La playa virgen de Cádiz que esconde los restos de una antigua ciudad romana

El paraje gaditano de Baelo Claudia y la playa de Bolonia fue declarado Monumento Natural en 2001 por la Junta de Andalucía. Desde la cima se divisan la cerca costa africana y el cerrado pinar que contiene el avance de la arena. 

La paradisiaca playa de Cádiz que esconde los restos de una antigua ciudad romana
Playa de Bolonia, a 15 minutos en coche de Tarifa
Europa Press
La paradisiaca playa de Cádiz que esconde los restos de una antigua ciudad romana

La playa de Bolonia, en el extremo oriental de la costa gaditana y con una longitud de cuatro kilómetros de largo por 70 de ancho, entre las puntas Camarinal y Paloma, a 23 kilómetros de Tarifa y a pie de la llamada Silla del Papa, se sitúa una atalaya natural de 479 metros de altitud donde los arqueólogos sitúan el emplazamiento prerromano. Junto a la pequeña aldea que lleva su nombre, y al borde mismo de la playa, se encuentran las ruinas de la antigua ciudad marítima romana de Baelo Claudia

Aquí los romanos encontraron el lugar idóneo para levantar una nueva ciudad, una urbe protegida del Atlántico donde instalar una pujante factoría de salazones y comercializar con el norte de África. La villa, el foro, las tiendas, la basílica y los baños se conservan tal y como los dejaron los romanos en el año 2 después de Cristo (DC), cuando un terremoto aceleró el declive de su fortuna, teniendo que abandonar la zona definitivamente en el siglo VI. Además, de tales desastres naturales en el siglo III, la ciudad fue asediada por hordas de piratas, tanto germánicos como berbéricos.  

Conjunto arqueológico de Baelo Claudia
Conjunto arqueológico de Baelo Claudia
Junta de Andalucía

A la perfecta trama urbana en retícula se le unen unos edificios públicos de enormes dimensiones, lo que pone de relieve el poderío económico que llegó a alcanzar como enlace septentrional al otro lado del Estrecho de Gibraltar. El hallazgo en 2018 de la tumba de la poderosa noble romana Junia Rufina, con su lauda sepulcral en grandes letras de bronce ha devuelto a la actualidad a este importante enclave arqueológico. El paraje fue declarado Monumento Natural en 2001 por la Junta de Andalucía. 

¿Qué pasó con Baelo Claudia?

La ciudad romana de Baelo Claudia, en la costa de Tarifa sufrió a finales del siglo IV un tsunami con olas de más de cinco metros de altura que devastaron una parte importante de este enclave, que, a partir de entonces, no pudo recuperar su antiguo esplendor. La dimensión de la gran ola ha podido ser intuida por la distancia a la que llegaron los sedimentos marinos que dejó tierra adentro y su fecha, precisada, entre los años 365 y 395, porque fueron los años en los que se usó una moneda con fecha de acuñación que fue hallada en la excavación arqueológica de un mausoleo que fue destruido también por el tsunami.

Este tsunami se produjo tres siglos después de que la ciudad sufriera, entre los años 40 y 60 después de Cristo -doscientos años después de su fundación- un terremoto que la afectó gravemente, en una época en la que la villa romana experimentaba una gran prosperidad, gracias a sus preciadas factorías de salazones y salsa garum y al comercio que le permitía su geoestratégica situación.

En esa etapa de esplendor, la destrucción causada por el terremoto fue tomada como una oportunidad para reconstruirla bajo los cánones monumentales de una de ciudad romana, así que fue el momento en el que se construyeron el teatro, el foro, templos, murallas, termas, acueductos y una gran avenida, entre otros edificios. Los restos de la ciudad romana lograron conservarse porque fueron cubiertos por las dunas de arena.

Ruinas, dunas y piscinas naturales

La playa de Bolonia está considerada como un paraíso para los amantes del windsurf y encabeza la lista de las mejores playas de Europa en muchos de los rankings. Su característico paisaje es en realidad de una acumulación de arena formada gracias a los vientos de levante que chocan frontalmente contra la vegetación , y acaba engulléndola. Otro atractivo de la zona es que, en días despejados, es posible divisar África en el horizonte, ya que se encuentra justo en frente de la ciudad de Tánger. 

Las piscinas naturales de Bolonia se encuentran a cuatro kilómetros de la playa en dirección contraria a las dunas. Para llegar hasta ellas es necesario seguir un sendero entre pinares que bordea la costa. Estas piscinas naturales de aguas cristalinas están formadas por el agua del océano Atlántico que queda atrapada entre las rocas cuando baja el nivel del mar, dibujando un paisaje sublime que pueden disfrutar los pocos que se atreven a acercarse hasta allí. 

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