"El mayor error que estamos cometiendo como sociedad es evitar el tema de la muerte con los niños"

Hablar de la muerte resulta complicado, más aún, si esa conversación la tenemos con niños o adolescentes.
Hablar de la muerte resulta complicado, más aún, si esa conversación la tenemos con niños o adolescentes.
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Hablar de la muerte resulta complicado, más aún, si esa conversación la tenemos con niños o adolescentes.

La pérdida de nuestros seres queridos es parte de la vida. Cuando se produce durante la niñez o adolescencia suele dejar una huella profunda, pero también, según indican los expertos, un aprendizaje importante que servirá para afrontar los siguientes duelos. Por eso, también es importante que los adultos les ayuden a transitar esos duros momentos para que logren expresar sus sentimientos y se sientan acompañados. Infantilizarles o evitar abordar el tema nunca debe ser la solución. De todo ello hablamos con la psicóloga Beatriz Urra, subdirectora clínica del Hospital de Día Retiro Recurra Ginso.

¿Tendemos a infantilizar demasiado a los niños cuando hablamos con ellos de la muerte?Hablar de la muerte generalmente resulta complicado, más aún, si esa conversación la tenemos con niños o adolescentes. Resulta difícil poner palabras, expresar los sentimientos, sostener su dolor o también nos podemos sentir incapaces de responder ante las dudas y preguntas que nos formulan. Se tiende a infantilizarles, pensando que pueden impactarse, que les va a ser complicado gestionar sus emociones o que ya tendrán tiempo en un futuro para vivir situaciones complicadas. El temor que muchas veces se siente, hace que los adultos callemos o evitemos abordar el tema, muchas veces edulcorando lo ocurrido o utilizando excesivas metáforas. Intentamos protegerles del dolor y evitamos hablarles de la muerte. Sin embargo, debemos ser conscientes de que antes o después, van a vivenciarla y deben desarrollar estrategias de afrontamiento para superar los momentos más grises de su vida.

Antes o después los niños van a vivenciar la muerte y deben desarrollar estrategias para superar los momentos más grises de su vida

¿Cómo debemos comunicarle a un niño la muerte de un ser querido?Debemos tomarnos tiempo para comunicarles a los más pequeños lo ocurrido. Es importante que la noticia sea transmitida por sus padres si es posible, y si no fuera así, por las personas más cercanas de su entorno. Cuidar el entorno es esencial. Elegir un lugar tranquilo, donde se sienta seguro para expresar sus miedos, dudas o llorar si lo necesita. Decírselo lo antes posible facilitará que no se entere por terceros o que pueda presenciar situaciones dolorosas sin entender lo ocurrido.
Si el adulto se encuentra muy impactado o está desbordado emocionalmente, se buscará a otra persona que pueda hablar con el menor de una forma más tranquila. Hay que recordar que debemos “sostener” al menor, en momentos así, debemos seguir siendo su figura de seguridad y apego.

No es necesario darle toda la información de golpe, ya que seguramente resulte innecesario y dificulte la comprensión de lo sucedido. Es importante, sin embargo, que el menor pueda expresar todo aquello que le preocupa. Mostrar que vamos a acompañarles y que estamos abiertos a dialogar tantas veces como lo necesite, les ayudará. En ocasiones, hay personas que nos indican en terapia que no entienden las respuestas de los niños al comunicarles lo ocurrido, ya que pueden ser, desde seguir jugando, preguntar si va a seguir en el mismo colegio o hacer como si nada hubiera ocurrido. Conocer que estas respuestas entran dentro del desarrollo evolutivo de los más pequeños, ayudará a entenderles y no juzgarles. No olvidar el poder avisar a su entorno más cercano como el colegio, en las actividades extraescolar…, para que puedan apoyarle y sean conocedores de la situación. Si la familia es religiosa, puede ser buen momento para referirnos a la fe y la esperanza. Puede ayudar a la familia y al menor en gran medida. Por último, recalcar que la persona fallecida no va a ser olvidada ni reemplazada por nadie por mucho tiempo que pase.

Debemos “sostener” al menor en momentos así, debemos seguir siendo su figura de seguridad y apego

¿Qué errores son los más frecuentes cuando tratamos este asunto con ellos y por qué deberíamos evitarlos?El mayor error que estamos cometiendo como sociedad es el evitar constantemente el tema. Vivimos en una sociedad ‘Mr. Wonderful’, donde el sufrimiento y el dolor queda aparcado. La enfermedad y muerte queda alejada de nuestros espacios y no se vive con naturalidad que es un hecho ineludible de la propia vida.

Uno de los errores más frecuentes al no saber como comunicarnos con los niños, es el de dar explicaciones erróneas que generan confusión. Excesivas metáforas pueden hacer que el niño no entienda y deje espacio para hacer sus propias conjeturas o volar la imaginación. Como mencionábamos anteriormente, el intentar sobreprotegerles, dificulta que puedan adquirir madurez y estén preparados para vivenciar situaciones complicadas. Ocultar información, mentir, no mostrar como nos encontramos o decirles: “ya lo entenderás cuando seas más mayor” suelen ser otros errores muy cometidos con frecuencia. También hay que ser cuidadosos al hablar con terceros sobre lo ocurrido, ya que muchas veces están presentes y damos por hecho que los más pequeños no entienden o no se enteran. A su vez, podemos ser demasiado exigentes con los adolescentes pidiéndoles una fortaleza y madurez que todavía no han adquirido.

