Durante el último mes, hemos estado probando los dos nuevos teléfonos plegables de Samsung. Tanto el Fold como el Flip comparten número -el 5-, precio elevado y filosofía, pero son móviles distintos para usuarios muy diferentes. Este es nuestro análisis de una tecnología que todavía huele a nueva, pero que ya está bastante madura.
Análisis del Samsung Galaxy Fold 5
Si solo quieres un teléfono móvil, incluso si quieres el mejor teléfono, comprarse el Samsung Galaxy Fold 5 es absurdo. El Fold es un terminal carísimo, cuesta casi 2.000 euros en su versión más ‘barata’, y tanto por su tamaño, como por su precio, se puede decir que no es un teléfono para todos los bolsillos. Además, si buscas el mejor teléfono que tus euros pueden comprar, es probable que un iPhone o el Galaxy S23 Ultra, de la propia Samsung, –con mejores cámaras, S-Pen de serie y con más batería y durabilidad– sea una mejor opción. Pero, aunque el Fold 5 no sea el mejor teléfono del mundo, sí que es uno de los dispositivos más versátiles y completos que existen.
El Fold es un tablet que cabe en el bolsillo, un cómodo libro electrónico con ejemplares infinitos, un dispositivo ideal para editar vídeos o fotografías, se puede convertir en un ordenador con solo conectarlo a una pantalla aún más grande y, por supuesto, también es uno de los mejores ‘smartphones’ del mercado.
En esta última edición la familia de plegables de Samsung parece haber alcanzado, al fin, la madurez. Su diseño es más refinado y robusto. Cuando está plegado, sus ángulos son rectos, sin huecos estéticamente dudosos y funcionalmente peligrosos. Además, su ‘software’ se ha ido refinando y cada vez son más las ‘apps’ que aprovechan todas las bondades de la mejor y más grande pantalla del mundo en un teléfono inteligente. Por si fuera poco esta nueva versión es compatible con el S-Pen de Samsung, pero por desgracia no está integrado en el terminal y hay que comprarlo por separado con una funda.
Todo es mejor en un panel de 7,6 pulgadas. Todo es igual y, al mismo tiempo, todo cambia. Jugar a un cualquier juego a máxima calidad, navegar por internet o las redes sociales o incluso, simplemente, visualizar una fotografía o un vídeo que acabamos de tomar con sus cámaras, adquiere un cariz nuevo gracias a su enorme pantalla de 120 Hz y con un brillo de 1.700 nits que le permite ser utilizado sin problemas a plena luz del día.
El panel exterior, más alargado que uno tradicional, también tiene muy buena calidad, aunque su uso se vuelve residual: para consultar una notificación de forma rápida o para responder a un wasap con una sola mano. Esta pantalla es totalmente funcional, pero existencia de una mucho mejor con sólo desplegar el terminal, limita mucho su uso en el día a día.
La inclusión del Snapdragon 8 Gen 2, no solo ha mejorado notablemente el rendimiento del terminal, convirtiendo al Fold 5 en uno de los mejores teléfonos del presente y en una garantía de fluidez y potencia de cara al futuro. Lo mejor de este nuevo chip es, sin duda, su mejora en la autonomía general del terminal. Aunque sus 4.500 Mah no sean un alarde de capacidad, son más que suficientes para que el Fold afronte las jornadas más exigentes sin miedo a quedarse sin energía.
A pesar de que ya podemos decir del Galaxy Fold 5 es un titán maduro, que ha pulido sus defectos con el paso de los años, existen todavía carencias que lo alejan de la perfección y dejan margen de mejora para futuras generaciones como una carga más rápida o un mejor apartado fotográfico.
Cinco cámaras con un resultado sobresaliente
El Galaxy Fold 5 iguala al S23 Ultra en número de sensores, pero su calidad y distribución es muy distinta. Como lente principal, el Fold cuenta con una cámara de 50 Mpx con un rango dinámico adecuado, unos colores algo saturados y capacidad de tomar grandes fotografías en prácticamente cualquier circunstancia lumínica.
El gran angular de 12 Mpx pierde definición pero hace muy buenas fotos con luz adecuada. El teleobejtivo de x3 permite imágenes lejanas sin perder calidad.
