Los restos de un cohete a la deriva de SpaceX se estrellarán contra la Luna a principios de marzo

Un cohete Falcon 9 de SpaceX saliendo de la Tierra.
Un cohete Falcon 9 de SpaceX saliendo de la Tierra.
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Un cohete Falcon 9 de SpaceX saliendo de la Tierra.

La basura espacial vuelve a dar problemas. Según han señalado varios ‘rastreadores’ de los cielos, un viejo cohete de SpaceX se estrellará contra la Luna en marzo. En concreto se trata de la segunda etapa de un Falcon 9 lanzado en 2015, una masa de unas 4 toneladas métricas, y según los cálculos de los expertos impactará en nuestro satélite natural a una velocidad de unos 2,58 kilómetros por segundo.

El descubrimiento ha sido publicado por Project Pluto, sitio ampliamente utilizado para rastrear objetos cercanos a la Tierra, asteroides, planetas menores y cometas. A principios de este mes, Bill Gray, el responsable del portal, hizo un llamamiento a astrónomos aficionados y profesionales para que hicieran observaciones adicionales del cohete de SpaceX, que parece estar dando vueltas por el espacio.

Según los datos obtenidos, parece ser muy probable que la etapa superior del Falcon 9 impacte en el lado oculto de la Luna, cerca del ecuador, el 4 de marzo.

No obstante, como el objeto de SpaceX está dando vueltas, es difícil predecir con precisión los efectos de la luz solar que ‘empuja’ la etapa del cohete y, por lo tanto, produce ligeras alteraciones en su órbita. Estos efectos impredecibles son muy pequeños, pero se acumularán entre ahora y el 4 de marzo, la fecha posible del impacto, y se necesitan más observaciones para refinar la hora y el lugar precisos del choque.

7 años a la deriva

SpaceX lanzó su primera misión interplanetaria hace casi siete años: el 11 de febrero de 2015, un Falcon 9 despegó de Cabo Cañaveral, Florida, llevando el satélite del Observatorio Climático del Espacio Profundo.

Después de que la segunda etapa del cohete Falcon 9 completara un encendido prolongado para alcanzar una órbita de transferencia, el Observatorio Climático del Espacio Profundo de la NOAA comenzó su viaje hacia un punto Lagrange Sol-Tierra a más de un millón de kilómetros de nuestro planeta.

En ese momento, la segunda etapa del cohete Falcon 9 estaba a tanta altura que no tenía suficiente combustible para regresar a la atmósfera de nuestro planeta, pero también carecía de energía para escapar de la gravedad del sistema Tierra-Luna. Por ello, desde febrero de 2015, esta pieza de hardware de SpaceX ha estado siguiendo una órbita algo caótica.

Un choque con valor científico

Sin ser un riesgo para ningún ser humano, como últimamente hemos visto en casos como el cohete chino descontrolado o el satélite hecho añicos por Rusia que amenazó a la Estación Espacial Internacional, conocer de antemano la información sobre cuándo se estrellará este resto de SpaceX es importante porque permitirá que las sondas que actualmente orbitan la Luna, incluido el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA y la nave espacial India Chandrayaan-2, recopilen observaciones sobre el cráter de impacto.

El impacto, además, podría tener bastante valor científico. Recordemos que en 2009 la NASA llevó a cabo la misión LCROSS, la cual tenía como objetivo estrellar deliberadamente la etapa superior de un cohete gastado en la Luna para observar los resultados. Aunque ahora los científicos están más interesados en comprender la presencia de hielo en los polos lunares, ver el material del subsuelo expulsado por el ‘ataque’ del cohete Falcon 9 puede proporcionar datos valiosos.

Es probable que esta sea la primera vez que una pieza de hardware espacial golpea la superficie lunar sin querer. Por lo general, durante las misiones interplanetarias, la etapa superior de un cohete se envía a una órbita heliocéntrica -que gira alrededor del Sol-, manteniéndola alejada de la Tierra y su Luna.

Para los lanzamientos de naves espaciales destinadas a orbitar la Tierra, la mejor práctica es reservar suficiente combustible en la etapa superior de un cohete para devolverlo a la atmósfera terrestre, donde se quemará. Esto es lo que SpaceX y la mayoría de las compañías de cohetes occidentales suelen hacer para ayudar a controlar los desechos en la órbita terrestre baja. La Luna, por supuesto, no tiene atmósfera para que la pieza de basura espacial se queme.

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