Los 'casi-algo' en el cine: esas otras historias de amor que acaban en nada (o en todo)

El amor, en cualquiera de sus formas, siempre ha sido uno de los temas más explorados del cine. También ese tipo de romance en el que San Valentín nunca llega a celebrarse.
Imagen de la película 'Vidas pasadas'
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Cinemanía
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spot de los Premios Oscar 2024
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El amor ya no es lo que era. En la vida y en el cine, y menos mal —aunque no siempre. Ahora, ese amor al uso que durante décadas cultivaron padres y abuelos (y clásicos de los 80 y 90) ha tomado otros rumbos algo más complejos y cada vez más estandarizados. 

En concreto, esa otra forma de amor que nunca llega a darse pero que tampoco claudica, esa relación que parecía un sí y se queda en un casi. A ojos del espectador, son 'casi-algos'. Y están a la orden del día, también en televisión.

La relación perfecta, ese amor idílico, de película, es algo a lo que todos, desde nuestra cómoda nube, hemos aspirado en la vida. La premisa tradicional de cualquier película romántica de comienzos de los dos mil, pero lo que suele quedar al margen de la trama es esa otra gran historia de amor que a veces empieza y termina en el transcurso de una sola conversación. O de cualquier capítulo de Modern Love, por ejemplo.

Imagen de la serie 'Modern Love'
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Cinemanía

¿Qué es una historia de amor?

Daniel Jones, editor y creador de la columna sobre amor más famosa del mundo, Modern Love de The New York Times, lleva intentando resolver esa cuestión desde 2004. Y cada año, leyendo entre los más de 8.000 relatos que le llegan a la redacción por parte de sus lectores, le resulta más difícil encontrar respuesta. Y es que puede que no haya una fórmula exacta, aunque sí una representación que nos haga poner los pies en la tierra.

En la serie vemos relaciones de lo más variopintas. Desde historias de Amor —Amor, con mayúscula— al amor más modesto, sencillo, y, a veces, hasta efímero. Aquellos amores con fecha de caducidad. Es decir, los 'casi-algo'. En algunos casos, no por ello menos válidos ni sentidos; aunque, en muchos otros, conservados “al vacío: abre fácil, de usar y tirar”, como explica sin remilgos la periodista Sandra Vilches en su estudio Todos los peligros de los 'casi-algo', las relaciones de un mes que terminan en el psicólogo. 

Este tipo de relaciones se han convertido en algo habitual que no se pueden definir como un rollo pasajero ni como un noviazgo tradicional. “Son relaciones que huyen de las etiquetas y resultan difíciles de explicar con el vocabulario tradicional. Se quedan entre el todo y la nada”, sentencia Vilches.

Imagen de la serie 'Sex Education'
Imagen de la serie 'Sex Education'
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En la actualidad, según Juanpe Sánchez López en su ensayo Superemocional: Una defensa del amor (2023), “conviven muchas formas diversas de vivir y entender el amor”. Siendo las más predominantes, además, las que encontramos en los medios audiovisuales y producciones que consumimos. 

Históricamente, el amor ha sido uno de los temas más explorados en el cine y la televisión, ayudando así a perpetuar el concepto (o los conceptos) de pareja e influenciando en nuestra forma de entenderlo y convivir con él. 

Por ello, es de agradecer el nacimiento de series como La vida sexual de las universitarias o Sex Education, que de un plumazo y a base de bien, rompen con todo esto y proyectan otras maneras de amor nunca antes expuestas. También los 'casi-algo' en los que no se llega a celebrar San Valentín.

Los diferentes 'casi-algo'

Los 'casi-algo' en cine pueden ser de lo más variados, pero destacan especialmente dos tipos. Por un lado, aquellos personajes con una despedida escrita, que se enamoran pero no acaban juntos. Es el caso de unos recientes Maeve y Otis en Sex Education, Nat y Andreas en Un amor, Elio y Oliver en Call Me by Your Name, Mia y Sebastian en La La Land, Robbie y Cecilia en Expiación y, por supuesto, es el caso de Tom y Summer en (500) días juntos. 

