Así envejeceremos: los tres pilares para cumplir años y mantenerse sano, según los expertos

Pareja de jubilados en un crucero.
Pareja de jubilados en un crucero.
Feverpitched / iStock
Pareja de jubilados en un crucero.

Existe una frase, a menudo atribuida al político, científico y filósofo estadounidense Benjamin Franklin, que postula que la muerte y los impuestos son las dos únicas certezas que tenemos en la vida. Y aunque periódicamente se destapen casos que ponen en entredicho la segunda de esas dos premisas, la primera permanece, por ahora, sin discusión posible. Se podría añadir también que, siempre que no se alcance tempranamente el destino ineludible, es igualmente inevitable el camino hacia él: el envejecimiento.

Sin embargo, envejecer ya no es igual que en los tiempos de Franklin. Los avances científicos han hecho evitables muchos males que antaño hacían más doloroso el paso de la edad y nos han dado algo de tiempo extra; y el modo en que la sociedad y el entorno tratan la vejez han cambiado. Así, cabe preguntarse qué deparará el futuro a quienes ahora afrontan ese proceso irreversible que es hacerse mayor.

"El envejecimiento empieza cuando nacemos"

Lo primero que necesitamos para entender cómo las personas transformamos colectivamente la manera de envejecer es establecer qué entendemos exactamente por envejecimiento y delimitar las fronteras de las disciplinas que lo estudian.

Como explica a 20Minutos Domingo Palacios Ceña, doctor en Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, "el envejecimiento es un proceso de cambios esperados que se producen en nuestro organismo, desde que nacemos y a medida que avanza la edad. Los órganos y sistemas van cambiando, y algunos de ellos van disminuyendo su capacidad de hacer su trabajo de manera efectiva o eficaz; muchos de esos cambios provocan que algunas de nuestras capacidades vayan disminuyendo progresivamente". 

José María Ruiz Sánchez de León, profesor de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia de la Universidad Complutense de Madrid, añade para 20Minutos un matiz interesante: "Desde un punto de vista, tradicionalmente médico, biologicista, el envejecimiento estaría relacionado con el proceso de deterioro, un proceso que lleva a la enfermedad y a la muerte. Es una visión negativa, desde la enfermedad, propio de la geriatría. En contraposición a eso, surgieron las visiones del envejecimiento desde la gerontología: acercamientos más bio-psico-sociales, un poco más centrados en los cambios y en la perspectiva del ciclo vital".

"Algunos de estos cambios son hacia el deterioro, pero otros son a fortalecimiento de algunas habilidades: en lo cognitivo, se producen aumentos en habilidades como el conocimiento léxico, que crece prácticamente hasta la muerte en ausencia de demencia. Es decir, esta es una visión evidentemente más positiva".

Geriatría y gerontología

Estas concepciones ilustran bien los puntos de partida de las dos ciencias del envejecimiento: la geriatría y la gerontología.

"La geriatría es una disciplina médica", aclara Ruiz. "Por tanto, lo que hace es pretender curar enfermedades (y, si no puede curarlas, paliar la sintomatología). En realidad, está muy centrada en el concepto de enfermedad".

"En este país, probablemente por cómo está organizado el Sistema Nacional de Salud, se centra mucho en individuos muy mayores con pluripatologías, por lo que el geriatra hace un poco de labor de médico de cabecera del paciente mayor", añade.

"La gerontología, y en concreto la psicogerontología", prosigue, "tiene un enfoque mucho menos centrado en la enfermedad y por lo tanto se enfoca más en lo que la persona sí es capaz de hacer: fomentar el tejido asociativo, la red social, las actividades estimulantes, fomentar aspectos de nutrición, ejercicio físico... más en la capacidad que en la incapacidad".

"La gerontología no se centra tanto en las enfermedades", concuerda Palacios, "sino más en estudiar el proceso del envejecimiento. Lo que pasa es que muchas veces ese propio proceso provoca problemas en el cuerpo de las personas, por lo que la línea es difusa".

"Aún así, es cierto que la gente que se dedica a la geriatría se centra en la enfermedad y la que se dedica a la gerontología también estudia el envejecimiento a nivel biológico, psicológico y social".

"El reto es siempre económico"

En el proceso para lograr estos objetivos hay retos importantes, retos que son dependientes del contexto social en el que ambas disciplinas se desenvuelven (Palacios recuerda que "en función del entorno social y la cultura el proceso de envejecimiento o el envejecer se percibe de manera diferente").

