La fantástica ciudad imperial de Europa que no tiene emperador

Arco de entrada a la ciudad imperial sin emperador.
Arco de entrada a la ciudad imperial sin emperador.
Getty Images
Arco de entrada a la ciudad imperial sin emperador.

Parece sacada de un cuento de princesas o de un decorado de una película romántica, de esas un poco empalagosas. Y si bien es cierto que aquí se han vivido grandes historias de amor, ninguna como la de Maximiliano I, el que fuese emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Hablamos de la bella ciudad austriaca de Innsbruck.

A Maximiliano I se le conoce como el primer alpinista, ya que antes de su época nadie iba a las altas montañas por placer y diversión

El emperador primero se enamoró de la ciudad, algo sencillo ya que la situación de Innsbruck es inmejorable para cualquier amante de la naturaleza, como era este monarca. A Maximiliano I se le conoce como el primer alpinista, ya que antes de su época nadie iba a las altas montañas por placer y diversión. También era un apasionado de la caza, algo de lo que disfrutaba enormemente entre los frondosos bosques que rodean a esta ciudad.

El Tejadillo de Oro es uno de los iconos de Innsbruck.
El Tejadillo de Oro es uno de los iconos de Innsbruck.
Andrei Gustavo Paulmichl

El Tejadillo de Oro

Tanto tiempo pasaba allí que no dudó que convertir a Innsbruck en ciudad imperial. Y para ello no solo le puso ese título a su nombre sino que también mandó construir grandes edificios señoriales y decorar plazas y calles con suntuosos monumentos. Uno de los más destacados y que sigue siendo hoy icono de la ciudad es el llamado Tejadillo de Oro. Esta estructura ubicada en la Ciudad Vieja se inauguró para celebrar su boda con Blanca María Sforza en 1493 y consta de 2.657 tejas de cobre bañadas en oro.

El Tejadillo de Oro conmemora la boda de Maximiliano con Blanca María Sforza en 1493 y consta de 2.657 tejas de cobre bañadas en oro

Los años pasaron y el emperador empezó a pensar más en serio en su legado, por lo que diseñó un gran monumento funerario en el que sería enterrado. Un mausoleo a la altura de un emperador de la Casa de Habsburgo, que reinó en Europa por más de 800 años.

Centro histórico de Innsbruck.
Centro histórico de Innsbruck.
Boris Stroujko

Y se acabó el amor

Aunque bien es cierto que Maximiliano I hizo muchísimo por Innsbruck, los locales terminaron cansándose de que siempre dejase enormes deudas debido a su vida de lujo y desenfreno. Y así, un día decidieron que el emperador no entraría en la ciudad hasta que pagase todo lo que debía. Obviamente, esto le sentó fatal y, tan enfadado como dolido, se volvió a Viena para cambiar su testamento e indicar que ya no quería ser enterrado en El Tirol. Al poco tiempo falleció, sin más tiempo para hacer las paces con su querido pueblo ni volver a cambiar el testamento. Y por eso Innsbruck sigue siendo una Ciudad Imperial, pero sin emperador.

Los habitantes de Innsbruck decidieron que el emperador no volvería a entrar en su ciudad hasta que saldara sus deudas... 
Cenotafio de Maximiliano en la Iglesia de la Corte.
Cenotafio de Maximiliano en la Iglesia de la Corte.
Joaquin Ossorio-Castillo

Una tumba vacía

A pesar de que la tumba de Maximiliano está vacía, sí que merece una visita. El cenotafio (monumento funerario que no contiene el cadáver del personaje a quien se dedica) está ubicado en la Iglesia de la Corte, que por fuera no dice nada, pero sí mucho por dentro. La parte principal está decorada con delicados relieves en alabastro y muestra escenas importantes de la vida del emperador.

La vacía tumba del emperador está rodeada por las imponentes figuras "Schwarze Mander", los "Hombres de Negro"

Pero lo más llamativo es que esta tumba está rodeada por 28 impresionantes figuras de bronce conocidas como “Schwarze Mander” (los "Hombres de Negro"). Son figuras de gran tamaño que cuentan con todo lujo de detalles y que representan a antepasados y familiares del emperador. Con esto quería demostrar que en su familia había sangre de grandes personajes históricos. Algunos lazos son reales, pero otros están cogidos con pinzas…

Vista de la ciudad de Innsbruck entre los Alpes.
Vista de la ciudad de Innsbruck y de los Alpes.
Getty Images/iStockphoto

El Top of Innsbruck

Después de este empacho de historia, toca descubrir ese entorno maravilloso que tanto enamoró a este emperador. La mejor idea es ir hasta el funicular, cuya estación fue proyectada por Zaha Hadid y que se encuentra muy cerca de la Iglesia de la Corte, y subir hasta la zona más alta de Nordkette, conocida como Top of Innsbruck. El camino es comodísimo y las vistas… ¡impresionantes! Seguro que allí empieza otra historia de amor.

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