El desastre de la precuela de 'El exorcista': se hicieron dos versiones y ninguna convenció

Las exigencias del estudio Morgan Creek provocaron que Paul Schrader y Renny Harlin dirigiesen sus propias versiones de una misma precuela.
Existen dos versiones diferentes de la misma precuela de 'El exorcista'.
Existen dos versiones diferentes de la misma precuela de 'El exorcista'.
Existen dos versiones diferentes de la misma precuela de 'El exorcista'.

En 2004 llegaba a las salas El exorcista: el comienzo, dirigida por Renny Harlin. Una precuela que sustituyó a la de Paul Schrader, enterrada anteriormente por el estudio. Pero el fracaso de la versión de Harlin hizo que la película de Schrader se estrenara en vídeo doméstico en 2005 con el título de Dominion: Prequel to the Exorcist. 

Las secuelas de El exorcista siempre han parecido correr la misma suerte que las víctimas que se cruzan en el camino de Pazuzu, el demonio de la cinta original dirigida por William Friedkin y estrenada ya hace 50 años. El exorcista II: El hereje, dirigida por John Boorman, era un delirio psicodélico intoxicado de filosofía new age que aunque atrevida en su planteamiento, fracasaba en su tono involuntariamente camp, sobre todo si se comparaba con la maestría del filme original.

Tanto fue el fracaso de dicha secuela (uno de los grandes batacazos del Hollywood de los años 70), que la franquicia no regresaría hasta 13 años después, cuando el propio escritor de la novela original, William Peter Blatty, se encargaría de dirigir y escribir la adaptación cinematográfica de su obra original, titulada Legión. Pero ya fuera por la inexperiencia de Blatty como director de cine, la escasa habilidad para gestionar y relacionarse con el equipo técnico de la cinta o por los cambios y reshoots que dieron lugar a la versión estrenada en salas en 1990, lo cierto es que la sombra de Friedkin era demasiado alargada para unas entregas que no recibieron el beneplácito del público y la crítica.

Pero todos los desastres previos palidecerían con la llegada de una cuarta entrega en 2004 que se situaría en la cronología de la saga treinta años antes de los acontecimientos de la entrega original. En ella, seguiríamos a un joven padre Karras (el personaje interpretado por Max Von Sydow en la primera entrega), reminiscente de ese prólogo en Irak con el que arrancaba la cinta de Friedkin. Una cinta que dirigiría Paul Schrader pero que nunca llegaría a las salas, sustituida por una versión dirigida por Renny Harlin. ¿Qué ocurrió para que sucediera esto?

La película de Paul Schrader no se llegó a estrenar en las salas de cine.
La película de Paul Schrader no se llegó a estrenar en las salas de cine.

De Frankenheimer a Schrader

El primer director involucrado en el proyecto fue el cineasta John Frankenheimer, a partir de un guion del novelista Caleb Carr (que reescribiría en 2001 un borrador de guion rechazado, escrito por el guionista William Wisher Jr. y que iba a dirigir Tom McLoughlin a finales de los 90) y el actor interesado para interpretar al joven padre Karras era Liam Neeson. Pero los problemas de salud que arrastraba Frankenheimer hicieron que acabara retirándose de la dirección de la película, algo que también acabaría haciendo Neeson.

Es en ese momento cuando entra en la ecuación Paul Schrader. Lee el guion de Carr, le interesa, aunque modifica algunos pasajes del mismo, añadiendo otros de su cosecha (algo que le granjearía la enemistad de Caleb Carr, como contaría posteriormente Schrader) y decide filmarla, acompañado por la fotografía de Vittorio Storaro y sustituyendo a Liam Neeson por Stellan Skarsgaard.

Pero tras el rodaje de la cinta en Marruecos durante seis semanas y la conversación que mantuvo Schrader con los responsables de la productora Morgan Creek, ambas partes decidieron que la cinta no debía asemejarse lo más mínimo al original de Friedkin. Schrader consideraba que era insuperable y había sido imitada hasta la saciedad durante las siguientes tres décadas, minimizando su capacidad de asombro y terror. Un acuerdo que se rompió cuando el cineasta presentó al estudio su primer montaje de la cinta y no les gustó, considerando que le faltaba terror y sustos, algo que ambas partes habían pactado cuando el cineasta decidió encargarse del proyecto.

Stellan Skarsgard protagonizó las dos precuelas de 'El exorcista'
Stellan Skarsgard protagonizó las dos precuelas de 'El exorcista'

La visión del terror de Schrader

Y vista en perspectiva, la versión de Schrader encaja perfectamente en la filmografía del director. Por supuesto que no es su mejor trabajo (luego hablaremos de cómo y en qué condiciones llega la cinta a estrenarse) pero Schrader sabe integrarla dentro de sus intereses y obsesiones, en especial aquellas acerca de la culpa y el arrepentimiento, como se puede observar en su trabajo como guionista (Toro salvaje) o en cintas dirigidas por él como El reverendo o El contador de cartas, por mencionar algunas de sus obras más recientes.

