En las profundidades de la ciudad de Zipaquirá, en el centro de Colombia, se abre un complejo entramado de túneles y galerías subterráneas que forman una enorme mina de sal. Conocida como Catedral de Sal, se ha convertido en una de las atracciones turísticas más populares de la zona, ya que está abierta al público y cuenta con diferentes naves a modo de iglesia, con altares y bonitas esculturas talladas.
La historia de la Catedral de Sal
La historia de la explotación de esta mina se remonta a la época precolombina, puesto que "los antiguos indígenas Muiscas fueron quienes primero se beneficiaron de este enorme yacimiento de sal, la mayor reserva de roca sal en el mundo", señalan desde Turismo de Colombia. Sin embargo, la estructura que a día de hoy se conoce como Catedral de la Sal tiene sus orígenes en 1954.
Ya desde 1932 se tomó la decisión de construir una capilla subterránea en la mina ante la devoción cristiana de sus trabajadores. Esta se inauguró en los años 50, pero tuvo que cerrar en los 90 por la inestabilidad de su estructura; no obstante, se volvió a construir y se reabrió en 1995.
De las estaciones del viacrucis a un espejo de agua
En la Catedral de la Sal nos sentiremos como un auténtico minero. Esta enorme mina se encuentra en el municipio de Zipaquirá, en el departamento de Cundinamarca y está incrustada en el Cerro del Zipa a 180 metros bajo tierra. Como curiosidad, para su construcción se extrajeron 250 mil toneladas de roca sal.
Al acceder a su interior nos toparemos con una temperatura promedio de 14 °C y una oscuridad que se ilumina con un juego de luces de colores. En nuestro recorrido por las entrañas de la tierra iremos recorriendo las diferentes estaciones del viacrucis, representadas en las distintas naves laterales de la iglesia.
Por ejemplo, están las naves del nacimiento y bautismo; la vida y la muerte, y la resurrección. Cada una de ellas cuenta con un altar y esculturas talladas, como el Ángel Guardián, del italiano Ludovico Consorte, o una representación de La Piedad con rasgos indígenas en honor a los Muiscas. Este singular templo religioso de sal se complementa con una enorme cruz en el fondo.
La visita a la Catedral de la Sal se complementa con otras experiencias. Por ejemplo, está el Espejo del Agua, que anteriormente era una salmuera, es decir, un lugar para la saturación de la sal. Sus alrededores están iluminados y se reflejan en el agua creando una increíble ilusión óptica. También se puede hacer la llamada Ruta del Minero, donde los visitantes, ataviados con casco y pico, podrán picar las paredes de la mina y extraer la sal.
Apúntate a la newsletter y recibe en tu correo las mejores propuestas para viajar por el mundo.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios