El hallazgo de sales orgánicas en Marte podría probar la habitabilidad del planeta rojo, según expertos de la NASA

Una 'selfie' del rover Curiosity sobre la superficie marciana de agosto de 2019.
Un 'selfie' del rover Curiosity sobre la superficie marciana de agosto de 2019.
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Una 'selfie' del rover Curiosity sobre la superficie marciana de agosto de 2019.

Un equipo de la NASA ha descubierto que probablemente haya sales y compuestos orgánicos en Marte que podrían ser antiguos procesos geológicos o restos de vida microbiana. Este hallazgo podría ser una prueba de que la habitabilidad marciana moderna en el planeta rojo es posible, ya que, en la Tierra, existen organismo que usan sales orgánicas para la energía, como oxalatos y acetatos.

La investigación fue publicada el 30 de marzo en el Journal of Geophysical Research: Planets y fue dirigida por James M. T. Lewis, un geoquímico orgánico. Los experimentos de laboratorio de Lewis y el análisis de datos del Análisis de Muestras en Marte (SAM), un laboratorio de química portátil que se encuentra dentro del vientre de Curiosity, coinciden en señalar la presencia indirecta de sales orgánicas.

Sin embargo, detectarlas directamente es complicado. Por ejemplo, para revelar la composición de las muestras marcianas, SAM calienta el suelo y los gases simples que suelta podrían ser liberados por otros ingredientes que no sean sales orgánicas.

Frente al caso de SAM, el equipo de Lewis propone sea otro elemento de Curiosity indague en suelo marciano con una técnica distinta. Para ello, emplearían el instrumento de Química y Mineralogía (CheMin), capaz de detectar sales orgánicas en cantidades suficientes, pero que aún no ha detectado ninguna.

Para la búsqueda de vida extraterrestre pasada, es importante que NASA encuentre moléculas orgánicas o sus restos de sal orgánica. No obstante, esta tarea no es sencilla en Marte. En nuestro planeta vecino ha habido miles de millones de años de radiación que pueden haber roto los restos de materia orgánica.

Con el rover Curiosity e instrumentos como los de SAM, se intenta identificar la estructura química de la superficie marciana. Los datos que el robot recopila se envían a la Tierra, y Lewis y su equipo tratan de reconstruir las piezas orgánicas rotas.

Estamos tratando de desentrañar miles de millones de años de química orgánica y en ese registro orgánico podría estar el premio final: la evidencia de que la vida existió una vez en el planeta rojo”, apunta Lewis sobre su estudio.

Algunos expertos han señalado durante décadas que en Marte se deben conservar compuestos orgánicos antiguos, pero a la hora de la verdad, SAM tardó en confirmarlo. En 2018, con la astrobióloga de la NASA Jennifer L. Eigenbrode al mando de la misión Curiosity, se detectaron varias moléculas que contenían carbono.

Eigenbrode habló de lo que suponía este descubrimiento: “El hecho de que haya materia orgánica conservada en rocas de 3.000 millones de años de antigüedad, y la encontremos en la superficie, es una señal muy prometedora de que podríamos ser capaces de aprovechar más información de muestras mejor conservadas debajo de la superficie”.

Desde hace años, los científicos ya predijeron que los compuestos orgánicos marcianos podrían estar descompuestos en sales porque eran más propensas a persistir en la superficie. Para buscar este tipo de material, SAM calienta las muestras rocosas a más de 1800 ºF (es decir, unos 1000 ºC).

Al calentar muestras marcianas, hay muchas interacciones que pueden ocurrir entre minerales y la materia orgánica que podrían hacer más difícil sacar conclusiones de nuestros experimentos”, explica Lewis. Por ello, las investigaciones de Lewis continúan y SAM y CheMin deben seguir en marcha.

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