Cúrcuma durante el embarazo: por qué hay que ser prudentes con su consumo

Conocida y codiciada desde tiempos ancestrales, la cúrcuma es una de las especias más clásicas de la gastronomía india (es una de las especias que típicamente forman parte de las mezclas conocidas en occidente como curry). En cantidades moderadas no supone ningún problema e incluso podría ser beneficiosa para distintas áreas de nuestra salud, pero hay que tomar ciertas precauciones a la hora de consumirla y algunas de ellas afectan concretamente a las mujeres embarazadas.

En este sentido, quienes estén esperando un bebé deben en la medida de lo posible evitarla, según recomienda el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

Esto es porque contiene curcumina, una sustancia sobre la que, como reconoce el organismo, no está claro cómo puede afectar a embarazadas y lactantes. A nivel general, se sabe con certeza que tiene efectos anticoagulantes y existe cierta evidencia de que podría dificultar la correcta absorción del hierro y provocar contracciones.

Sin embargo, y aunque siempre es bueno ser prudentes, hay que matizar varios aspectos. Por una parte, el contenido en curcumina de la cúrcuma pura es mínimo (apenas un 5%); por ello, la advertencia de AESAN se refiere más a los complementos alimenticios que contienen esta sustancia en concentraciones importantes y a los alimentos que la llevan como aditivo.

Por otro, los estudios que han tratado de dilucidar sus verdaderos efectos en la absorción del hierro y a la hora de provocar contracciones no han sido del todo concluyentes.

De hecho, las mujeres en la India tradicionalmente han seguido especiando su comida durante el embarazo con cúrcuma sin que ello haya supuesto grandes problemas. Es decir, que un uso racional y moderado de la cúrcuma como especia o como colorante alimentario no tiene porqué conllevar ningún riesgo; así, la precaución se dirige más a su uso medicinal, en infusiones o como parte de complementos.