La cámara selfi de la pantalla exterior tiene buena calidad, pero la de 4 Mpx de la pantalla interior que se oculta bajo la pantalla ofrece fotos pixeladas.
Análisis del Samsung Galaxy Flip 5
El Flip es más bonito que nunca. Su diseño es más refinado y su pliegue, mejor. Como ocurre con su hermano mayor, cuando el teléfono está recogido las líneas son rectas, sin molestos y antiestéticos huecos. El Flip 5 es una pequeña joya de brillante cristal y metal que se desliza sin problema en cualquier bolsillo.
La mayor novedad, más allá de la nueva bisagra, es la pantalla exterior. Es más grande y, por lo tanto, más usable. Este panel de forma desigual invita ser usado, para consultar y responder las notificaciones, cambiar de canción, hacer un selfi con las cámaras principales o incluso para contestar a un wasap o ver un vídeo corto. Todo ello sin necesidad de abrir el teléfono y, de paso, ahorrando batería.
El procesador también ha cambiado. El Snapdragon 8 Gen 2 es una delicia, tanto por su fluidez y pontencia, como por su comedido consumo, que alarga la vida de este ‘smartphone’ que, pese a su pequeño depósito, aguanta sin muchos problemas un día de uso intenso, en parte gracias al uso auxiliar de la pantalla secundaria.
Lo demás no ha cambiado, pero sigue siendo excelente. La pantalla interior tiene una gran calidad y fluidez (120 Hz), se ve bien en exteriores y tiene un formato alargada que permite disfrutar de más contenido de un solo vistazo. La bisagra se ve y se nota al tacto, será un problema para las personas que tengan ‘toc’ y necesiten un panel plano y uniforme, el resto de los mortales se olvidarán pronto de que existe.
Lo mejor del Flip es que es un buen teléfono que además se pliega. Se pliega para caber mejor en el bolsillo, para molar, para poder colgar de una forma física: cerrando el teléfono. Pero también se pliega para poder ‘sentarse’ y, así, a medio plegar, poder disfrutar de un capítulo o hacer una videoconferencia con el teléfono ‘sentadito’ sobre la mesa. O para usar su pantalla trasera de forma cómoda, para aprovechar la calidad de las cámaras traseras para hacernos una foto grupal o grabarnos un vídeo mientras nos miramos.
Lo peor del Flip es que, tal vez para poder plegarse, ha tenido que hacer renuncias y que más allá de la nueva bisagra y la pantalla frontal, a penas incorpora mejoras con respecto a las generaciones anteriores. Sus cámaras de fotos se han quedado estancadas y, aunque la autonomía ha mejorado gracias al procesador, los usuarios más exigentes echarán en falta unos miliamperios extra al final del día y, sobre todo, una carga verdaderamente rápida. En 2023 la carga de 25 W que rellena el 50% en 30 minutos se antoja escasa, al igual que no se entiende que un teléfono móvil que cuesta más de 1.200 euros no incluya el cargador en la caja. Por otro lado el Flip cuenta con todos los extras de un gama alta: resistencia al agua, carga inalámbrica y lo último en conectividad bluetooth y wifi.
En definitiva, el Flip es el más popular y deseado de los plegables. Un teléfono refinado que hará las delicias del usuario que esté dispuesto a hacer unas cuantas de renuncias y a pagar el precio que cuesta doblar este móvil y deslizarlo en el bolsillo.
Pequeñas lentes para un gran resultado en casi cualquier situación
Tal vez es el apartado más flojo. El Flip 5 tiene exactamente las mismas cámaras que su predecesor, dos pequeñitas para caber en su fino cuerpo. Hace muy buenas fotos, pero, prácticamente cualquier otro teléfono de más de 1.000 euros las hace mejores. Su sensor principal y el gran angular tienen ambos 12 Mpx y dan muy buenos resultados. No cuenta con una lente de zoom óptico y el digital llega a x10.
Tiene una cámara frontal de 10 Mpx con buena calidad, pero para selfis lo ideal es hacer uso de las cámaras principales ayudándose de la pantalla secundaria, que en este nuevo modelo, gracias a sus 3,4 pulgadas, luce fenomenal.
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