En España hay multitud de destinos conocidos por algunos y desconocidos para otros, perfectos para realizar una escapada en verano y huir un poco del calor. Uno de estos es Mojácar, una ciudad que no parece ser ni de este país ni de este mundo por la belleza paisajística que ofrece. Los tonos blancos de sus casas se asemejan a las que hay en Grecia.
Al oeste de Andalucía, en la comunidad autónoma de Almería, justo al sur de Murcia, se sitúa Mojácar. Es una ciudad de origen árabe con mucho encanto con la que podemos trasladarnos al pasado recorriendo sus calles estrechas adornadas de flores de intensos colores. Ofrece una variedad de monumentos de diferentes épocas, desde el Neolítico pasando por la invasión del ejército árabe y una larga etapa musulmana.
Un recorrido por el pasado de Mojácar
Los primeros movimientos humanos en Mojácar datan de la época del Paleolítico Medio, siendo el Neolítico la que más marcó a la ciudad. Fue justamente cuando varios colonizadores mediterráneos fenicios y griegos se vieron atraídos por la riqueza minera que se encontraba en lugares cercanos a la Sierra Almagrera.
A finales del siglo III a.C. los romanos conquistaron estas tierras, pero en el siglo V fueron invadidas por los bárbaros, que permanecieron en ellas hasta comienzo del siglo VIII, justo cuando llegaron los árabes. “Hasta mediados del siglo XIII, este ‘Monte Sacrum’ estuvo en lo que conocemos actualmente como Mojácar la Vieja, primero visigoda y luego musulmana”, tal y como se afirma en la página oficial de Mojácar.
La ciudad está repleta de símbolos, llamados “muñecos mojaqueros”, que, según se cuenta en la página oficial de Mojácar, se pintaban con almagre (un tipo de arcilla roja que servía para hacer marcas). Estos símbolos se utilizaban para salvaguardar las casas. “Fue bautizado con el nombre de Indalo y refleja un algo superior que protege y ampara de los posibles riesgos que pudieran acechar a personas y lugares, así como la ignorancia y posibles males”, según se afirma en la página web.
La ciudad se abastecía de uno de los aljibes más impactantes de los conservados del antiguos reino de Granada. Durante los años 50, el pintor almeriense Jesús de Perceval fundó el Movimiento Indalino, que ocasionó un aumento de la población.
Monumentos árabes que siguen intactos
En Mojácar las casas se sitúan en la Sierra de Cabrera ocasionando un gran impacto visual donde se mezclan el blanco de las casas, los marrones de la tierra que las rodea y el azul del cielo y del mar. “Las techumbres son planas o de terraza, dando la sensación de casas cúbicas, impenetrables, donde el turista desde fuera no puede visualizar sus laberínticas y empinadas calles. Antiguamente se utilizaban el adobe y la piedra formando techos abovedados”, según se afirma en la página oficial de Mojácar.
La ciudad tiene una puerta de acceso que fue reconstruida en el siglo XVI sobre la original puerta árabe. Se utilizaba como vía de comunicación hacia la cuesta de La Fuente y la Plaza del Caño. En ella se puede observar el escudo de la ciudad. La plaza del Ayuntamiento es otro lugar que hay que visitar. Cuenta con un árbol centenario traído de las Américas por un emigrante. El suelo está repleto de mosaicos formando el símbolo del Indalo.
La Iglesia Parroquial de Santa María se construyó a finales del siglo XVI sobre una antigua mezquita árabe. El interior cuenta con pinturas de los años 80. Se pueden apreciar también imágenes de los patrones de la ciudad: la Virgen del Rosario y San Agustín.
Cómo llegar
El trayecto en coche hasta Mojácar desde Almería es de 1 hora y 21 minutos por la carretera A.7. Desde Cartagena 1 hora y 44 minutos por la carretera AP-7.
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