Crítica de 'Nowhere' y final explicado: un bonito thriller para Anna Castillo y otro éxito para Netflix

Después de enamorarnos con 'Un cuento perfecto', la actriz catalana se ha convertido en la protagonista de nuestros visionados despidiendo el verano con este thriller sobre una embarazada que lucha por sobrevivir.
Imagen de 'Nowhere'
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NETFLIX
Imagen de 'Nowhere'

Acostumbrados a ver a Anna Castillo en proyectos más desenfadados, y con la todavía reciente adaptación de la novela de Elisabeth Benavent Un cuento perfecto en formato serie en nuestras mentes, la actriz nos sorprendía el pasado 29 de septiembre con Nowhere, el thriller de Netflix que, desde su estreno, ha conseguido colarse en el top 10 de películas más vistas de la plataforma.

En un futuro en el que escasean los recursos, España se ha visto obligada a instaurar un régimen en el que los niños y las embarazadas se han convertido en una responsabilidad de la que el país no puede hacerse cargo. ¿La solución? Matarlos a todos por el bien común.

En un intento por sobrevivir, mujeres y niños buscan la manera de huir a Irlanda (donde estas medidas no han sido aprobadas) escondidos en contenedores marítimos. Pero, por una sucesión de hechos, el personaje de Castillo acabará sola y embarazada atrapada en un contenedor a la deriva. Así es el nuevo éxito de la actriz.

Crítica de 'Nowhere'

Valoración:

A los amantes de las distopías les encantará la premisa: un mundo en el que se persigue a los niños y a las embarazadas para matarlos por falta de recursos es lo único que se necesita para captar la atención de aquellos obsesionados con las historias futuristas. Ambientémoslo en España y pongamos a Anna Castillo como protagonista y admitiremos que la película ya se ha ganado nuestra atención.

Pero Netflix nunca deja las cosas a medias... Subamos al barco (nunca mejor dicho) a los obsesos del thriller: a esta fórmula casi perfecta, y para hacernos sufrir durante casi dos horas, la plataforma le suma el terror de ver a una embarazada luchar sola por su vida en mitad del mar. Y así, entre distopías y sufrimiento, es como Netflix ha conseguido, una vez más, añadir a sus producciones una película que, como cabía esperar, no ha pasado desapercibida entre su infinito catálogo. 

Imagen de 'Nowhere'
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Un reconocimiento en el top 10 de la plataforma que, tras ver la película, se confirma como merecido, principalmente, por dos razones. Sin casi diálogos, sola ante la cámara y en un género en el que no estamos acostumbrados a verla, la interpretación de Anna Castillo (primera de las razones) consigue enganchar al espectador a la historia de Mía aún cuando su desarrollo se ve marcado, en alguna ocasión, por una esperada casualidad de esas que hacen poner los ojos en blanco.

De Benavent a esta película dirigida por Albert Pintó, este verano, Castillo ha vuelto a ocupar un hueco en nuestras mentes para quedarse y crearnos la necesidad de querer verla en cualquier registro, en cualquier película y en cualquier serie en la que la catalana decida participar. Su nombre es una de las razones por las que el título ha conseguido destacar entre el catálogo de Netflix pero, tras acabar las dos horas de angustia, es también el motivo por el que la película puede confirmarse como un éxito.

Imagen de 'Nowhere'
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La segunda razón la encontramos en su dirección. En contraposición al terror vivido por la protagonista, y entre golpes y caídas de una embarazada que hacen estremecerse al espectador, encontramos en las escenas más sufridas e impactantes de la cinta  algunos de los fotogramas más bellos de la película. Sin ánimo de hacer spoilers, basta con ver las imágenes promocionales de la producción para hacerse una idea del tipo de película a la que nos enfrentamos.

Sin excesos de sangre, gore o escenas desagradables -únicamente las necesarias para mostrar las peores situaciones que vive la protagonista-, la producción centra sus energías en mostrar los intentos de una mujer por no perder la cabeza, por ella y por su hija, y en darnos una película que va más allá del horror por el horror y en la que no todo siempre sale como uno esperaba.

Sí, Nowhere cuenta con esas míticas casualidades siempre tan oportunas, pero también con unas no tan obvias herramientas al alcance de su protagonista para sobrevivir y, ante todo, con una bonita historia de amor hacia un marido (Tamar Novas) y una hija que sustenta las dos horas de sufrimiento que, finalmente, descubrimos que hemos visto con gusto.

Anna Castillo en 'Nowhere'
Anna Castillo en 'Nowhere'
Cinemanía

Final explicado de 'Nowhere'

¿Cómo termina esta pesadilla distópica? Tras medio mes de intentar sobrevivir mediante las pocas herramientas que le proporcionan las cajas que transportaba el contenedor -con miles de tápers, auriculares y cinta adeshiva como único soporte más allá de las dos botellas de agua, un bocadillo, dos móviles (uno de ellos roto) y alguna que otra herramienta-, Mía da a luz a su hija en mitad de una tormenta. 

A sabiendas de que no sobrevivirán encerradas en el contenedor, el personaje de Castillo decide abrir con el taladro que tiene a su disposición una puerta en el techo. Una vez fuera, consigue alargar su vida y la de su hija pescando en el mar con una red que construye mediante los cables de los auriculares e intenta pedir ayuda lanzando notas de socorro metidas en los tápers que la acompañan a la deriva.

Sin embargo, una noche, tras ser despertada por uno de esos tápers que ha vuelto para chocar con el contenedor (demostrándonos que sus intentos de pedir auxilio han sido inútiles) recibe la llamada de su marido, quien ha recibido un tiro y llama para despedirse antes de morir desangrado. Ahí es cuando la protagonista le confirma que su hija ya ha nacido y se llama Noa, como él quería, en la escena más emotiva y bonita de la película.

Imagen de 'Nowhere'
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A punto de hundirse el contenedor en el que viajan madre e hija, Mía construye una cuna-flotador para su bebé y, finalmente, acaban flotando por el mar hasta que una familia de pescadores descubre la cuna en pleno mar abierto. Atada a ella mediante una cuerda hecha de auriculares, y ya hundida en las profundidades, está Mía. Tras más de dos intentos por revivirla, el personaje de Castillo expulsa el agua de sus pulmones y descubre que ha sido recogida por un barco.

Sin fiarse de ellos, no deja que se acerquen a su bebé, hasta que ve a un niño pequeño que la saluda al otro lado del barco. Es entonces cuando se da cuenta de que lo ha logrado: los pescadores son irlandeses y se acercan a tierra firme, una tierra a la que no ha llegado el régimen y en la que podrán ser libres. Mía y Noa han conseguido sobrevivir.

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