Oda a la amistad femenina de Daniel Sánchez Arévalo
Las de la última fila, en Netflix
Sánchez Arévalo se ha pasado a la ficción serializada y le ha salido bien. Muy bien. Acompañado de un elenco de actrices estupendas (sobre todo, digámoslo, Itsaso Arana y María Rodríguez Soto) ha escrito y dirigido una miniserie de seis capítulos que es una oda a la amistad femenina.
Carol, Olga, Sara, Alma y Leo son cinco amigas que se conocen desde que eran compañeras de colegio. Concretamente, desde que un profesor decidió sentarlas en la última fila convirtiéndolas en inseparables. Los años han pasado, ahora llevan vidas muy distintas pero siguen queriéndose igual. Las de la última fila cuenta el viaje de estas amigas cuando a una de ellas le diagnostican un cáncer.
Un documental a la altura de Poitier
Sidney Poitier, en Apple TV
Un rayo de luz no solo fue la primera película de Sidney Poitier como actor. Fue también la primera película que sus padres vieron en un cine. La familia del intérprete era tan pobre que Poitier no supo lo que era un espejo hasta la preadolescencia. Nacido en Bahamas, tampoco supo lo que era la discriminación racial hasta que se fue a vivir a Florida.
El documental de Reginald Hudlin repasa la apasionante vida de este actor que se hizo a sí mismo y puso por delante sus valores a su carrera, convirtiéndose en un referente para la comunidad afroamericana desde sus primeras obras de teatro en Harlem a su Oscar por Los lirios del valle y a su participación en títulos como Adivina quién viene esta noche, película a la que este blog le debe su nombre.
Lo último de Jonás Trueba
Tenéis que venir a verla, en Filmin
“Lo real: los seres, el mundo. Lo real: no otra cosa que el conocimiento de lo real”. La voz de Olvido García Valdés recitando sus poemas resuena en Tenéis que venir a verla, la última e inesperada película de Jonás Trueba. Con una duración de 60 minutos, el filme es más un apunte o un boceto de película que parte de una anécdota banal: dos parejas de amigos llevan tiempo sin verse porque unos se han mudado a las afueras de Madrid, con planes de jardín y bebés, y los otros, siguen llevando la misma vida de siempre en la ciudad.
Cuenta Jonás Trueba que la idea se le ocurrió en el verano de 2020, en plena pandemia, envuelto en esa sensación de irrealidad en la que vivíamos por aquel entonces. Sin embargo, de todas sus películas, Tenéis que venir a verla es la que más conecta con lo real. Ya no es la historia de personajes enamoradizos como los de Los exiliados románticos o buscándose a sí mismos como en La virgen de agosto.
Los protagonistas, una pareja consolidada, observan cómo los amigos que creían incondicionales en las tardes madrileñas tienen otros planes lejos de ellos. Esa pataleta del personaje de Vito Sanz es lo más parecido a una crisis de madurez que hemos visto en el cine de Jonás Trueba. Una pataleta que tiene algo de nueva oda a Madrid, la ciudad que el cineasta consigue retratar con belleza aunque sus edificios sean feos.
Con una elipsis que corta la película en dos, el invierno y la primavera, la ciudad y el campo, Tenéis que venir a verla resuelve en unas pocas secuencias, menos escenarios, tres canciones y los ilusos habituales –Itsaso Arana, Francesco Carril, Vito Sanz, con la novedad de Irene Escolar– un estado de ánimo generacional que muchos habrán sentido sin conseguir ponerle palabras. Que no esperen encontrar recetas por mucho que el título del libro Has de cambiar tu vida, de Peter Sloterdijk, nos lleve a engaño. Esto es como un día en el campo con amigos después de mucho tiempo sin verlos. Puro disfrute.
El valor de la vida según Michel Franco
Sundown, en Movistar Plus+
Una familia veranea en el paraíso. Descansan en hamacas oscilantes, se bañan en piscinas infinitas y beben margaritas mirando al horizonte. Pero si el nombre del director de la película te resulta familiar quizás este escenario de ensueño de cause cierta sospecha. Efectivamente, es Michel Franco.
La muerte de la abuela rompe en dos las vacaciones de esta familia. Mientras que la madre (exquisita Charlotte Gainsbourg) y los hijos vuelan a Reino Unido, su hermano (soberbio Tim Roth) inventa la pérdida de su pasaporte para quedarse atrás. Pero, desde el aeropuerto, no vuelve al hotel de lujo donde se alojaba ni a la embajada a por un nuevo pasaporte sino a una pensión barata en una playa popular de Acapulco, donde pasa las horas mirando al mar y bebiendo cerveza.
Esa decisión insólita es un nuevo pretexto de Franco para hablar de las brutales diferencias de clase y la violencia que atraviesan su país. Como en Nuevo orden, el protagonista viaja del mundo de los ricos al de los pobres para evidenciar de forma más realista y quizás por ello, más grotesca, que estos dos universos conviven a pocos metros de distancia en México. Con una caligrafía clara de planos fijos y tempo denso, enigmático como su protagonista, Franco compone esta película viva en la que todo cambia constantemente, como la vida, manteniéndonos presos de su enigma hasta el final magistral.
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