A pocos minutos de España, tan solo cruzando los Pirineos, nos esperan muchos secretos aún por descubrir. Al otro lado de la frontera con Francia encontramos gran cantidad de lugares perfectos para una escapada corta este verano, desde pueblos con muchísimo encanto en el mar o la montaña, hasta enclaves tan mágicos como lagos y cascadas de aguas cristalinas.
Saint-Jean-Pied-de-Port
La preciosa villa medieval de Saint-Jean-Pied-de-Port se encuentra a tan solo 7 kilómetros de la frontera con España. Rodeada por murallas de gres, este pueblo espera al viajero con sus calles empedradas, sus casas de fachadas blancas y ventanas rojas y su pintoresco puente sobre el río Nive.
Lago de Gaube
El lago Gaube nos regala un auténtico paisaje de cuento en los Pirineos. Lo encontramos a 1.800 metros de altitud, en el valle de Cauterets, y con unas aguas calmadas que reflejan las montañas de su alrededor, entre las que destaca el imponente pico Vignemale. Para llegar hasta este mágico lugar podemos hacer una ruta de senderismo de 5 kilómetros desde Pont d'Espagne, desde donde también podemos coger un telesilla para hacer el camino desde las alturas.
Colliure
Un impresionante castillo en el borde del mar, un casco histórico repleto de fachadas de colores, tranquilas terrazas donde admirar las vistas... Esto y mucho más espera al viajero en el bonito pueblo de Colliure. Por sus calles pasearon artistas de la talla de Matisse, y es que muchos de ellos llegaron a esta población atraídos por sus paisajes de postal. El Castillo Real y la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles son algunas de las visitas que nos podemos perdernos.
Cascada de Gavarnie
La cascada de Gavarnie es todo un espectáculo para nuestros ojos. Con sus 423 metros de altura, este enorme salto de agua proviene del deshielo de los glaciares de los Pirineos y nos regala una bella estampa difícil de olvidar. Podemos llegar hasta el lugar mediante una ruta de senderismo de dos horas desde el pueblo de Gavarnie.
Villefranche-de-Conflent
En un entorno de naturaleza privilegiada, justo en la confluencia de los ríos Têt, Cady y Rotja, se alza el pintoresco pueblo de Villefranche-de-Conflent a los pies del macizo del Canigó. Está rodeado de murallas que dan testigo de su pasado como enclave de defensa, y cuenta con un magnífico patrimonio arquitectónico en el que destacan las casas históricas, el puente de San Pedro, la torre campanario del Ayuntamiento, la iglesia de Santiago y el fuerte Libéria, que domina la villa.
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