Posiblemente, estas parejas del nuevo milenio son algunas de las que mejor definen el término en su primera acepción. Es decir, dos personajes que comparten una historia de amor real, alejado de todo ensimismamiento e idealización, pero que, por H o por B, ni acaban felices ni comiendo perdices.

La La Land
La La Land

Podría traducirse como un nuevo modo de entender las relaciones románticas entre los más jóvenes, derivado de “la precariedad y la incertidumbre en la que han crecido, que se traslada a la esfera más íntima de sus vidas: el amor”, continúa desarrollando Sandra Vilches. Relaciones que no llegan a formalizarse. “Todo lo que está pasando en la actualidad es un casi algo”. El inconformismo constante nos empuja a querer y olvidar, para dar paso y espacio a otras relaciones que nos ocupen en cuerpo y mente, creyéndolas siempre mejores.

Pero lo cierto es que, para sorpresa de nadie, los 'casi-algo' vienen de mucho antes. No se trata de un tema generacional, sino que trasciende la edad. Ya en 1995 recibíamos una buena y lacrimógena dosis de cruda realidad en Los puentes de Madison por culpa de Robert Kincaid y Francesca. Ambos se enamoraron y dijeron adiós para siempre a lo largo de cuatro días. Un algo que pudo llegar a serlo todo y se quedo en eso, en el casi.

Asimismo, encontramos esa otra vertiente de los 'casi-algo' tratada en la pequeña y gran pantalla, que son aquellas relaciones entre personajes que discurren entre la tensión y la ambigüedad y nunca llega a suceder nada entre ellos. Así es. Ni un solo beso se materializa. El ejemplo perfecto sería el de los míticos Bob Harris y Charlotte en Lost in Translation.

Los protagonistas de la película de Sofia Coppola se esquivan y buscan durante todo el metraje. Crean una tensión entre ellos más que evidente, y el amor y la ternura que toman forma en cada uno de sus diálogos, miradas, gestos y escasas caricias. Sin embargo, ese presumible beso apenas se materializa efímeramente al final. Una bonita pareja que no llega nunca a establecerse, aunque sí a darse. Al menos, durante unas horas.

Deseando amar

Esa vibración latente entre ambos personajes, la tensión de sus escenas, esos 'casi-algos', toman forma también en los popularmente conocidos shippeos de series de televisión como The Walking Dead con el personaje Daryl Dixon, que experimenta esta extraña relación hasta en dos ocasiones, con Carol y Beth. Y también lo vemos en Juego de tronos, con Brienne de Tarth y Jaime Lannister.

Aunque no solo ocurre en las series. Este atípico amor romántico entre personajes es más habitual de lo que creemos. Sucedía ya en 1988 entre Michelle y Dr. Richard en Frantic y en los 90, con Tyler Durden y Marla Singer en El club de la lucha y ese eterno “Me has conocido en un momento extraño de mi vida” que dolerá toda la nuestra.

Imagen de 'El club de la lucha'
Imagen de 'El club de la lucha'
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Las de Tarantino tampoco se quedan atrás. Al cineasta le encanta recrear ese juego de seducción entre personajes, como veíamos ya en Pulp Fiction entre Vincent y Mia Wallace, y continuamos viendo en Jackie Brown años más tarde con Max y Jackie. Jyn Erso y Cassian Andor en Star Wars: Rogue One; Lobezno y Pícara en la saga de los X-Men; la Viuda Negra y Bruce Banner en las diferentes producciones de Los Vengadores son otros tantos ejemplos de 'casi-algos' que quedan en nada y en todo a la vez.

Y es que la lista de personajes destinados a enamorarse y dejarnos a todos con las ganas puede extenderse tanto como queramos, pero realmente destacan unos pocos. Deseando amar, Diamantes de sangre y Vidas pasadas podría ser quizá el trío ganador en este caso. Pero lo cierto es que es imposible escoger, y así vamos a querer que siga siendo. Un eterno sí pero no que te ofrezca todo lo que, de hecho, vamos a encontrarnos en la vida real. En fin, el amor, en cualquiera de sus formas.

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