
Existe un lugar en la Tierra donde la supervivencia es casi imposible, y ya no solo por sus altas temperaturas, sino por todo lo que lo rodea. Se trata del desierto de Danakil, en África, el cual ocupa el noreste de Etiopía, el sur de Eritrea y gran parte de Yibuti.
Temperaturas extremas, manantiales ácidos de colores llamativos y formaciones de sulfuro que brotan de la tierra dejando un aire que puede ser tóxico para la salud, hacen de este lugar todo un infierno y a la vez un paraíso paisajístico.
Un lugar situado en zona volcánica
El desierto de Danakil es una llanura repleta de manantiales de sal, ardientes y ácidos, y con varios volcanes activos que emanan gases tóxicos. El mayor de ellos, donde se sitúa justamente el desierto, se denomina, Dallol, y significa "disolución o desintegración". El cráter Dallol surgió en el año 1926 debido a una explosión ocasionada por el agua al entrar en contacto con el magma, dando lugar a este surrealista paisaje.

Este volcán, al estar rodeado de minerales, expulsa gases tóxicos que no son complatibles con la vida, a excepción de algunos microorganismos que lograron adaptarse a esas condiciones.
Los colores de los manantiales hacen que el panorama sea impresionante, va del naranja, al verde, blanco o amarillo. Esto se debe a las formaciones de azufre y otros minerales que brotan de la tierra. Algunos de estos estanques se sitúan, aproximadamente, a unos 150 metros bajo el nivel mar, haciendo que sea una caldera que atrapa todo el calor.
Temperaturas extremas
Las temperaturas del desierto de Danakil lo convierten en todo un infierno. La máxima registrada es de 46,7 ºC, por lo tanto, es un ambiente extremadamente caluroso y seco.

A pesar de las condiciones, hay un pueblo habitado situado cerca del desierto. Se trata de Afar, que se encuentra en la depresión de Danakil. En él viven nómadas encargados de extraer la sal de los manantiales. Las cortan a mano en losetas y se transportan en camellos.
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