En España hay más de 600 mil embriones congelados: ¿qué se hace con ellos? ¿Qué dice la ley?

  • Alrededor de la mitad son de parejas que quieren volver a intentar tener un hijo, pero el resto puede destinarse a investigación o donación.
Fecundación in vitro.
Fecundación in vitro.
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Fecundación in vitro.

La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) ha hecho público un estudio en el que alerta de la acumulación de embriones congelados en España. En la actualidad, según los datos recopilados y pertenecientes a 2019, hay 668.000 embriones congelados. Todos ellos proceden de tratamientos de reproducción asistida en los que han sobrado embriones que pueden utilizarse en un futuro, por eso se conservan. Sin embargo, no todos se acumulan sin más, sino que alrededor de la mitad pertenecen a parejas que quieren utilizarlos, “ya sea porque no han conseguido un embarazo en el primer intento y va a seguir intentándolo o porque han tenido ya un hijo con técnicas de reproducción asistida y quieren tener otro en el futuro con sus embriones congelados anteriormente”, nos aclara Rocío Núñez Calonge, experta en Reproducción Asistida y miembro del Grupo de Ética y Buena Práctica Clínica de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). El problema viene con el resto de embriones, que, en muchos casos, se acumulan sin más en los bancos de embriones sin tener un destino fijado.

¿Qué opciones existen para los embriones congelados?

En la actualidad, los bancos de embriones están obligados a notificar sus resultados al Registro Nacional, coordinado por la SEF, pero solo el número de embriones congelados que tienen, no su destino, por lo que decidieron hacer una encuesta entre los centros para averiguarlo. La Ley de reproducción asistida contempla cuatro opciones: conservarlos para usarlos en un futuro -que es alrededor de la mitad-, donarlos a otras parejas -apenas un 5%-, donarlos a la ciencia (18%) o destruirlos (18%). 

Sin embargo, existe un 12% que, según esta encuesta no tiene destino definido, es decir, que pertenecen a parejas que se han desentendido de ellos sin dar explicaciones o que han dejado de pagar la cuota que se requiere para conservarlos, “suelen ser parejas que, o bien no los ha localizados cuando tocaba renovar la decisión -algo que por ley debe hacerse cada dos años- o han dejado de pagar y no nos responden”. Esto es un problema porque, aunque la ley contempla que los embriones pasen a ser propiedad del centro, tampoco pueden hacer lo que quieran con ellos, no los pueden destruir sin más, y “como no existe un plazo de tiempo que se pueden tener congelados, se van acumulando”, advierte Rocío Núñez. Porque las parejas que quieren conservarlos embriones tienen que pagar un mantenimiento, “para ellos no es mucho, pero supone un gasto grande para las clínicas, porque los tanques tienen que estar siempre llenos de nitrógeno líquido, tiene unos sistemas de control…”.

Otros de los problemas que provocan que los embriones se acumulen son, por ejemplo, que de entre las pocas parejas que optan por donarlos (un 5%) la mayoría de estos no cumplen los requisitos y del 18% que decide donarlos para investigación, también la mayoría no tiene proyectos asignados porque hay pocos o ningún trabajo de investigación en el que puedan ser usados.

Además, destruirlos, incluso con el consentimiento de las parejas, no puede hacerse de manera inmediata, pues hay que esperar, según la ley, a la que la mujer no pueda usarlos, “aunque la pareja haya decidido destruirlos porque tiene claro que no quiere tener más hijos, son necesarios dos informes médicos que certifiquen que la mujer ya no se puede quedar embarazada. Así, por ejemplo, si una mujer se hizo un tratamiento de fertilidad con 30-35 años, se tiene que esperar hasta que esta tenga unos 50 para poder destruirlos, aunque desde los 40 haya decidido que no quiere tener más hijos”, asegura la doctora Núñez Calonge.

¿Qué soluciones se proponen?

Desde la Sociedad Española de Fertilidad proponen que se modifiquen algunos aspectos de la ley que impidan que los embriones se vayan acumulando sin más, “nosotros hemos hecho una serie de recomendaciones para evitar que se sigan acumulando y sobre el destino de esto embriones”, nos cuenta. Por ejemplo, para evitar que se sigan acumulando, proponen que “en lugar de congelar embriones se congelen ovocitos y que se cambie la ley, porque ahora mismo se contempla el mismo destino para los óvulos que para los embriones y pensamos que no tiene sentido, porque no son los mismo”. Esta solución ayudaría a reducir el número de embriones que se acumulan, pero para reducir el número de embriones que ya están congelados y que no tienen destino designado, proponen que se puedan destruir, “también que los embriones que se hayan donado a investigación, pero que no tengan proyecto, puedan destinarse a otras cosas, como la formación de embriólogos, en el laboratorio… Y otra que creemos que se puede cambiar en la ley es el tema de la destrucción de los embriones cuando la pareja haya decidido que sea así sin esperar a que un médico certifique que la mujer ya no puede usarlos”, reclama Rocío Núñez.

También, habría que intentar que aumente el porcentaje de embriones donados a otras parejas, pues, a día de hoy, como nos explica la doctora Núñez, “sigue habiendo muchas reticencias a donar embriones a otras parejas porque piensan que van a ser los hermanos de los hijos que ya tienen, t culturalmente no está muy aceptado”. Y es que, con un mayor número de embriones donados, ya sea a parejas o a mujeres solas, se evitaría acumular embriones, destruir algunos y se podría además, agilizar el proceso de fecundación in vitro de otras parejas o mujeres, que muchas veces tienen que recurrir a óvulos y/o esperma donados, con el sobrecoste que eso supone. 

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