Ocho claves para gestionar el dolor cuando se convierte en crónico

  • En la percepción del dolor influyen,además de factores físicos, factores psicológicos y emocionales.
  • Evitar el estrés, dormir bien o hacer ejercicio puede ayudar a gestionar el dolor.  
Este corrector contribuye a ejercitar la memoria muscular.
Vivir con dolor crónico puede provocar estrés psicológico y alternaciones del estado de ánimo  .
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Este corrector contribuye a ejercitar la memoria muscular.

En España se calcula que una de cada seis personas padece dolor de manera crónica, es decir, nueve millones de personas que conviven a diario con dolores que afectan a su calidad de vida y que les producen, además de sensaciones fisiológicas desagradables e incluso discapacidad, estrés psicológico, irritación, frustración, desánimo e incluso depresiones, algo que afecta también a su entorno más próximo.

El dolor crónico puede estar causado por muchas patologías, desde cefaleas y migrañas, hasta dolores articulares asociados o no a la edad, pasando por traumatismos, fibromialgia, fatiga crónica… un larguísimo etcétera que provoca que el dolor no desaparezca del todo, incluso en los casos en los que la lesión o la causa del dolor ya no lo justifiquen. Y es que, en muchas ocasiones se produce una sensibilización del sistema nervioso central que favorece la aparición de dolor crónico, aunque no exista una causa clara.

A todo esto, hay que añadir que el dolor no deja de ser una percepción subjetiva, que cada persona tiene un umbral y una tolerancia a dolor diferentes y que los factores emocionales y psicológicos también afectan directamente a la percepción que tenemos de este.

Por estos motivos, la gestión del dolor crónico no es una tarea fácil, ni para los profesionales ni para los pacientes y cada paciente requerirá de tratamientos individualizados que se adapten a sus necesidades. Aun así, y siempre siguiendo las indicaciones de su médico, hay muchas cosas y pequeñas estrategias que los pacientes con dolor crónico pueden hacer para gestionarlo mejor porque los fármacos son solo una pequeña parte del tratamiento.

Infórmate sobre tu enfermedad

No seas un mero espectador, cuanto más sepas de tu dolor y de la patología que la provoca, mejor, pues te ayudará a comprender el porqué de tu dolor y a manejarlo mejor. No dudes en preguntar a tu médico cualquier duda o en apuntarte en asociaciones de pacientes, donde te asesorarán y darán apoyo.

Cuida tu estado de ánimo

Es un hecho probado que las emociones repercuten de manera directa en el dolor y en la percepción que tenemos de este. Además, cuando estamos felices, distraídos, alegres, etc. el dolor disminuye, y cuando estamos tristes o preocupados, aumenta. Por este motivo, aunque el dolor nos invite a lo contrario, hay que intentar ser optimistas, ponernos metas, buscar actividades que nos distraigan y nos gusten, rodéate de gente que te quiera y te apoye… y, sobre todo, no te aísles, pues esto favorece una actitud negativa.

Duerme bien

El dolor crónico puede entorpecer el sueño y convertirse en la pescadilla que se muerde la cola, pues la falta de sueño nos hace sentirnos cansados, sin fuerzas, afecta al estado de ánimo, y, por tanto, hace empeorar el dolor. Para evitarlo o minimizarlo, lleva a cabo una buena higiene de sueño, acuéstate a la misma hora, evita cenas pesadas y excitantes, aléjate del ruido, usa un buen colchón, etc.

Haz ejercicio

Moverse el vital para controlar o manejar el dolor por varios motivos: mejora el estado de ánimo, favorece el sueño, nos invita a compartir actividades con los demás y puede mejorar algunas patologías que nos provocan el dolor, como algunas de origen muscular, como la lumbalgia. Eso sí, el ejercicio tiene que motivarnos y gustarnos -que no sea una obligación o una tortura- y tiene que se compatible con la patología que padecemos, pues en el caso de ciertas patologías, algunos ejercicios estarán contraindicados. Debe hacerse a diario, aunque sea media hora, y no hace falta complicarse, es válido desde hacerse una buena caminata, hasta buscar setas, bailar, cuidar un huerto, subir escaleras… no hace falta apuntarse a un gimnasio ni gastar dinero para moverse.

Evita el estrés

El dolor genera estrés y esta tensión favorece, a su vez, que notemos más el dolor. Por tanto, evitar el estrés y relajarse ayuda a desensibilizar el sistema nervioso autónomo, disminuir la actividad eléctrica del cerebro y aliviar el dolor. Además, sus efectos son inmediatos. Para combatir el estrés podemos elegir cualquier actividad que nos relaje, aunque hay algunas cuya eficacia está probada, como son el yoga, el pilates, la meditación, el taichi, la meditación… pero so lo que a ti te funciona es escuchar música o dar un paseo por el campo, adelante.

Cuida tu alimentación

Llevar una alimentación sana y equilibrada es vital en cualquier patología, provoquen o no dores crónicos, pero además, hay determinados alimentos que están contraindicados según el tipo de dolor que padezcas, como apunta en la web dolor.com, recomendada por la Sociedad Española del Dolor. Así, se relaciona la carne roja o los lácteos con dolor abdominal, el chocolate o el vino con las migrañas, los alimentos con alto contenido en purina con los dolores de gota, los procesados con glutamato monosódico (GMS) con los dolores de la fibromialgia… En términos generales, puede contribuir a aliviar el dolor crónico llevar una dieta rica en frutas y verduras, legumbres, pescado y carnes blancas, y pobre en procesados y carnes rojas. Además, de esta manera evitaremos la obesidad, un factor de riesgo para padecer dolor crónico. Tóxico como el alcohol, sobre todo si su consumo no es moderado, también contribuyen a agravar el dolor.

Busca el contacto físico

A igual que otras actividades -como el deportes-, estar con las personas que quieren, nos ayudar a segregar endorfinas, hormona que se relaciona con el buen humor y la felicidad. Esta hormona, junto con la oxitocina (que segregamos al besar, abrazar, enamorarnos…) contribuyen a aliviar el dolor

Pide ayuda

Si no eres capaz de poner en práctica estos consejos de manea eficaz o si sientes que necesitas un empujón, lo mejor es buscar ayuda psicológica. Existen numerosas formas de abordar el dolor desde el ámbito psicológico, a través de terapias, que además de ayudarnos a controlar el estrés y las emociones, pueden ayudarnos a aceptar el dolor y a convivir con él. La terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, es una de las más empleadas y eficaces.

Poner en práctica estos consejos, siempre avalados por tu médico y como complementos del tratamiento farmacológico o terapéutico adecuado, será de gran ayuda para mejorar la calidad de vida de las personas con dolores crónicos. 

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