Las costas de Portugal siempre han sido uno de los principales lugares turísticos del país luso, como se puede comprobar en las maravillosas playas del Algarve, que reciben visitantes procedentes de España desde hace mucho tiempo. A lo largo de los casi 1.800 kilómetros del litoral portugués hay impresionantes lugares que se están convirtiendo en destinos muy atractivos para los viajeros de Europa, aunque la mayoría de ellos siempre suele pensar en los más típicos, como Oporto y Lisboa.
Uno de esos paraísos escondidos de las costas lusas es la increíble localidad de Carrasqueira, una pequeña villa situada a apenas una hora de la ciudad de Lisboa, pero en el que el ruido y bullicio de las ciudades parece algo de otro mundo muy lejano. Ubicado en Comporta, en plena Península de Troia, este precioso pueblo costero bañado por el Atlántico es un verdadero remanso de paz.
Carrasqueira, un pueblo digno del Sudeste asiático
En Carrasqueira no hay playas paradisíacas, pero no tiene nada que envidiar a los enclaves más conocidos del Algarve. Esta localidad situada en la Reserva Natural del Estuario del Sado tiene uno de los puertos pesqueros más singulares de toda la Península Ibérica, ya que fue erigido entre los años 50 y 60 íntegramente con madera, siguiendo la arquitectura popular de aquella época. Sus construcciones hechas a base de tableros y pilotes irregulares hace que quienes paseen en él se transporten automáticamente al Sudeste asiático.
Este tipo de edificaciones se conocen como palafitos, y son típicas de lugares muy alejados de Portugal. El motivo de su construcción fue las constantes mareas bajas que se daban en la ría, lo que impedía a los pescadores locales salir a faenar con sus barcas; de ahí, que los habitantes del pueblo decidieran erigir este puerto palafítico tan único en Europa que se ha convertido en un lugar ideal para ver la puesta de Sol.
A lo largo de todo el puerto también hay numerosas cabañas de madera que pertenecen a los propios pescadores y que dotan al lugar de un aspecto incluso más extraordinario. Además, la mayoría de días los propios faeneros venden sus capturas en el propio embarcadero y en el que puede comprar productos frescos típicos de la zona, como por ejemplo las ostras o navajas.
Un destino perfecto para los amantes de la fotografía
Carrasqueira es uno de los siete pueblos que conforman la freguesia de Comporta (junto a Pego, Carvahal, Brejos, Torre, Posanco y la propia localidad de Comporta). En esta villa también se podrá degustar el arroz de lingueirão, especialmente en su calle principal, la avenida dos Pescadores. Además, sus atardeceres sobre el puerto palafítico hacen de este increíble lugar un paraíso para los turistas que no pueden viajar sin su cámara de fotos.
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