El atentado de Hamás en Israel del 7 de octubre, seguido por la brutal represalia del gobierno de Benjamin Netanyahu contra la población civil de Palestina (bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo), ha conmocionado al mundo en los últimos meses.
En el caso particular de EE.UU., cuya política exterior apoya a Israel, ha provocado una división enorme en la industria del cine. Según esta, figuras como Susan Sarandon y Melissa Barrera han visto afectadas sus carreras por expresar su repulsa contra las acciones de Israel, pero acaso lo ocurrido con Jonathan Glazer sea la expresión más sintomática de esta división.
En La zona de interés Glazer, de ascendencia judía, adaptó la novela homónima de Martin Amis para volver sobre el Holocausto judío desde un acercamiento peculiar. Uno que no tenía por qué ceñirse a las acciones de los nazis sino que tenía un componente más universal, como Glazer terminó de confirmar al ganar el Oscar a Mejor película internacional.
En la última edición de los premios de la Academia Glazer subió a recoger la estatuilla, y su discurso ha causado un malestar creciente en la industria. “Hoy estamos aquí como hombres que rechazan que su judaísmo y el Holocausto sean secuestrados por una ocupación que ha llevado al conflicto a tanta gente inocente”, dijo Glazer.
Entonces ya se palpaba la incomodidad entre el público e incluso quienes acompañaban al director en el escenario. “Ya sean víctimas del 7 de octubre en Israel o el actual ataque a Gaza, todas las víctimas de esta deshumanización, ¿cómo resistiremos?”. En las horas siguientes, Glazer fue atacado por el periodista de ultraderecha Ben Shapiro, así como por otro cineasta que también había ganado en su día un Oscar por retratar el genocidio de los nazis: László Nemes, director de El hijo de Saúl. La situación ha ido a más desde entonces, hasta el punto de que Hollywood Reporter se hace eco de una carta abierta contra Glazer.
Dicha carta está firmada por más de 450 profesionales judíos de Hollywood, entre directores, guionistas, intérpretes y productores. En la carta podemos leer: “Rechazamos que nuestro judaísmo sea secuestrado con el fin de establecer una equivalencia moral entre un régimen nazi que trató de exterminar a una raza de personas, y una nación israelí que trata de evitar su propio exterminio”.
“Cada muerte de un civil en Gaza es trágica. Israel no está atacando a civiles. Su objetivo es Hamás. En el momento en que Hamás libere a los rehenes y se rinda, terminará esta desgarradora guerra. Esto ha sido así desde los ataques de Hamás del 7 de octubre”. La carta se ajusta a la postura del gobierno de Netanyahu, y descarta cualquier vínculo entre la muerte de palestinos y lo que podría denunciar Glazer en su film.
“El uso de palabras como ‘ocupación’ para describir a un pueblo que defiende una patria que se remonta a miles de años y que ha sido reconocida como Estado por las Naciones Unidas, distorsiona la historia. Da crédito al actual libelo de sangre que alimenta un creciente odio antijudío en todo el mundo, en EE.UU. y en Hollywood. El actual clima de creciente antisemitismo no hace sino subrayar la necesidad del Estado judío de Israel, un lugar que siempre nos acogerá, como no hizo ningún Estado durante el Holocausto descrito en la película del señor Glazer”.
A continuación figuran los cientos de firmas, donde podemos identificar a algunas de las figuras judías más notables en Hollywood. Está por ahí Amy Pascal, productora vinculada a Sony y gran responsable de la gestión de los derechos audiovisuales de Spider-Man. También Eli Roth, director que en breve estrenará Borderlands, o la guionista Amy Sherman-Palladino (creadora de Las chicas Gilmore y La maravillosa señora Maisel). En cuanto al ámbito interpretativo nos topamos con el actor Michael Rapaport, la actriz Julianna Margulies de The Good Wife y también Jennifer Jason Leigh.
Figura igualmente Nancy Spielberg, productora que en efecto es la hermana de Steven Spielberg, pero no Spielberg como tal. Glazer aún no ha hecho comentarios sobre las hostiles reacciones suscitadas.
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