Síntomas de la artritis reumatoide: causas, tratamiento y cómo mejorar la calidad de vida de los enfermos

El 42% de las personas con artritis reumatoide necesita ayuda para las actividades del día a día
Una paciente con artritis reumatoide.
Europa Press
El 42% de las personas con artritis reumatoide necesita ayuda para las actividades del día a día

La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune que se caracteriza por la "afectación simétrica de múltiples articulaciones" y la manifestación de "síntomas generales inespecíficos y extraarticulares", señalan en la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis)

En este sentido, si la patología no es diagnosticada a tiempo y no se trata de forma adecuada puede derivar en sus fases más avanzadas en "importantes limitaciones físicas" y en "un deterioro de la calidad de vida", añaden. De hecho, en algunos pacientes este trastorno puede perjudicar a órganos, como los pulmones o el corazón, a la piel, a los ojos o a los vasos sanguíneos.

¿Cuáles son los signos de alerta? ¿Cómo detectar la enfermedad?

El primer síntoma y el más frecuente es la "rigidez articular matutina", especialmente en manos y pies. Esta afección dificulta el movimiento y puede verse acompañada de "cansancio, fiebre, pérdida del apetito y debilidad muscular", detallan desde ConArtritis.

Los primeros signos suelen aparecer "semanas o meses antes" de que se inflamen las articulaciones.

Esta sería la primera manifestación clínica de la enfermedad, que suele aparecer "semanas o meses antes" que la inflamación de las articulaciones. La evaluación de la artritis reumatoide es diferente en cada paciente, ya que en algunas personas "el avance de las lesiones se detiene de forma espontánea" y en otras "progresa a lo largo de toda su vida". 

En todo caso, la enfermedad puede manifestarse con los siguientes signos de alarma que conviene tener en cuenta:

  • Dolor.
  • Rigidez de articulaciones.
  • Dificultad para el movimiento.

Como indican los especialistas de Mayo Clinic, otros síntomas que no repercuten a las articulaciones y que también desarrollan los pacientes con artritis reumatoide pueden afectar a:

  • Piel.
  • Pulmones.
  • Riñones.
  • Tejido nervioso.
  • Corazón.
  • Glándulas salivales.
  • Médula ósea.
  • Vasos sanguíneos.

Cuando se producen los denominados "brotes sintomáticos", las articulaciones afectadas pueden estar "hinchadas, tumefactas y calientes". Si no se recibe un tratamiento adecuado, estas manifestaciones se vuelven duraderas y "las articulaciones afectadas van perdiendo progresivamente la movilidad, a la par que se van produciendo unas deformidades esqueléticas", advierten en ConArtritis.

¿Por qué se produce este trastorno autoinmune?

Las causas específicas de la artritis reumatoide aún no se conocen en profundidad, pero sí se sabe que pueden intervenir factores hereditarios y no hereditarios. Esta enfermedad se produce cuando "el sistema inmunitario ataca el sinovial, el revestimiento de las membranas que rodean las articulaciones", explican en Mayo Clinic.

En todo caso, existen una serie de factores no genéticos que pueden incrementar el riesgo del desarrollo de esta enfermedad, como los siguientes: 

  • El tabaquismo.
  • El estrés.
  • La obesidad.
  • Seguir una alimentación poco equilibrada.
  • La exposición a determinadas infecciones por virus o bacterias.
  • Las mujeres tienen más riesgo de padecer esta enfermedad. 

¿En qué consiste el tratamiento?

Esta enfermedad no tiene cura y el tratamiento disponible actualmente sirve para el alivio de los síntomas asociados, así como para reducir la inflamación y prevenir posibles complicaciones de salud, como la osteoporosis, los nódulos reumatoides, la enfermedad pulmonar o los problemas cardíacos.

"El tratamiento consiste básicamente en la combinación de una terapia no farmacológica y una terapia farmacológica" y en ocasiones se puede recurrir a la cirugía para "reconstruir un tejido afectado o reemplazar una articulación muy dañada por una prótesis", explican en ConArtrosis.

Los fármacos antirreumáticos modificadores son los más utilizados para frenar la actividad inflamatoria.

Respecto a la terapia farmacológica, se administran una serie de medicamentos como analgésicos y antiinflamatorios para el dolor y la inflamación. Sin embargo, los fármacos antirreumáticos modificadores son los más utilizados porque contribuyen a frenar la actividad inflamatoria.

Por otro lado, la práctica de ejercicios específicos o la fisioterapia puede ser esencial para estos pacientes con el objetivo de mejorar la movilidad. Asimismo, las técnicas de relajación para prevenir el estrés pueden contribuir a la mejora de la calidad de vida, como la meditación. Otra terapia de movimiento recomendada es el taichi, que consiste "en realizar ejercicios suaves y estiramientos combinados con respiración profunda", destacan en Mayo Clinic.

El reposo, el descanso y el apoyo social de familiares y amigos es fundamental para evitar sentimientos negativos que deriven en episodios de ansiedad o depresión. También ayuda el tener tiempo para uno mismo, esto es, dedicar un rato al día para practicar algún interés, como escuchar música, caminar o escribir un diario.

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