La región menos conocida de Francia que merece la pena visitar: cultura, historia y encanto medieval

Esta zona del país galo, muy cerca de la frontera con España, es una de las joyas menos conocidas de Europa y en ella se encuentran algunos de los tesoros arquitectónicos más impresionantes que se pueden conocer.
Ciudad de Albi, en Occitania (Francia)
Ciudad de Albi, en Occitania (Francia)
Cristophe Bouthe / Turismo Occitania
Ciudad de Albi, en Occitania (Francia)

Francia es el país más visitado del mundo, y es que en su territorio hay multitud de maravillas que hacen de ella un destino imprescindible. El groso de turistas se los suele llevar París, aunque en todo el territorio hay zonas y regiones espectaculares que también merecen la pena conocerlas, como Occitania. Situada a pocos kilómetros de la frontera con España, es uno de los lugares más impresionantes e históricos a los que se puede viajar en Europa, y motivos no le faltan.

En esta región del sudeste de Francia se pueden visitar pueblos preciosos a solo media hora de España, conocer magníficas ciudades con siglos de historia o visitar algunos de los castillos e iglesias más espectaculares de todo el país, y es que Occitania es una de las grandes joyas ocultas de Europa que tienes que descubrir. Además, sus magníficos entornos naturales no te dejarán indiferente, con ríos serpenteando por las urbes medievales e imponentes montañas erigiéndose por todas partes.

Occitania: los castillos cátaros y las grandiosas iglesias

Catedral de Albi
Catedral de Albi
Benh LIEU SONG

Durante los siglos XII y XII habitaron en Occitania miles de cátaros, una secta religiosa perseguida por la Iglesia que se basaba en principios como los votos de castidad y pobreza o el vegetarianismo. A pesar del continuo hostigamiento, fueron capaces de construir templos, castillos e incluso pueblos enteros que todavía perduran hoy en día. El ejemplo más descomunal del paso de los cátaros por Occitania es la ciudad episcopal de Albi, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La catedral de Santa Cecilia domina se erige a orillas del río Tarn y es uno de los templos más espectaculares de todo Francia. Puede que su exterior haga parecer que la austeridad está presente por todos lados, pero cuando se abren sus puertas, los coloridos mármoles y los frescos deslumbran a cualquiera que se adentre en ella. Además, justo al lado se encuentran el antiguo Palacio de Berbie, actual Museo de Toulouse-Lautrec en honor al cartelista, originario de la urbe.

Catedral y Puente Viejo de Albi.
Catedral y Puente Viejo de Albi.
Leonid ANDRONOV

Pero no se puede conocer de verdad la influencia cátara en Occitania sin visitar los diversos castillos erigidos en la región durante su época de mayor esplendor. Los llamados 'Lastours', cuatro fortalezas situadas a pocos metros de distancia la una de la otra, son solo un ejemplo de la presencia de la secta en la zona hasta que la Iglesia comenzó su terrorífica persecución. Uno de los lugares donde los cátaros encontraron refugio en el extraordinario fortín de Foix, que se asienta sobre un cerro a 60 metros sobre el pueblo.

Carcasona, la ciudadela más grande de toda Europa

Vista de la ciudad medieval de Carcasona.
Vista de la ciudad medieval de Carcasona.
Getty Images/iStockphoto

Uno de los enclaves más conocidos de Occitania es sin duda Carcasona, una ciudad medieval fortificada con dos increíbles murallas concéntricas que prácticamente se ha mantenido intacta a pesar del paso de los siglos. Hasta 52 torres se alzan sobre esta impresionante urbe en la que puedes visitar el espectacular castillo de los Condes o la colorida basílica de Saint-Nazaire, así como otras muchas construcciones que te llevarán al instante a la Edad Media.

Narbona, la joya a unos kilómetros del Mediterráneo

La bella ciudad de Narbona y su catedral.
La bella ciudad de Narbona y su catedral.
NOLIMITPICTURES

Tampoco te puedes perder si viajas a Occitania la preciosa y tranquila ciudad de Narbona, fundada en el siglo II a.C por los romanos y en la que puedes encontrar desde magníficos edificios, como la catedral gótica de San Justo y San Pastor o los castillos de Peyrepertuse y Quéribus, además de multitud de lugares excepcionales para pasear como el Canal de la Robine, también declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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