'Me falta una teta', superación en clave de humor por Raquel Haro

  • La guionista publica un libro en el que habla sobre cómo es sobrevivir al cáncer y educar a un hijo en plena pandemia.
La guionista Raquel Haro publica su libro 'Me falta una teta', en el que cuenta su historia.
La guionista Raquel Haro publica su libro 'Me falta una teta', en el que cuenta su historia.
EFE / Editorial Planeta
La guionista Raquel Haro publica su libro 'Me falta una teta', en el que cuenta su historia.

Una pandemia mundial, un juicio por la custodia de su hijo con "papitis injustificada" y el diagnóstico de un cáncer de mama hicieron de 2020 un año complicado para Raquel Haro. Con sentido del humor y su indisociable talento como guionista, hizo lo que mejor se le da, contarlo desde el ingenio en Me falta una teta.

Un manual sobre cómo es sobrevivir al cáncer y educar a un hijo en plena pandemia, así es Me falta una teta (Editorial Planeta), el libro de la guionista Raquel Haro, cimentado en el humor y en un discurso directo, que huye de los tópicos ligados a la enfermedad. "Somos pacientes de cáncer, no tazas de Mr Wonderful", dice en una entrevista.

En agosto de 2020 a la guionista Raquel de Haro le diagnosticaron tres tumores en un pecho. La noticia llegó en plena batalla legal por la custodia de su hijo de cuatro años.

En diciembre de ese año, abrió el blog Me falta una teta, su primer libro de mismo nombre. "Ahora soy algo así como ‘oncoinfluencer’, me escribe muchísima gente".

"Me lancé a escribir un blog porque soy guionista, así que enviaba interminables whatsapps a mis amigos, se me hacía raro estar sin escribir. También me daba miedo morirme y que mi hijo se perdiese la persona tan divertida que era su madre", dice Raquel de Haro, con un desparpajo que imprime en las páginas de su primer libro.

Crianza, sororidad entre amigas y tópicos ligados a la forma de abordar el cáncer se convierten en hilos conductores de este relato, con historias que van desde "perder una prótesis saltando en un concierto de Rigoberta Bandini" hasta "citas y fracasos amorosos" o desmontar los roles recurrentes al tratar con pacientes de la enfermedad.

"Está muy extendido que te digan varias cosas cuando tienes cáncer", dice la escritora, que hace un compendio de las más escuchadas. "Que te digan que seas positiva para curarte, te culpabiliza si estás de bajón", explica la guionista, que también relaciona la culpa con "el discurso popularizado de que el cáncer tiene un origen emocional".

El tema del cáncer y la lucha se convierte en el tercer tópico. "Los pacientes no luchamos, vamos al hospital y recibimos un tratamiento, ¿Bimba Bosé y Pau Donés no lucharon?, es peligroso decirle a alguien que luche", reflexiona.

Haro también reivindica la figura de los psicooncólogos, un servicio gratuito que, explica, ofrece la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) y que se especializa en superar esta enfermedad para pacientes y también seres queridos.

Para la guionista escribir ha sido terapia: "Escribir me ha salvado, me ha salido así", desgrana de Haro que, tras cosechar éxito con su blog, ahora trabaja escribiendo series desde casa. "Me ha cambiado la vida, me escribe mucha gente para contarme sus experiencias, no solo ligadas al cáncer sino de desamor o crianza".

Ese tono directo, divertido e ingenioso es, precisamente, el que rompe los discursos habituales sobre la enfermedad y el que se ha convertido en imán en un libro de "sentimientos totalmente reales", aunque deja al azar adivinar qué historias son ciertas y cuáles son ficticias.

De entre todas ellas, la que es verídica es la de cómo perdió su prótesis saltando en un concierto de Rigoberta Bandini. "Perdí la prótesis de 500 euros pero, ese día Rigoberta me respondió y toqué techo. Desde entonces uso un calcetín doblado de mi hijo de cuatro años", dice la guionista con una naturalidad que reivindica.

"Llevé peor mi cabeza sin pelo que mi cuerpo sin teta porque la cabeza es algo que ves constantemente", añade respecto a la operación de pecho, algo que naturalizó, sin ser consciente, gracias a su hijo.

"Cuando mi hijo me vio el torso sin venda dijo que era una pirata, mientras para mí era un cuerpo mutilado", reflexiona la guionista que, sin ser consciente, ha convertido su testimonio en referente.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento