debido a los parques temáticos que tan básicos han sido en el currículum de Chapek, Florida es un territorio clave para Disney, con 800.000 empleados trabajando en este estado. Es lo que favorecía que, en el momento que se tramitaba Don’t Say Gay, varios políticos republicanos estuvieran recibiendo de forma regular donativos por parte de Disney. Entre ellos Dennis K. Baxley, ideólogo de la ley, y Ron DeSantis, gobernador de Florida que en la actualidad se posiciona como probable sucesor de Donald Trump.

¿Cuál fue la reacción de Chapek según se descubrió el pastel? Un memorando donde aseguraba “apoyar a políticos republicanos y demócratas a ambos lados de la legislación” y defendía que posicionarse abiertamente en contra de la ley podía ser “contraproducente”.

Imagen de 'Red', de Disney/Pixar.
Imagen de 'Red', de Disney/Pixar.
Disney+

Dos años dan para mucho (dolor de cabeza)

Chapek terminó de hartar a sus trabajadores, y durante semanas hubo manifestaciones frente a la sede de Disney en Burbank. Con toda la opinión pública en contra el CEO no tuvo más remedio que mandar otro memorando, este en tono evidente de disculpa: “Está claro que no se trata solo de un proyecto de ley en Florida, sino de otro desafío a derechos humanos básicos. Me necesitabais para ser un aliado más fuerte en la lucha por la igualdad de derechos y os he defraudado. Lo siento”. Chapek anunció que a partir de ahora suspendía “todas las donaciones al estado de Florida”, al parecer tanto para republicanos como demócratas.

Ocurría cuando el mismo presidente Joe Biden había tuiteado en contra de la ley y, más significativo aún, cuando Bob Iger tuiteó a su vez mostrando su repulsa por el proyecto. Fue visto entonces como el enésimo desplante de Iger a Chapek, apenas tres meses después de que hubiera finalizado del todo su asociación con Disney. En general, durante la trayectoria de Iger ha acostumbrado a percibirse como un tipo más interesado en estimular la creatividad de sus artistas (para eso debe ser muy socorrido comprar todas las empresas habidas y por haber), mientras que Chapek se ha caracterizado por un denodado interés en las finanzas. Las mismas que podían resentirse por la pifia de Florida.

“Creo que somos una empresa infinitamente mejor y más fuerte gracias a nuestra comunidad LGTBIQ+. He fallado, pero soy un aliado con el que podéis contar”, concluía Chapek su memorando. La rectificación no fue muy celebrada (sobre todo porque para cuando llegó la ley Don’t Say Gay había sido aprobada), pero sirvió para apaciguar los ánimos sumándose a la convicción de Disney por no ceder a exigencias homófobas de cara a la exportación de próximos films. West Side Story y Doctor Strange en el multiverso de la locura vieron prohibido su estreno en mercados de Oriente Medio por la presencia de personajes trans y homosexuales, aunque lo más sonado fue el beso entre dos mujeres que presentaba Lightyear, nuevo film de Pixar estrenado en junio de 2022.

Fotograma de 'Lightyear'
Fotograma de 'Lightyear'
Disney

Lightyear, por cierto, recuperó ese beso (previamente eliminado del montaje) como estrategia para enderezar las relaciones públicas. También fue la primera película de Pixar que se estrenaba en cines tras el empeño por relegar al streaming las tres propuestas anteriores. Fue un síntoma de que la principal directriz de Chapek durante su mandato, darle prioridad a Disney+, había perdido un considerable aplomo. Hoy (con la pandemia superada y en vísperas de que Disney celebre su 100 aniversario) la Casa del Ratón sigue haciendo malabares con sus ventanas de exhibición, y a partir de ahora lo hará sin Chapek. 

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