Tests psicométricos: una herramienta muy útil en psicología, aunque no exenta de polémica

  • Se llevan utilizando desde hace décadas, aunque a veces se los ha tachado de sesgados o discriminatorios. 
Los test son una herramienta muy útil para los psicólogos
Los test son una herramienta muy útil para los psicólogos
Andy Barbour / Pexels
Los test son una herramienta muy útil para los psicólogos

A lo largo de nuestra vida es normal que nos sometamos a varios tests psicométricos: en el colegio, en el proceso de selección de una empresa, para determinadas oposiciones, etc. Se trata, por tanto, de una herramienta que se lleva utilizado en psicología desde hace décadas y, pese a que no están exentas de polémica, siguen siendo muy útiles a los profesionales que las usan en muchas circunstancias y contextos. Rosario Martínez Arias, catedrática de psicometría en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Academia de Psicología de España, nos cuenta por qué siguen siendo tan importantes para los psicólogos.

¿En qué consiste un test psicométrico?

Según la definición de presentada en los Standards for Educational and Psychological Tests, “un test es un instrumento evaluativo o procedimiento sistemático con el que se obtiene una muestra de la conducta de los examinados en un dominio especificado y posteriormente es evaluada y puntuada usando un procedimiento estandarizado”. De esta definición, Rosario quiere destacar las palabras ‘sistemático, muestra y estandarizado’, que es lo que diferencia los test de otras formas de recogida de datos. Y es que, si algo caracteriza a los tests es que son “uniformes, igual para todos y no depende de la persona que aplica el test”. 

Además, los tests psicométricos de realizan sobre “una muestra cuidadosamente seleccionada y representativa de un dominio mucho más amplio, de la que se intenta extraer inferencias válidas sobre el atributo evaluado”. Por último, son estandarizados, es decir, que “la forma como se puntúa o asigna una categoría numérica al resultado no depende de la decisión subjetiva del examinador, sino que está basado en criterios y estándares objetivos, iguales para todos los sujetos y normalmente creados por procedimientos estadísticos a partir de respuestas de muestras representativas de sujetos de la población”.

¿Dónde encontramos los tests psicométricos?

Pero más allá de esta definición académica, lo cierto es que nos encontramos tests psicométricos en muchísimos ámbitos de la sociedad, desde lo académicos, hasta los administrativos, laborales, etc., pues sirven para “evaluar rendimientos, aptitudes, actitudes, motivaciones, personalidad, problemas de conducta y patologías... que se aplican en diferentes ámbitos: En organizaciones para selección, colocación, promoción y desarrollo de carreras, en la Administración Pública en alguna fase del proceso selectivo, en el Ejército para selección y clasificación”. De hecho, en algunos países incluso sirven “para la acreditación en el ejercicio profesional, como medicina, la abogacía…”

En educación, por ejemplo, sirven “para evaluación de conocimientos, dificultades de aprendizaje, problemas de conducta, etc. En algunos países para la promoción de cursos y acceso a universidades y también tiene un importante papel en el diagnóstico de sistemas educativos (PISA, TIMSS, Evaluaciones del Instituto de Evaluación en España y algunas CC.AA). Además, se utilizan mucho en “epidemiología de salud, mental y aspectos relacionados, diagnóstico en psicología clínica, Psicología forense y jurídica, investigación…” y un larguísimo etcétera.

Con tal cantidad de aplicaciones, lo lógico es que cada uno de nosotros se haya sometido en su vida a varios tests psicométricos.

¿Por qué son -o han sido- polémicos?

A lo largo de su historia, los tests psicométricos han recibido algunas críticas, como que son pruebas injustas, discriminatorias, que se basan en una cultura dominante o que se pueden falsear fácilmente. En cuanto a estas críticas, Rosario Martínez Arias quiere matizar que “los test de hace 40 años o más sí son susceptibles de algunas de estas críticas, especialmente en cuanto al tema de los sesgos y discriminación de algunos grupos sociales, agravado con la polémica de la heredabilidad”. Sin embargo, desde hace 40 años hasta ahora, se está insistiendo mucho “en la corrección de dichos sesgos, para la que existen múltiples procedimientos psicométricos destacados en todas las Directrices”. Por ejemplo, el resultado de un test psicométrico no es lo único que se tiene en cuenta para tomar decisiones acerca de un sujeto, sino que “debería completarse con datos de otros test, entrevistas, datos biográficos y en la actualidad, huellas de internet, etc.”.

Y es que, aunque las pruebas cada vez son más fiables, Rosario Martínez reconoce que “la conducta humana es compleja y puede ser difícil de medir por medio de algunos test convencionales, pero hoy existen muchos formatos alternativos”, añade. También existe la posibilidad de un falseamiento del sujeto a evaluar, especialmente “aspectos psicopatológicos en contextos de selección y forense”. No obstante, existen numerosos procedimientos para paliar el problema.

¿Qué se hace para paliar estas críticas?

En la actualidad, la Psicometría (ciencia para la construcción de test y escalas de medición de atributos psicológicos) ha evolucionado mucho con nuevos modelos que permiten hacer frente a las críticas, y según Rosario Martínez, “está presidida por los principios de fiabilidad o minimización de los inevitables errores, la posibilidad de ordenación de los sujetos en el atributo medido, comparabilidad de las puntuaciones, justicia y equidad, evitando las discriminaciones”. Para conseguirlo, se está avanzando mucho “en los modelos para el tratamiento del error, reducción de sesgos discriminatorios o nuevos modelos para abordar los test con nuevas tecnologías”. Y es que, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están influyendo, para bien, en varios aspectos de la evaluación mediante tests, como “el diseño, la presentación de los ítems, la obtención de puntuaciones, redacción de informes, la creación de bancos de ítems y test adaptados a cada individuo, registros de las puntuaciones en bases de datos; escenarios virtuales y simulaciones; evaluaciones auténticas; “gamificación” o uso de videojuegos como test; huellas digitales, etc.”.

Todos estos avances hacen que la Dra. Martínez mire al futuro con esperanza, pues “los últimos avances, tanto psicométricos como tecnológicos, permiten responder a la mayor parte de las críticas. Las nuevas tecnologías permiten evitar el reduccionismo y la denominada falta de validez ecológica y parecen ofrecer posibilidades ilimitadas para el desarrollo de los test”. No obstante, quiere recordar, que sea cual sea el diseño o finalidad del test, siempre tiene que cumplir con “los principios psicométricos básicos recogidos en las directrices y estándares desarrollados por expertos en organismos como la EFPA (European Federation of Psychologists’ Associations), la International Test Commission, o el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicología

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