En este sentido, este experto opina que el mayor de todos ellos es la fragilidad: "Es un estado de mayor vulnerabilidad de la persona mayor. A sufrir lesiones, enfermedades... Ahora mismo, se está estudiando si la fragilidad física y cognitiva forma parte del envejecimiento normal o es un síndrome geriátrico que se puede tratar".

"Hay otros dos: la digitalización en el proceso de envejecimiento y el covid. No el covid agudo, sino el síndrome post-covid, que va a provocar muchas secuelas. Combinado con la fragilidad, tenemos una mezcla explosiva que es importante estudiar mucho".

Ruiz aporta otra óptica a esto. "El reto siempre es económico. Siempre es una cuestión de que no hay fondos, por ejemplo para investigar o para desarrollar el tejido asociativo... la expectativa es que el envejecimiento de la población avanza y, sin embargo, la sociedad no se está adaptando a ese potencial cambio: la apuesta de los organismos públicos debería crecer en este sentido". 

"La digitalización se está convirtiendo en una limitación"

Todas estas cuestiones se están abordando de diferentes formas y con diferentes grados de éxito. Ante la realidad de una población que envejece (con lo que es previsible que los problemas de los mayores cobren progresivamente mayor importancia social), desde distintas instancias se ponen en marcha iniciativas para atajar muchas de las grandes cuestiones, aunque pareciera que algunas están quedando olvidadas.

Los dos expertos coinciden en señalar el aspecto puramente médico como uno en los que hay más lugar para el optimismo y en los que mejor se está haciendo el trabajo. "Se está potenciando mucho lo que es el manejo de la fragilidad o la pre-fragilidad en dos puntos, que son la actividad física y la línea nutricional. Lo que se lleva haciendo ya mucho tiempo, como una acción de salud pública y de recomendaciones de organismos como la OMS para mantener una vida saludable es atajar la sarcopenia (pérdida de masa muscular propia de la edad), que se ha visto que está muy relacionada con la actividad física: por ello, se promueve mucho la actividad física en las personas mayores", apunta Palacios.

"Gracias a los avances de la última década o década y media en investigación y en prevención", arranca Ruiz, "ahora mismo la gerontología tiene bastante más claro cuáles son los pilares sobre los que tiene que hacer su intervención".

Y continúa: "Uno es la nutrición, en el que se está fomentando la adopción de una dieta mediterránea; otro es el ejercicio físico, para el que ya hay programas de entrenamiento para mayores, y la tercera es la realización de actividades cognitivamente estimulantes, como aprender instrumentos musicales o aprender idiomas. Y por esta cuestión económica, creo que esta última no se fomenta lo suficiente".

"Debido a la falta de recursos, no hay un buen acceso a actividades estimulantes"

"Sobre las dos que están claramente vinculadas con la medicina (la nutrición y el ejercicio físico) la gente tiene ya una cierta conciencia de que esto es importante y la gerontología las trabaja mucho, pero la parte sobre las actividades estimulantes no acaba de cuajar porque debido a la falta de recursos no hay un buen acceso a ello", añade. 

Por otro lado, ambos profesionales también señalan la digitalización como una de las asignaturas pendientes: "Aunque a nivel de los profesionales sanitarios las herramientas digitales se están utilizando mucho", dice Palacios, "a nivel de usuario lo que debía ser una herramienta muy buena se está convirtiendo en una limitación para su capacidad de hacer lo que en geriatría se llaman actividades instrumentales de la vida diaria. Y cada vez más, todo pasa por un aparato, el smartphone, que muchas personas no saben manejar".

Aquí, Ruiz aporta un gran ejemplo de esto: la digitalización progresiva de los servicios bancarios. "Están cerrando muchas sucursales de bancos", narra, "y estos cierres se hacen esgrimiendo que los trámites que realizaban ahora deben hacerse online. Pero para ello, hay que entrenar a los individuos: y aquí los individuos mayores quedan desamparados. Y así en muchos ámbitos: para pedir citas en organismos públicos, para pedir citas médicas... Este tipo de sistemas nos obligan a pensar maneras de saltar brechas".

Y advierte: "Aunque a medida que las generaciones jóvenes, sin esta brecha digital vayan haciéndose mayores, la tendencia es a pensar que este problema disminuirá: pero, entonces, irán apareciendo nuevas tecnologías a las que no estarán adaptadas".

