Blanca Suárez lleva más de quince años siendo una de las actrices más conocidas de la industria. La actriz, nacida en 1988, llegó a las pantallas de toda España sin haber cumplido los veinte años, y ahora, con 33, se mantiene en el centro de los focos con una carrera en la que ha cosechado éxitos tanto en series como en películas.
Lleva en primera línea más de una década, en la que ha trabajado con directores como Pedro Almodóvar o Álex de la Iglesia, además de haber protagonizado algunas de las ficciones españolas más exitosas de los últimos tiempos, tanto en televisión como en plataformas de streaming. Esos trece años se notan en el físico de la madrileña, pero aun así sigue acaparando portadas gracias a su rutina de ejercicios (que cumple a rajatabla) y su belleza natural.
Reina adolescente de la televisión
En 2007 llegó al internado Laguna Negra una de sus alumnas más célebres, Julia Medina. Una jovencísima Blanca Suárez de 19 años se daba a conocer a toda España gracias a su conflictivo personaje, que mantenía un romance con Iván (Yon González), una de las parejas adolescentes que han marcado a toda una generación que ahora vive entre la veintena y la treintena.
El alocado final de El internado llegó en octubre de 2010, aunque solo pasarían tres meses hasta que la madrileña volviese a liderar una serie de éxito. A principios de 2011 se estrenó El Barco, otra serie de Globomedia para Antena 3 que conquistó la noche de los lunes (y, durante la última temporada, los jueves) de la televisión española. Suárez, que compartió protagonismo con Mario Casas, se subió a bordo del Estrella Polar con 22 años y no pisó tierra hasta los 25.
Chica Almodóvar
A la par que protagonizó la serie sobre el misterioso colegio, la actriz obtuvo roles secundarios en varias películas como El Cónsul de Sodoma, Fuga de Cerebros y Carne de neón (en las dos últimas también compartió rodaje con Casas), pero no fue hasta 2011 cuando dio el verdadero salto a la gran pantalla. Blanca Suárez entró en el selecto grupo de musas de Pedro Almodóvar en La piel que habito interpretando a Norma, lo que le valió su única nominación a los Premios Goya, como actriz revelación.
El Barco y sus colaboraciones con el director manchego se solaparon, porque el realizador volvería a contar con Suárez para su siguiente proyecto, Los amantes pasajeros (2013), en el que la madrileña encarnó a Ruth, exnovia del personaje de Willy Toledo.
Vuelta a la televisión y Álex de la Iglesia
El 2015, estuvo repleto de proyectos para la actriz de 27 años: se reencontró con Yon González en la comedia Perdiendo el norte y protagonizó dos miniseries completamente distintas, Los nuestros, de Telecinco, y Carlos, Rey Emperador, donde interpretó a Isabel I de Portugal, esposa de Carlos V.
Pero su proyecto de más repercusión fue Mi gran noche, la película de Álex de la Iglesia que marcaría la primera de sus tres participaciones en proyectos del director bilbaíno. Blanca Suárez consiguió una nominación a los Premios Feroz por su papel de Paloma en la cinta. Ya en 2016, participó en su primera producción internacional en Mi panadería en Brooklyn, aunque no le sirvió para dar el salto definitivo a Hollywood.
Regreso al estrellato de las series
El mismo año en el que se estrenó la cinta hispanoamericana, la madrileña protagonizó otra serie para Telecinco, Lo que escondían sus ojos, en la Suárez encarnaba a Sonsoles de Ícaza, la marquesa adelantada a su tiempo que se enamoró de Serraño Suñer (Javier Rey), cuñado de Francisco Franco.
No tardaría mucho en volver a adentrarse en los comienzos del siglo XX, porque en 2017 fue escogida para protagonizar la primera ficción producida por Netflix en España: Blanca Suárez interpretó a Lidia/Alba en Las Chicas del Cable, en la que volvió a sus inicios y compartió rodaje con Yon González y Martiño Rivas. La serie fue un éxito rotundo y devolvió a la actriz a la primera plana de la ficción televisiva y gracias a la cual consiguió un Premio Platino.
Nuevos retos
Blanca estuvo en la Compañía Telefónica Nacional durante cinco temporadas, aunque durante esos cuatro años no paró de hacer cine. De hecho, se adentró en papeles que suponían una novedad en su carrera. En El bar volvió a colaborar con Álex de la Iglesia en el thriller de comedia negra, donde volvió a coincidir con Mario Casas y para el que la actriz tuvo que perder más de nueve kilos.
Al año siguiente, en el que cumplió la treintena, se embarcó en su primer largometraje de ciencia ficción (aunque no al uso) en la cinta de José Luis Cuerda Tiempo después, mientras que en 2019 volvió a colaborar con Netflix en la comedia A pesar de todo, su regreso a la comedia pura desde hacía cuatro años.
Reencuentros
En 2020, una vez finalizada Las chicas del cable, Blanca se reencontró con Javier Rey casi un lustro después en la película El verano que vivimos, donde interpretó a Lucía, la protagonista, y también con el director de la cinta, Carlos Sedes, que ya dirigió algunos capítulos de la ficción de Netflix.
Precisamente la plataforma volvió a confiar en ella al año siguiente para protagonizar su nueva miniserie original, Jaguar, en la que Suárez intenta atrapar a nazis escondidos por la geografía española dos décadas después de que fuesen derrotados en la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo 2021 retomó, aunque solo por un capítulo, el personaje que le dio a conocer: volvió a ser Julia Medina más de una década después, ya con 33 años, en el spin-off de la mítica serie, El internado: Las Cumbres.
Su último proyecto también ha estado ligado a uno de sus mayores colaboradores de toda su carrera: volvió a ser dirigida en una cinta por Álex de la Iglesia en El cuarto pasajero (2022) hasta ahora la última vez que Blanca Suárez ha aparecido en la gran pantalla.
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