Andrea G. Bermejo Redactora jefa 'Cinemania'
OPINIÓN

Cuatro recomendaciones en Netflix, Prime Video, Filmin y Movistar Plus+

¿Estás harto de cambiar de plataforma sin saber qué ver? Todas las semanas elegimos cuatro películas o series para ti
Ruido de fondo
Ruido de fondo
Netflix
Ruido de fondo

Una de las mejores películas españolas de 2022

Pacifiction, en Filmin

Pocas películas recompensan más la paciencia del espectador como esta última de Albert Serra titulada ‘Pacifiction’. La narrativa de esta cinta sobre un Alto Comisario de la Republica francesa en Tahití mientras la población local está a punto de explotar entre rumores de pruebas nucleares es desconcertante y está repleta de intriga. La forma en la que el director construye el relato en 165 minutos hacen de este título el más seductor del cine español de este año.
Pacifiction.
Cinemanía

No sé qué es más sorprendente. El ninguno de la industria española a Pacifiction, una de las mejores películas españolas del año (no en vano, fue la única que compitió en la sección oficial de Cannes) o la propia historia que cuenta la última película de Albert Serra.

Pacifiction es una suerte de thriller político exótico. De Roller, Alto Comisario de la República destinado en Tahití, en la Polinesia francesa, ha de navegar las mareas ocasionadas por el choque entre los intereses de la población local y el gobierno francés, que planea volver a repetir ensayos nucleares.

Siempre ataviado con un traje blanco tan impecable como sus modales, De Roller (un Benoit Magimel en la cresta de la ola, nunca mejor dicho) simultanea sus incursiones entre locales cabreados, danzas folkóricas, curas puritanos o almirantes borrachos para calmar las aguas. La película, que no es para todos los públicos, es tan elegante como él.

Loca adaptación de Tom De Lillo

Ruido de fondo, en Netflix

Fotograma de 'Ruido de fondo'
Fotograma de 'Ruido de fondo'
Cinemanía

Tremendo salto mortal el que ha dado Noah Baumbach con su última película. Alejándose de sus historias familiares intimistas y de sus personajes excéntricos pero siempre con los pies en la tierra, el director de Historia de un matrimonio ha aprovechado la oportunidad de adaptar la marciana Ruido de fondo, de Tom De Lillo, para firmar su película más alocada y libre.

Ruido de fondo es muchas películas. Es una comedia familiar situada en un campus universitario. Pero también es una película apocalíptica. Y, a la vez, un drama de crisis marital, un thriller existencialista y una película de aventuras ochentera que mira con ojitos al cine de Spielberg y a la ironía y contundencia de los personajes de Wes Anderson, amigo del director.

Baumbach conjuga estos géneros con mayor y menor suerte a lo largo del metraje. Su primera hora de metraje es una demostración de lo capaz que es el director para generar una atmósfera y manejar una puesta en escena tan diferente a su universo habitual. Sin embargo, a medida que la película va mutando parece casi imposible que pierda el foco. Eso sí, siempre resulta un disfrute observar a sus intérpretes protagonistas, Adam Driver y Greta Gerwig, pareja del cineasta.

Abróchate el cinturón

Top Gun: Maverick, en Prime Video

Nadie esperaba que la tardía secuela de este clásico de los 80 fuera a toparse con críticas tan cálidas, pero mucho menos que su conexión con el público fuera a llevarla a coronar la taquilla mundial de 2022. Es la película, en efecto, más exitosa de la carrera de Tom Cruise, aunque finalizando el año hayan empezado a pisarle los talones ciertos seres azules.
Nadie esperaba que la tardía secuela de este clásico de los 80 fuera a toparse con críticas tan cálidas, pero mucho menos que su conexión con el público fuera a llevarla a coronar la taquilla mundial de 2022. Es la película, en efecto, más exitosa de la carrera de Tom Cruise, aunque finalizando el año hayan empezado a pisarle los talones ciertos seres azules.
Paramount

Probablemente no haya un personaje que esté en mayor sintonía con Tom Cruise que Maverick, el piloto de combate más chuleta y rebelde de la historia del cine. Ya era así en la película original de 1986 dirigida por Tony Scott –a quien esta secuela está dedicada– y lo sigue siendo aunque el personaje esté más cerca de la edad de jubilación que de hacer la maniobra de la Cobra a más de 5.000 pies de altura. Por eso, es un jolgorio verlo poniendo patas arriba las normas básicas de la aviación y aguantando como si nada fuerzas G imposibles para cualquier hijo de vecino.

