Qué te puede pasar si comes la parte 'limpia' del pan con moho

Encontrar moho en el pan, especialmente en los paquetes de pan de molde, es algo relativamente frecuente, muchas veces sin que haya prescrito la fecha de caducidad. Y es que el pan, sobre todo si es de fabricación casera, que no contiene conservantes, es uno de los alimentos más susceptibles de ser colonizado por estos desagradables hongos.
Encontrar moho en el pan, especialmente en los paquetes de pan de molde, es algo relativamente frecuente, muchas veces sin que haya prescrito la fecha de caducidad. Y es que el pan, sobre todo si es de fabricación casera, que no contiene conservantes, es uno de los alimentos más susceptibles de ser colonizado por estos desagradables hongos.
Encontrar moho en el pan, especialmente en los paquetes de pan de molde, es algo relativamente frecuente, muchas veces sin que haya prescrito la fecha de caducidad. Y es que el pan, sobre todo si es de fabricación casera, que no contiene conservantes, es uno de los alimentos más susceptibles de ser colonizado por estos desagradables hongos.

Cuando encontramos que un alimento como el pan de molde tiene moho, podemos sentirnos tentados de quitar sólo la parte que vemos afectada y aprovechar el resto. Al fin y al cabo, a nadie le gusta malgastar comida.

Sin embargo, por mucha rabia que nos dé, hay varias razones por las que nunca deberíamos hacer esto, sino que deberíamos tirar el pan. Incluso, aunque ello nos obligue a cambiar de planes y buscar un sustituto al sándwich o la tostada que nos estuviésemos preparando.

La parte invisible del moho

Lo primero que hay que tener en cuenta es que deberíamos desterrar la idea de que hay una parte 'limpia': una vez que el moho es visible, lo más seguro es asumir que todo el pan está afectado. Para entender por qué debemos remitirnos a la misma morfología del moho, que es un organismo vivo.

Concretamente, el moho es un hongo y por tanto pariente, por ejemplo, de las setas. Las manchas verdes, grises, blancas o negras que vemos son sólo una parte del mismo: bajo ellas, se extiende una compleja red de pequeñas raíces, llamadas hifas, que no se ven a simple vista y que pueden abarcar un área mucho mayor que la parte visible.

Y hay más: las manchas de aspecto peludo que sí percibimos no son cualquier parte del hongo, sino que son su órgano reproductivo: el esporangio. Para cuando las encontramos, el moho ya puede haber liberado cientos de millares de esporas, que ya pueden estar colonizando el resto del pan. Es decir, que aunque no sea aparente, todo el pan podría estar infestado de hongos.

¿Tan malo es el moho?

En segundo lugar, podríamos preguntarnos si realmente comer las raíces o las esporas del hongo es algo tan grave. La respuesta es que depende: lo más probable, de hecho, es que no. Pero siempre queda una posibilidad de que tengamos mala suerte, así que tomar la decisión de comerse ese pan es básicamente una apuesta.

Como sucede con sus parientes las setas, hay muchas especies de moho. Algunas son comestibles, e incluso se utilizan deliberadamente para producir determinados alimentos o medicamentos. Otras, en cambio, pueden producir reacciones alérgicas severas en algunas personas o directamente producen micotoxinas que pueden comprometer seriamente la salud.

Específicamente, el tipo de moho más común en el pan (aunque no el único) es Rhizopus stolonifer. Normalmente es inofensivo, aunque se han registrado casos puntuales de alergia grave y, en personas con el sistema inmunitario debilitado, se sabe que puede provocar infecciones oportunistas, incluyendo un cuadro de neumonía grave cuando se inhalan sus esporas.

Por todo ello, lo más seguro es evitar jugársela, desechar el pan enmohecido y buscar una alternativa en su lugar. De esta manera, no nos expondremos a sufrir infecciones o reacciones alérgicas.

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