El increíble cambio físico de María Pedraza: de bailarina e 'instagrammer' a actriz de 'Las niñas de cristal'

Los tiempos cambian, y las audiciones con ellos. Cada vez hay menos historias sobre aquel intérprete al que un perspicaz director de casting descubrió cuando acompañaba a su amigo a una prueba. Hoy, la partida se juega en otros terrenos y, en ocasiones, el interesado ni siquiera sabe que forma parte de un proceso de selección. Un día, compartes una nueva fotografía en Instagram y, al siguiente, recibes la llamada de un director de España nominado al Óscar. Justo así le ocurrió a María Pedraza. 

La actriz de 27 años no siempre tuvo en mente dedicarse al cine. “Desde que tengo uso de razón, soy bailarina de danza clásica”, confesó en una entrevista para La Vanguardia. Sólo a instancias de su madre, Pedraza comenzó a tomar lecciones de interpretación, que entreveraba con su gran pasión, el baile. 

Su cuenta de Instagram no tardó en llenarse de lánguidas estampas de la madrileña, acodada en las barras de ballet y preferiblemente en blanco y negro. Una cautivadora sucesión de pliés, piruetas y dolorosos primeros planos de pies doblados sobre sí mismos.

Pedraza deslizaba, de cuando en cuando, alguna fotografía desligada del baile: posados con el torso desnudo o retratos en los que, con calculada indiferencia, le devolvía la mirada a la cámara. Los seguidores de su Instagram comenzaron a crecer hasta alcanzar un número más que respetable (no todos, claro, atraídos por su amor a la danza clásica), y las marcas de moda detectaron que Pedraza podría ser un buen escaparate para ellas. La pre-actriz accedió. 

Esteban Crespo, director que había estado nominado al Óscar por el cortometraje Aquel no era yo, estaba preparando la adaptación a largometraje de su segundo corto, Amar. En aquella versión, la protagonista femenina había sido Aida Folch (Cuéntame cómo pasó). En cambio, en el que sería su primer título de larga duración habría varios cambios, y uno de ellos sería el reparto. Tenía que encontrar a Laura. Y lo hizo al toparse con la cuenta de Instagram de María Pedraza.

Un año agitado

Amor se estrenó en 2017. En su primera película, Pedraza coincidió con Natalia Tena (Juego de tronos) o Antonio Valero (El abuelo). El coprotagonista de Amor, por su parte, era Pol Monen, quien pese a su juventud (sólo es dos años mayor que Pedraza) llevaba actuando desde 2004, cuando debutó a las órdenes de Pedro Almodóvar en La mala educación. 

Con Monen, Pedraza compartió varias escenas de cama, lo que conllevó que su presentación como actriz tuviese una doble dificultad: no sólo debía enfrentarse a su primera vez ante una cámara, sino que debía hacerlo estando, en muchas ocasiones, desnuda.

Archivo

Mientras rodaba Amor, Pedraza se embarcó en otros proyectos que vinieron a estrenarse todos a la vez: Si fueras tú, la película; Si fueras tú (serie de televisión); y La casa de papel. En este último, la actriz interpreta a Alison Parker, la hija del embajador británico que está de visita en la Fábrica de la Moneda cuando los atracadores la asaltan.

Una actriz de élite

Su decisivo salto a la fama vino de la mano de Netflix (puesto que La casa de papel, en 2017, aún quedaba lejos de la plataforma roja). En 2018, las puertas del Instituto las Encinas se abrieron para María Pedraza, que pasó a formar parte de la primera promoción de Élite. En esta serie, la actriz se reencontró con sus compañeros de La casa de papel Jaime Lorente, con el que tendría una breve relación, y Miguel Herrán, que mantendría, a su vez, una relación de mayor recorrido con la hermana de María, Celia Pedraza. Al principio del verano, la pareja anunció que esperaba a su primer hijo. 

NETFLIX

Tras Élite, se suceden las producciones en las que María Pedraza aparece en un papel principal o secundario. El círculo se cierra en Las niñas de cristal, de Jota Linares (con el que ya había trabajado en ¿A quién te llevarías a una isla desierta?). En esta película, eslabón perdido entre El cisne negro y Criaturas celestiales, María Pedraza interpreta a una bailarina de danza clásica: Así, la madrileña, que había soñado desde niña con dedicarse al ballet, acabaría llenando un teatro con espectadores que ansiaban verla bailar gracias al cine. 

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