Top Gun: Maverick comienza también con algunas reliquias de la película original. Esas gafas Ray-Ban Wayfarer, la moto Kawasaki en la que Maverick llegaba a Top Gun sin casco y envuelto en un perpetuo atardecer dorado y esas sentimentales fotos con Goose, su amigo querido caído en vuelo cuya muerte todavía no ha conseguido superar. Es fácil pensar en los guionistas de esta secuela considerándola como un museo de la película original. 

De ahí, que esta secuela parezca a veces un calco de aquella: secuencia a secuencia. Desde la vuelta a la escuela Top Gun, un castigo que Maverick ya conocía en la película original por su rebeldía, pasando por una escena musical al son de Great Balls of Fire en el bar de la base naval, y terminando por supuesto por el pertinente romance en el que Jennifer Connelly toma el relevo de la bellísima Kelly McGillis. 

La gran novedad de la película es la relación de Maverick con ‘Rooster’ (Miles Teller), el hijo de Goose que nos permite explorar hasta qué punto la herida de su muerte sigue abierta. La camaradería cambia aquí por cierta relación paternal y ese instinto de protección con el que Maverick por fin pone los pies en la tierra. Esta relación instructor-alumno, en la que uno ve claramente una llamada desesperada de la industria a la gente joven, permite además que escuchemos algunos de las citas más míticas que ya oímos en el filme original: “Si piensas allí arriba, estás muerto” y cosas por el estilo.

Merece una mención la dignidad con la que Iceman, el mítico rival de Maverick en Top Gun, es integrado en la trama, asimilando el cáncer de garganta que sufre Val Kilmer al personaje al que da vida. Por supuesto, también todas las escenas aéreas, mejorando con toda la tecnología del presente unos combates que ya en los 80 impresionaban por veraces, y en las que seguimos teniendo la sensación de estar en un simulador o en un videojuego.

Es cierto que, aunque la secuela quiera calcar a la original, hay una frescura y una espontaneidad en el filme de Tony Scott que esta película es incapaz de reproducir. Viéndola no queda duda de que es una decisión meditada y perseguida por Kosinski y, sobre todo, por Tom Cruise. En estos tiempos inciertos para las salas de cine y para el cine de gran formato sin superhéroes detrás, este Maverick con los pies en la tierra ha preferido no arriesgarse.

Sin ella no existiría ‘Mare of Easttown’

Happy Valley, en Movistar Plus +

Algunas temporadas finales llegan cuando ya no te lo esperas. Véase el caso de la serie policial de Sally Wainwright protagonizada por Sarah Lancashire, que seis años después de su segunda temporada tendrá una tercera y última tanda de episodios en la BBC.
Algunas temporadas finales llegan cuando ya no te lo esperas. Véase el caso de la serie policial de Sally Wainwright protagonizada por Sarah Lancashire, que seis años después de su segunda temporada tendrá una tercera y última tanda de episodios en la BBC.
Cinemanía

Había pasado tanto tiempo desde el estreno de su última temporada que ya casi ni esperábamos una tercera. Por eso ha sido tan grata la sorpresa de reencontrarnos con Catherine Cawood, la detective británica sin la que Mare of Easttown no existiría.

Como el personaje de Kate Winslet en la serie  de HBO Max que nos mantuvo enganchados a la pantalla en 2021, Catherine es una policía ruda pero profundamente humana que investiga una serie de crímenes en un entorno deprimido en el que la droga ha hecho sus estragos.

Su talón de Aquiles es Tommy Lee Royce, un criminal de poca monta que violó a su hija y que ahora busca a su nieto, fruto de aquella relación no consentida. Ambos personajes están deliciosamente escritos (por Sally Wainwright) y sus intérpretes (Sara Lancashire y James Norton), van a terminar de convertir  Happy Valley en una de tus series favoritas.

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