Schrader arranca la cinta con el mayor pecado del padre Karras, su inacción y culpa indirecta ante las atrocidades de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Un trauma que le acompaña tras la guerra y que explota dos años después cuando llega a un poblado en Kenia, controlado por el ejército británico, para investigar una iglesia bizantina sepultada y encontrada durante una excavación. Así, la presencia del demonio Pazuzu, sirve como metáfora del horror del colonialismo, de la inacción de los hombres y las atrocidades que el primer mundo ha cometido en el tercero.

Por supuesto que hay posesiones demoníacas, elementos sobrenaturales y un horror palpable en la película de Schrader. Pero lo que no hay son los denominados jump scares que irónicamente habían pactado estudio y cineasta. El problema, que Schrader no podía hacer nada, ya que el estudio quería que rodara nuevas secuencias para añadir más terror y sustos a su atrevida y particular aproximación a los mitos de El exorcista. Schrader se negó a ello (sobre todo porque, como comentaba Schrader, esas secuencias no existían en el guion que filmó y por el que se le contrató) y el estudio le despidió inmediatamente, convirtiéndole en un cabeza de turco culpable del desastre de la producción, ayudados por un resentido Caleb Carr que comenzó a difundir bulos sobre el rodaje y la actitud de Schrader en el mismo.

Las exigencias del estudio propiciaron la creación de dos versiones.
Las exigencias del estudio propiciaron la creación de dos versiones.

De Schrader a Harlin

El sustituto de Schrader fue Renny Harlin, un cineasta finlandés que había triunfado en Hollywood entre finales de los 80 y principios de los 90, con títulos como Pesadilla en Elm Street 4, La jungla 2: Alerta roja y Máximo riesgo, y que se estrellaría por un exceso de megalomanía en 1995 con el estreno de La isla de las cabezas cortadas, uno de los grandes fracasos del cine americano de los 90 y que acabaría hundiendo a la productora Carolco.

Harlin no se encargaría de parchear y añadir los elementos que según Morgan Creek le faltaban a la versión de Schrader, sino que directamente la reharía desde cero, manteniendo únicamente de la versión de Schrader a su protagonista Stellan Skarsgaard (amigo de Harlin y con el que había colaborado en Deep Blue Sea) y su director de fotografía, Vittorio Storaro. Y la película cambiaría en su totalidad, añadiendo todo aquello que creían que le faltaba a la versión de Schrader.

Las dos versiones de la precuela de 'El exorcista' son diferentes entre sí.
Las dos versiones de la precuela de 'El exorcista' son diferentes entre sí.

El resultado, un desastre sin paliativos. Del tono sosegado, contemplativo y melancólico de la versión Schrader a una versión de serie z de una aventura de Indiana Jones con efectismos varios marca de la casa Harlin, un uso torticero a partir de flashbacks para contar el trauma del padre Karras y representado de manera directa en la primera secuencia de la versión Schrader. O una mirada sexualizada hacia su protagonista femenina, casi salida de un slasher al uso, inversamente proporcional a la manera de filmarla en la película de Schrader.

Sin olvidar que el conflicto entre población autóctona y colonialistas en la versión Schrader no se regodea en la violencia infligida por los segundos a los primeros, algo en lo que se deleita Harlin. Y lo más importante de todo: la versión de Harlin no consigue evocar ese “terror” que pedían los ejecutivos del estudio, convirtiéndolo en puro fuego de artificio. En cambio, la versión de Schrader, aunque no busca el horror y el escalofrío de manera intencionada, lo que sí consigue es ir creando una atmósfera malsana de manera progresiva.

La creación de dos películas diferentes generó numerosas polémicas.
La creación de dos películas diferentes generó numerosas polémicas.

'Dominion': salvando los muebles

Tal fue el desastre de la versión de Harlin que incluso salió escaldado el propio Vittorio Storaro, cuando la decisión de cambiar el formato de proyección de la película no coincidía con el formato del rodaje, impidiéndole hacer los ajustes necesarios y destruyendo su trabajo en el proceso. El exorcista: el comienzo fue un batacazo artístico y comercial cuando llegó a las salas de cine en 2004.

Para intentar salvarse del naufragio, Morgan Creek decidió recuperar el montaje de Schrader y estrenarla directamente en formato DVD. Algo que ocurriría en el año 2005, renombrándola como Dominion: Prequel to the Exorcist (en España retitulada como El exorcista: El origen. La versión prohibida), para diferenciarla de ese El exorcista: El comienzo, que era la versión de Harlin, aunque curiosamente era el nombre elegido como título original para la versión de Schrader. Un camino tortuoso que serviría para que los aficionados pudieran ser testigos en primera fila de cómo las decisiones empresariales de los estudios son capaces de destruir la mirada personal de un cineasta.

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