De norte a sur, España cuenta con un patrimonio religioso impresionante. Desde la más pequeña iglesia de pueblo hasta las catedrales más relevantes, todos estos templos son el mejor reflejo de nuestra identidad cultural a lo largo de los siglos. Recorremos algunas las iglesias españolas más antiguas (visigodas y prerrománicas), auténticas joyas de nuestra arquitectura, que destacan por su belleza, pero también por la sencillez en sus formas.
Basílica de San Juan de Baños de Cerrato (Palencia)
Construida en el año 661 por mandato de Recesvinto, esta iglesia que se encuentra a siete kilómetros de Palencia, tiene a gala ser la más antigua en nuestro país y el edificio religioso más significativo del reino visigodo. A pesar del paso de los siglos, se mantiene en perfecto estado. Cuenta con tres naves y tres ábsides, y aunque con los años ha tenido algunas reconstrucciones, hoy sigue manteniendo su sencilla estructura. Hasta el siglo XVII fue parroquia, pero al construir una nueva iglesia en la localidad, San Juan de Baños pasó a tener categoría de ermita. El precio por visitarla son 2 €, y los miércoles, gratis.
Iglesia de San Pedro de la Nave (Zamora)
De la época medieval, España conserva un rico patrimonio en forma de iglesias, como este bonito templo visigodo, que data del siglo VII. Destaca por su sencillez arquitectónica, sus volúmenes, tanto interiores como exteriores, y su bonita fachada que, por cierto, tiene un reloj de arena, aunque incompleto. También hay que destacar el excepcional estado en el que se mantiene. Originariamente San Pedro de la Nave estaba a orillas del río Esla, pero tras la construcción del embalse de Ricobayo, se trasladó, piedra a piedra, a la población zamorana de Campillo, donde está actualmente. Es Monumento Nacional desde 1912.
Iglesia de Santa María del Naranco (Oviedo)
No puede faltar en esta lista esta impresionantes joya de nuestro patrimonio, que además, es icono del arte prerrománico asturiano. Construida en el año 842 en el monte Naranco, cuenta con una planta rectangular de 21 metros de largo por 6 de ancho y dos pisos, lo que la hace bastante alargada. En un principio no estaba destinada a ser iglesia, sino que estaba pensada para formar parte del conjunto palacial del rey Ramiro I. Una de sus singularidades es su fachada tripartita, pero además, llama la atención que el edificio cuenta con dos fachadas-miradores, destacando el del este como un símbolo turístico de Asturias. Santa María del Naranco se encuentra a cuatro kilómetros del centro de Oviedo y es una visita imprescindible en cualquier viaje a esta ciudad.
San Miguel de Lillo (Oviedo)
A escasos metros de Santa María del Naranco y en el mismo entorno verde asturiano se encuentra esta joya prerrománica. Es otro de los templos construidos en el antiguo Reino de Asturias y está dedicado a San Miguel Arcángel. Mandada levantar también por el rey Ramiro I, de su exterior llama la atención la originalidad del pórtico a distintas alturas, así como su gran fachada y su verticalidad. Desde 1985 está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Precio de la visita: 4 €, entrada general. Los lunes por la mañana la entrada es gratuita.
Santa Comba de Bande (Orense)
Es otro edificio de los visigodos que no debemos pasar por alto. Construido en la segunda mitad del siglo VII, es la segunda iglesia más antigua de nuestro país. Magníficamente conservada y sin grandes modificaciones respecto a su diseño original, tanto su exterior como el interior es de una gran sencillez, en concordancia con el espíritu de la arquitectura visigoda de la época.
Basílica de Santa Lucía del Trampal (Cáceres)
Considerada como la única basílica visigoda en pie de todo el sur de la península, es además una de las que se mantiene en mejor estado de conservación, En ella se pueden apreciar también influencias mozárabes. Tiene dos partes diferenciadas: por un lado, la nave principal, que fue remodelada a finales de la Edad Media, y por otro, la cabecera, que se mantiene en un estado de conservación estupendo, con una estructura muy próxima al original. Está situada en un entorno maravilloso, junto a la Sierra del Centinela, a cuatro kilómetros de la localidad de Alcuéscar, en pleno Camino de Santiago de la Vía de la Plata.
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