Cualquiera menos tú es, posiblemente, lo que Glen Powell habría escuchado si se presentase a un casting como protagonista en una comedia romántica de los ochenta. Tampoco habría gozado de mayor fortuna Sydney Sweeney, a la que, eso sí, mantendrían en marcado rápido Adrian Lyne o Paul Verhoeven. El director Will Gluck, no obstante, tiene otra opinión.
Los tiempos están cambiando. Treinta años más tarde, el venero de las comedias románticas coquetea con la sequía. El que fuera uno de los géneros más populares apenas es capaz de distribuir tres o cuatro películas al año. Sin embargo, un título Viaje al paraíso, con Julia Roberts y George Clooney, recaudó más de 170 millones de dólares, lo que indica que si bien los productores de cine han dejado de creer en el amor, los espectadores no lo han hecho. Cualquiera menos tú es la última confirmación de este fenómeno.
‘Cualquiera menos tú’: Sinopsis
En apenas dos semanas, Cualquiera menos tú amasó casi un millón y medio de euros en nuestro país. Sus números globales son apabullantes: Más de 150 millones de dólares para una película que no costó más de 25. Will Gluck (Con derecho a roce y Rumores y mentiras) ha acudido a la receta original de la comedia romántica para cocinar su éxito. Los ingredientes son pocos pero difíciles de conseguir: un guion divertido, entre lo pícaro y lo tierno, y, especialmente, dos actores con encanto y química.
En este caso, Ben (Glen Powell) y Bea (Sydney Sweeney), una pareja que, tras una cita decepcionante, se reencuentra en una boda australiana. ¿A cuántas comedias nos recuerda este argumento? A muchas. Pero, sobre todo, ¿cuántas de estas películas no merecían la pena? Seguramente, a ninguna.
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