¿Qué es, realmente, el dolor? Esto es lo que dice la medicina

Dolor.
Dolor.
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Dolor.

Todos entendemos lo que es el dolor, pero al mismo tiempo es un concepto especialmente difícil de describir. Sin embargo, ámbitos como el científico o el médico necesitan establecer una definición precisa de lo que es para poder abordarlo de manera específica.

La definición médica

El dolor físico es una señal que nos envía nuestro sistema nervioso para indicarnos que algo no va bien (por ejemplo, se produce una lesión o enfermedad). Es una sensación principalmente desagradable, y puede ser agudo (muy intenso, repentino, limitado en el tiempo y en un área bien delimitada del cuerpo) o sordo (de aparición y desaparición más gradual, en áreas con los límites menos claros). En ciertos casos puede cronificarse, cuando su duración supera los tres meses.

Se origina en los nociceptores, unas neuronas que poseemos en todo el cuerpo encargadas especialmente de detectar estímulos nocivos. De esta manera, puede señalar al cerebro la zona del cuerpo en la que se está produciendo el daño para que actúe en consecuencia.

Esa señal generada por los nociceptores viaja hacia el cerebro en dos tipos de fibras nerviosas, que son los que van a determinar si el dolor es agudo o sordo.

El primero de estos tipos son las fibras A delta, fibras mielinizadas y de pequeño tamaño de conducción muy rápida, y se activan ante estímulos químicos, térmicos y mecánicas. Son las responsables del dolor percibido como agudo.

El segundo son las fibras C, de conducción lenta y amielínicas distribuidas en una proporción de unas 200 por centímetro cuadrado de piel. Son las responsables del dolor sordo.

El procesamiento cerebral

El procesamiento del dolor en el sistema nervioso central es tremendamente complejo. Parte de la médula espinal, y alcanza el cerebro a través de los haces espinotalámico (la vía que conecta la médula espinal y la corteza cerebral), hipotalámico y amigdalino.

Precisamente, estas son las tres áreas principales del cerebro implicadas en el dolor, y determinan el resto de aspectos que lo rodean más allá del sensitivo.

Por ejemplo, la amígdala intervine también en la regulación de procesos como el miedo, la memoria o las emociones, lo que explica el factor emocional del dolor.

De manera similar, el hipotálamo es fundamental en la homeostasis (capacidad del organismo de regular su propio estado de manera que retorne a cierto equilibrio) y en los comportamientos estereotipados de miedo, ira y defensa, que se producen a menudo como reacción al dolor.

Características del dolor

Cada dolor tiene unas características concretas, que se determinan a partir de la información que la persona es capaz de ofrecer sobre la sensación subjetiva que está experimentando. Estas características son de gran utilidad clínica a la hora de rastrear el origen.

Incluyen el momento de inicio, los factores que lo causan o lo agravan, los factores atenuantes, el tipo de dolor (agudo o sordo), la localización, la irradiación (es decir, si se extiende a otras zonas), la severidad o intensidad y la duración y variación temporal.

Igualmente, hay que tener en cuenta que la percepción del dolor puede verse modulada por distintos factores como el sexo, la edad, el nivel cognitivo, la personalidad de la persona, los sentimientos que experimenta, el momento vital, su relación con otras personas, los dolores previos, el nivel educativo y el ambiente en el que se experimenta.

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