"Probablemente los recursos asistenciales acaben siendo privados"

Palacios añade, a todo lo anterior, otra cuestión fundamental: "Yo creo que una cosa que va a influir mucho en el proceso del envejecimiento, en el estudio de cómo el envejecimiento afecta a las personas mayores y de cómo el envejecimiento es aceptado por la sociedad y la cultura en la que vivimos son los recursos asistenciales de que dispongamos para atender a las personas mayores", asevera.

"Ahora mismo, las residencias, que son un recurso muy bueno", expone, "en España son lo mayoritario. Y no puede ser lo único. En otros países hay pisos tutelados, comunidades de ancianos, pisos compartidos... con personal preparado para asistir a los mayores en estos lugares", explica.

"A medida que más gente se vaya incorporando a la población mayor, van a ir surgiendo nuevas necesidades, nuevos requisitos y nuevas exigencias que van a hacer que sean necesarias nuevas infraestructuras para atenderlas. Y en España, posiblemente, acabe siendo el sector privado el que ocupe estos recursos asistenciales", señala.

"Desde el sector público no parece que se esté invirtiendo en recursos como estos para las personas mayores. Tal vez, cuando las personas mayores seamos más y empecemos a votar será cuando se empiece a invertir en esto", argumenta.

"Vamos a envejecer físicamente mejor, pero con problemas sociales"

Teniendo en cuenta todo este análisis, a la hora de analizar cómo van a envejecer quienes a día de hoy son jóvenes o de mediana edad, cómo va a ser el 'envejecimiento del futuro', las posiciones de los expertos divergen.

Ruiz, por su lado, tiene una visión mayormente positiva: "A medida que van pasando los años y se van sucediendo las cohortes, una de las cosas que vamos viendo es lo que llamamos el 'efecto Flynn' por el que cada generación va ampliando su capacidad intelectual a lo largo de los años. De esta manera, nosotros somos más capaces cognitivamente de lo que eran nuestros abuelos (porque tenemos mejor acceso a la educación, por una mejor nutrición, por un mayor conocimiento sobre el ejercicio físico...) y es previsible que, por tanto, nuestros nietos del futuro también nos superen a nosotros".

"Por tanto", continúa, "la expectativa es que, por ese 'efecto Flynn' vamos a tener mayor capacidad de afrontar y empoderarnos frente a la enfermedad (a medida que tenemos mayor conocimiento, individualmente, de nuestras propias enfermedades y mayor capacidad de asumir las medidas preventivas)".

"Hay varios factores, como la digitalización, que tienen que acompañar, pero la perspectiva es que en condiciones normales vamos a tener un envejecimiento más saludable que el que tuvieron nuestros abuelos, sobre todo si además tenemos en cuenta los avances en medicina", relata.

La perspectiva, para quienes mantengan la prevención primaria (incluyendo la reserva cognitiva: mantenernos activos) es la de un envejecimiento muy saludable. "Claro que también hay una brecha socioeconómica que hoy por hoy es insalvable", apunta.

Palacios, por su parte, sí ve algunas nubes en el horizonte. "En lo físico", opina, "parece que sí que vamos a envejecer mejor, y vamos a tener acceso a tecnología y recursos que nos van a ayudar a manejar la dependencia o la discapacidad. Pero a nivel social, parece que vamos a envejecer peor".

"Cuantas más personas mayores seamos, menos población activa habrá, y por tanto menos recursos y dinero habrá para mantener ciertos aspectos de la Seguridad Social como el tema de las pensiones".

"Nos vamos a enfrentar a falta de recursos para comer o pagar una vivienda"

"Vamos a tener personas mayores con un envejecimiento más óptimo y más robusto, pero nos vamos a enfrentar con problemas como falta de recursos para tener una vivienda, para comer o para gestionar de manera autónoma su vida", apostilla.

Por todo ello, este profesional opina que es necesario empezar a tomar decisiones que afronten estos problemas. "Yo creo", argumenta, "que la mejor manera de tomar decisiones para cuando seamos mayores es incluir en los foros de decisión a las personas mayores. Solo quienes están en residencias saben lo que se cocina ahí; solo las personas mayores que tienen cronicidad y se han adherido a la actividad física saben lo que es; solo los mayores que tienen problemas con sus pensiones saben lo que hay".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento