¿Qué son los trastornos de ansiedad? Estas son sus causas, sus síntomas y su tratamiento

La ansiedad es una sensación normal que de hecho cumple con funciones adaptativas, por lo que sentirla de manera ocasional no tiene porqué ser motivo de preocupación. Sin embargo, cuando se vuelve demasiado recurrente o incapacitante puede que estemos ante un trastorno de ansiedad.

¿Qué son los trastornos de ansiedad? ¿Cuáles son sus causas?

Los trastornos de ansiedad son cuadros caracterizados por la aparición de ansiedad (definida como una respuesta anticipatoria a una amenaza futura), miedo (respuesta emocional a una amenaza inminente) y los cambios de conducta asociados a estos sentimientos, cuando esto ocurra de manera continua o en episodios recurrentes y la magnitud de la reacción sea desproporcionada con respecto a la amenaza real. Se trata de uno de los tipos de trastorno mental más comunes y prevalentes.

Existen muchos trastornos de ansiedad diferentes, en función del tipo de sentimientos que experimenta la persona afectada y del evento que desencadena los episodios o los sentimientos continuos.

Estos incluyen el trastorno de ansiedad generalizada (ansiedad frecuente sin causa específica), el trastorno de pánico, el trastorno de pánico con agorafobia, el trastorno fóbico, el trastorno de ansiedad social, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de estrés post-traumático y el trastorno de ansiedad por separación.

Sus causas no son del todo conocidas. Los investigadores barajan la posibilidad de que haya factores hereditarios que jueguen un papel en el desarrollo de trastornos de ansiedad, y se sabe que los sucesos traumáticos los provocan en personas que pueden tener una cierta propensión a la ansiedad.

En algunos casos, la ansiedad puede venir provocada por una enfermedad fisiológica, como son las enfermedades cardíacas, la diabetes, los problemas de tiroides, ciertos trastornos respiratorios, uso o abstinencia de sustancias, dolor crónico, tumores y síndrome de intestino irritable.

¿Cuáles son los síntomas?

El principal síntoma de los trastornos de ansiedad es, valga la redundancia, la ansiedad, que como hemos señalado debe ser desproporcionada con la amenaza real y continua o recurrente. Esta puede presentarse junto con irritabilidad, pensamiento acelerado o desordenado, sensación de presión en el pecho, hiperventilación, hipervigilancia (nivel muy alto de alerta respecto del propio cuerpo) y otras manifestaciones.

De igual manera, puede desembocar o coincidir con alteraciones conductuales (normalmente de carácter evitativo), depresión, consumo de alcohol o drogas, hipocondría, pensamientos o conductas suicidas, episodios de despersonalización (percepción de 'separación' del propio cuerpo o los procesos mentales, como si se observaran 'desde fuera'), desrealización (percepción de que el entorno es irreal o distante, como si fuera escenario de un sueño), trastornos del sueño, problemas digestivos o intestinales, dolor de cabeza, dolor crónico, aislamiento social, problemas laborales o estudiantiles y, en general, un descenso en la calidad de vida del paciente.

¿Cómo se puede tratar?

Las dos principales líneas de tratamiento para los trastornos de ansiedad son la psicoterapia y los fármacos ansiolíticos, frecuentemente en combinación.

En el caso de la psicoterapia, esta suele ser cognitiva conductual, enfocada al corto plazo y a proporcionar al paciente técnicas específicas para mejorar los síntomas y poder ir eliminando el impacto de la ansiedad en la calidad de vida del paciente.

Una de las técnicas más empleadas en el tratamiento psicoterapéutico de los trastornos de ansiedad es la terapia de exposición, en la que gradualmente se va exponiendo al paciente al desencadenante de la ansiedad de manera que se produzca una cierta desensibilización progresiva.

En cuanto a los fármacos, dependerán del tipo concreto de trastorno de ansiedad. Por ejemplo, es habitual emplear cierto tipo de antidepresivos (particularmente inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, ISRS) o buspirona para el tratamiento a largo plazo y benzodiacepinas (de efecto sedante o hipnótico) para controlar los síntomas a corto plazo.