En consonancia con las buenas prestaciones a un precio atractivo que definen el móvil medio de Realme, la marca siempre ha introducido en sus smartphones de referencia elementos premium para constituir una alternativa frente a los del segmento superior. Seguía sin subir a ese escalón, si bien la aparición de la serie GT dejaba entrever que ese paso iba a llegar. El Realme GT 2 Pro supone su estreno en la gama alta y está a la sugerente altura de las exigencias.
Presentado a nivel internacional junto al GT 2 en el Mobile World Congress de Barcelona, cuesta (promociones aparte) 750 euros en la configuración de 8 GB + 128 GB y 850 euros en la de 12 GB + 256 GB. Respecto a la gama media del fabricante, da un salto en pantalla y en cámaras, a lo que se suma su sobresaliente rendimiento de la mano del Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1 (conectividad 5G), el que sin duda va a ser el procesador estrella de 2022 en el segmento, como se evidencia al fijarse en el número de modelos del segmento que lo integran. Un poderío que se complementa con una interfaz como la de Realme UI 3.0 para vestir Android 12.
En primer término llama la atención por el diseño y la textura de la trasera, inspirada en el papel y obra del diseñador industrial japonés Naoto Fukasawa, con el que Realme vuelve a colaborar tras el Realme GT Master Edition. La plasmación viene determinada a su vez por el ideario sostenible, manifestado en los materiales utilizados en su fabricación (polímeros de base biológica) y en una serie de compromisos de la propia compañía.
El hecho de que para su debut en terreno premium Realme apostara por un diseño personal (firma incluida) y un énfasis tan fuerte en lo eco-friendly generaba ciertas dudas acerca de si era el movimiento idóneo en lugar de efectuar otro tipo de despliegue. Las ventas lo dirán, pero no obstante al tenerlo en las manos se comprueba que el estilo constituye un acierto.
La trasera resulta muy agradable al tacto. Recuerda al cuero vegano de la variante en amarillo y negro del Realme GT, pero a la vez se diferencia de esta. El diseño implica que el teléfono luce limpio y las huellas quedan bastante bien camufladas (ojo, no son inexistentes, que la luz no engaña). El agrado suscitado se ve favorecido por la comodidad debido a su grosor (8,18 mm) y a su peso contenido (189 gramos) así como por el detalle de los bordes de aluminio.
En verde desprende elegancia, aunque en color blanco es especial. Aparte figura un tercer color, el negro, ya sin este diseño y con un perfil más clásico dentro del toque habitual de Realme.
Como se ha comentado, la marca ha depurado y potenciado la calidad de la pantalla, una 2K Amoled de 6,7 pulgadas con aspectos como la tasa de refresco adaptativa de hasta 120 Hz (con la tecnología LPTO 2.0 detrás), la resolución WQHD+, los hasta 1.400 nits de brillo, color de 10 bits, muestreo táctil de 1.000 Hz (con un modo específico) y protección Corning Gorilla Glass Victus. No alcanza la excelencia de por ejemplo la del Samsung Galaxy S22 Ultra, pero desde luego ofrece un nivel notable.
Los móviles Realme deparan en líneas generales fotografías y vídeos que se mueven según los casos entre lo correcto, lo interesante y lo estimable. Un cauce habitual respecto al que se palpa el plus que trae el Realme GT 2 Pro. La marca se decanta por partida doble por los 50 MP, composición casi convertida en tendencia en el segmento. Estos sensores son la cámara principal, la Sony IMX 766, y la ultra gran angular, desarrollada por Samsung y con el reclamo y la singularidad de su campo de visión de 150 grados y del efecto de ojo de pez.
Al móvil le habría sentado de fábula un teleobjetivo como tercer sensor si bien en su lugar tenemos una cámara con microlente de 20x y 40x, una función microscopio que estimula la curiosidad y, dentro de que en el fondo no es muy práctica, da bastante juego.
En el apartado no faltan los vídeos en 8K y 4K, el modo calle, el modo noche, el efecto diorama, el vídeo de vista dual o el modo de estrellas. La cámara del frontal alcanza los 32 MP.
La batería de 5.000 mAh se adscribe al estándar que al usuario le agrada encontrar en cuanto a la capacidad y la autonomía. Se acompaña de la carga rápida SuperDart de 65W, gracias a la cual vuelve al 100% en 33 minutos. La cuestión desprende por supuesto sugerencia, aunque su carácter reconocible la apaga un poco en el sentido de que, al ser la velocidad de carga habitual de los dispositivos destacados de Realme, nos hemos acostumbrado a lo bueno. Sobre todo si se sabe que a medio plazo llegará su evolución, la carga de 150W, la UltraDart.
- Pantalla: 2K Amoled de 6,7 pulgadas (WQHD+, 120 Hz)
- Configuración: 8 GB + 128 GB / 12 GB + 256 GB
- Procesador: Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1
- Cámaras traseras: 50 MP + 50 MP + cámara microscópica
- Cámara frontal: 32 MP
- Batería: 5.000 mAh con carga rápida de 65W
- Conectividad: 5G/4G
- Sistema operativo: Android 12 (Realme UI 3.0)
- Otros elementos: dos nanoSIM, sensor de huella en pantalla, NFC de 360, altavoces duales, Dolby Atmos, Corning Gorilla Glass Victus, trasera fabricada con materiales sostenibles
- Peso: 189 gramos
- Precio: 750 / 850 euros
PUNTUACIÓN 20BITS: 8,5/10
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Lo mejor: el salto materializado
Lo peor: la ausencia de un teleobjetivo.
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