Beatriz Urra

Beatriz Urra

  • Psicóloga y coordinadora del Hospital de Día Retiro Recurra Ginso
Beatriz Urra es psicóloga general sanitaria especializada en forense y cuenta con un máster en terapia familiar y pareja. Beatriz lleva más de 11 años trabajando en la Clínica Recurra Ginso, donde ayuda a adolescentes y familias que están en conflicto. Asimismo, es docente en la Universidad Alfonso XX el Sabio y en la Universidad Cardenal Cisneros. Actualmente, es la coordinadora del Hospital de Día Retiro Recurra Ginso.
Es importante que el menor exprese todo aquello que le preocupa

Cuando la muerte de esa persona querida ha llegado de forma inesperada, bien por ser muy joven (un hermano, un amigo, compañero de clase…) o por un accidente de tráfico por ejemplo, ¿qué debemos tener en cuenta para amortiguar el impacto que puede tener en el niño?Es crucial que puedan seguir con sus rutinas y hábitos cotidianos. Apoyarles y mostrar nuestra disposición para cualquier momento que nos necesiten. Ser escuchados, atendidos y comprendidos es lo más importante. Entender que puede mostrar cambios conductuales y anímicos en las próximas semanas o meses y no presionar con frases del tipo: “venga, no puedes seguir así”, “a tal persona no le gustaría verte así”.

Por último, debemos ofrecerle poder hacer una despedida para que pueda elaborar el duelo que se ha producido de forma brusca e inesperada. Hay infinidad de gestos y rituales que ayudan a cerrar, desde escribir una carta, plantar un árbol, hablar con su familia…, siempre dependerá de las circunstancias familiares y del menor.

Intentar sobreproteger al niño dificulta que pueda adquirir madurez y esté preparado para situaciones complicadas

Si esa persona querida está pasando previamente por una enfermedad que por desgracia no va a tener un buen desenlace, ¿de qué manera debemos preparar al niño para lo que va a ocurrir?Es importante ir preparando la despedida, ajustándonos al desarrollo cognitivo del menor, su edad y experiencia. Habrá niños/adolescentes que quieran abordar el tema y otros, que les sea más difícil y se muestren evitativos. Si la persona enferma no se encuentra muy deteriorada, y así quisiera, puede hablar con el menor y transmitirle cuanto le quiere y lo feliz que le hace.

Es de mucha ayuda poder leer algún libro que acompañe en el proceso. También, para los más pequeños, poder hablar de la muerte de alguna mascota o planta en la casa. Se les puede pedir que si quieren puedan realizar un dibujo, una manualidad o algo que entregar a la persona enferma como muestra de afecto. Por último, siempre mostrar la seguridad de que vamos a estar con ellos y nunca va a estar solo (los niños más pequeños a veces piensan que pueden fallecer los otros familiares al sentir miedo por la pérdida).

¿Qué consejos nos darías para ayudar al niño a superar poco a poco el duelo? ¿Es bueno que verbalicemos esa pérdida con él o que hagamos algún ritual de despedida?El primer consejo es que el dolor y la tristeza del niño debe ser atendida. Es importante darle tiempo para superarlo y acompañarle en las diferentes fases que va a atravesar. Saber además que muchas veces los adolescentes expresan su tristeza desde el enfado y aislamiento. Es importante no caer en las provocaciones, sino entender que su estado anímico es bajo y lo expresa de la manera que puede. Intentar no realizar muchos cambios en la vida del menor y que pueda tener momentos de desahogo y ocio, siempre le va a ser favorable.

Poder verbalizar la pérdida y recordar a la persona fallecida va a ayudar a superar el duelo y favorece la aceptación. Hacer partícipes a los menores de los rituales, sin forzarles si no quieren. Hablar de manera positiva de la persona que ya no está. Recordar anécdotas y momentos positivos. Además, sería recomendable acudir a un profesional de la salud mental si vemos que no mejora.

La tristeza del niño debe ser atendida, es importante darle tiempo para superarlo y acompañarle en las diferentes fases

Tradicionalmente se ha intentado alejar a los niños de los tanatorios, funerales, entierros…, ¿es buena idea que sí participen de ellos?Hace décadas, la muerte era algo natural que ocurría de una forma más temprana, sin embargo, en la actualidad se está institucionalizando la muerte. Antes frecuentemente la gente fallecía en casa, sin embargo, en la actualidad, la gente muere en hospitales o residencias, por lo que la sociedad se aleja del hecho de la muerte. Ni siquiera utilizamos casi los términos “morir”, “fallecer”, sino que usamos frases del tipo “ya no está con nosotros”, “está en el cielo”, “es una estrella”, “se ha ido”. Nos escondemos tras gafas de sol y no llevamos a espacios de despedida a los niños. Es buena idea que participen en tanatorios, funerales, entierros siempre y cuando estén acompañados por su figura de apoyo, se les explique con anterioridad dónde van a ir, sea acorde a su madurez y puedan estar poco tiempo.

¿Qué traumas puede dejar en el niño un duelo no resuelto?Puede generar distintos signos y síntomas como ansiedad, miedos nocturnos con pesadillas, alteraciones significativas en el sueño, angustia de separación, pensamientos rumiativos sobre las circunstancias de la muerte, sentimientos frecuentes de soledad o vacío, reacciones emocionales intensas al recordar a la persona fallecida, regresiones y comportamientos infantilizados. En algunos casos, incluso pueden aparecer ideas y comportamientos autolíticos.

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