A 600 metros sobre el nivel del mar, se alza imponente la fortaleza de Civitella del Tronto. Este castillo domina el pueblo homónimo desde las alturas como una de las más grandes e importantes obras de ingeniería de Europa. Pero a pesar de encontrarse en tierras italianas, esta fortaleza esconde una gran peculiaridad, y es que su origen es español. Además, su aspecto actual es el resultado de una reforma hecha por el rey Felipe II.
Tierras de la familia real borbónica española
El pintoresco pueblo de Civitella del Tronto se encuentra en la región de los Abruzos, concretamente en la provincia de Teramo. Para entender la larga historia de este lugar, hay que tener en cuenta que, hasta la unificación de Italia a finales del siglo XIX, los Abruzos pertenecieron al Reino de las Dos Sicilias, que llegó a estar en manos de la Casa de Borbón-Dos Sicilias, una rama de la familia real borbónica española.
Por su posición estratégica protegiendo la frontera con el Estado Pontificio, en esa zona de dominio español se construyó una impresionante fortaleza con una peculiar forma elíptica, una extensión de 25.000 metros cuadrados y una longitud de más de 500 metros. El castillo no solo fue levantado por españoles, sino que el aspecto que presenta a día de hoy es el resultado de la reforma que llevó a cabo el rey Felipe II en el siglo XVI.
Aprender sobre la historia española en Italia
A partir de 1861, la fortaleza fue abandonada y se fue deteriorando con el paso del tiempo. Sin embargo, gracias a varios trabajos de restauración, a día de hoy se puede visitar perfectamente y así aprender sobre la historia española en tierras italianas. Por ejemplo, en su interior se puede disfrutar de lasmuchas actividades que se organizan allí: desde exposiciones hasta conciertos y conferencias. Incluso acoge el Museo de las Armas, donde se conservan armas y mapas antiguos relacionados con la historia de Civitella del Tronto.
Un recorrido para conocer el castillo nos llevará a través de varios puntos como las amplias plazas de armas, los restos del Palacio del Gobernador, la Iglesia de San Giacomo y el cuartel de los soldados. Además, desde allí nos maravillaremos con unas espectaculares vistas de las casas del pueblo, así como de los macizos de Gran Sasso, Laga, Maiella y los Montes Gemelli.
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