¿Vale el USB-C del móvil para cargar la tablet? La polémica del puerto 'lento' del iPhone abre otro melón: hay que etiquetar los cables

El cambio del conector Lightning al puerto USB-C supone un gran avance, sin embargo, cada móvil de Apple tiene su propio cable para cargar el dispositivo y transferir archivos. ¿En qué se diferencia cada uno?
Captura de pantalla durante la keynote de Apple de la primera imagen oficial de un iPhone con USB-C.
Captura de pantalla durante la keynote de Apple de la primera imagen oficial de un iPhone con USB-C.
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Captura de pantalla durante la keynote de Apple de la primera imagen oficial de un iPhone con USB-C.

Cuando Apple hizo oficial la nueva familia de iPhone 15 el pasado martes, 12 de septiembre, los usuarios notaron un cambio significativo respecto a los modelos anteriores de la compañía de Cupertino. Hablamos del esperado puerto USB-C que sustituye al tradicional conector Lightning, sin embargo, no es otro todo lo que reluce, debido a que la marca de la manzana mordida vuelve a 'sembrar el caos' con los cables que se pueden adoptar a este conector.

Según un documento de soporte compartido por Apple, el fabricante ha implementado el USB-C a dos velocidades en función del iPhone 15 que compres, no obstante, hay que tener bastante cuidado con este aspecto, porque el hecho de que tu nuevo iPhone incluya el puerto USB-C no significa que cualquier cable que tengas por casa sirva para cargar el móvil.

Concretamente, los iPhone 15/Plus cuentan con un conector USB-C con interfaz USB 2.0 (480 Mbps), mientras que los iPhone 15 Pro/ Pro Max poseen un conector USB-C con una interfaz USB 3.2 Gen 2 (10 Gbps). Aunque si profundizamos en estos datos, los iPhone 15 Pro y Pro Max serán los agraciados de proporcionar velocidades de transferencia de datos de hasta 10Gbps (estas capacidades corresponden a los USB 3.2 Gen 2 aunque Apple los etiqueta como USB 3) y, por otro lado, los iPhone 15 y 15 Plus solo admiten el protocolo USB 2.0, limitado a velocidades de 480 Mbps y que la transferencia de datos a través de su USB-C sea 20 veces más lenta de lo normal.

Por si fuera poco, hay otro problema más: el cable que viene en la caja. Te compres el iPhone 15 que te compres, te vas a encontrar un cable USB-C a USB-C compatible con USB 2.0. Para que nos entendamos, que si te compras cualquiera de los modelos Pro y quieres exprimir las virtudes de su alta velocidad de transferencia de datos, vas a tener que comprar otro cable. 

Y si además de iPhone, dispones de otros productos de la manzana mordida, el batiburrillo a la hora de elegir un cable USB-C para sacarles todo el partido crece. Así que necesitarás un cable USB-C compatible con DisplayPort para lanzar la pantalla del iPhone, otro para sus ordenadores que sea compatible con USB4/Thunderbolt para alcanzar las velocidades de transferencia de datos los Mac (40 Gbps) o los 100W de carga del MacBook Pro.

¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Existe alguna solución para aclarar todo este lío?

El organismo USB-IF certifica los cables y quiere resolver este problema con una serie de etiquetas para poder diferenciarlos del resto. Además, en su página web hay un apartado que menciona las guías de uso de sus logos, pero la confusión también es bastante notable.

Mientras tanto, existe otro problema, y es que los fabricantes no siguen la recomendación de USB-IF para identificarlos. Por consiguiente, muchas veces tenemos cables sueltos por casa, encontramos uno para cargar un dispositivo y no sabemos si es el adecuado para suministrarle batería.

Quién sabe, a lo mejor tendría que volver a intervenir la Unión Europea —como ya hizo con la implementación obligatoria del puerto USB-C en todos los dispositivos móviles— para poner punto y final a esta problemática de cables que nos hacen el lío.  

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