La alternativa saludable a estar sentado 8 horas que reduce el riesgo de padecer enfermedades graves

Un trabajador frente al ordenador
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MINISTERIO DE EMPLEO - Archivo
Un trabajador frente al ordenador

Existe la creencia de que pasar ocho horas casi cada día sin realizar actividad física es algo propiamente exclusivo de las sociedades occidentales desarrolladas y contemporáneas. Sin embargo, tal y como apunta un reciente estudio publicado en el medio científico Proceedings of the National Academy of Sciences, en realidad parece que se trata de un hábito que ya se daba en las antiguas sociedades de cazadores-recolectores, y esto podría poner en cuestión muchas de las creencias que mantenemos sobre la evolución en los humanos y sobre los problemas de salud derivados de esa inactividad.

Y es que, al parecer, el problema podría estar no tanto en pasar esa cantidad de tiempo en reposo (físico, al menos) sino en el modo en el que lo hacemos actualmente, en el contexto de los países desarrollados.

En contradicción con la evolución

De hecho, la sola idea de que el descanso prolongado es malo para nuestra salud entra en conflicto con el entendimiento que tenemos de los mecanismos evolutivos. Particularmente, y como recogen los autores del artículo, se ha observado que la selección natural tiende a favorecer las estrategias que requieren menor gasto energético (lo que incluye el descanso). Y, aún así, es mucha la literatura científica que va encontrando correlaciones entre el tiempo que las personas pasamos sentadas cada día y problemas como niveles de colesterol excesivamente altos, enfermedades cardiovasculares o diabetes, en ocasiones independientemente del ejercicio físico que se realice durante el resto del día.

Por ello, este grupo de investigadores decidió investigar el contexto evolutivo de la actividad física en el desarrollo humano.

Con tal fin, se fijaron en la tribu Hadza de Tanzania, una sociedad que aún hoy continúa siendo, esencialmente, de cazadores recolectores. Se trata de un pueblo que goza de una excelente salud en términos cardiovasculares (lo que incluye la tensión arterial, los niveles de colesterol y la incidencia de enfermedades coronarias) pero que, curiosamente (y aunque su modo de vida es muy activo) parece pasar un número elevado de horas en reposo.

Cómo se sientan los Hadza

Concretamente, los científicos pidieron a un grupo de Hadza que llevasen durante una semana unos dispositivos que medían el tiempo en el que se encontraban realizando alguna actividad física. Y lo que descubrieron es que, de media, gastan nada más y nada menos que diez horas de vigilia al día en reposo. Una cifra que, señalan, es muy similar a la observada con metodologías similares en el mundo desarrollado.

Teniendo este dato en cuenta, decidieron estudiar, en cambio, el modo en el que llevan a cabo este reposo.

Para ello, los observaron durante varios días, tomando notas extensivas sobre lo que hacían. Y descubrieron que, aunque en ocasiones también se sientan en el suelo, una buena fracción de ese tiempo de reposo (cerca del 20%) la pasan en una postura mucho menos común en las sociedades occidentales: en cuclillas.

Las ventajas de las cuclillas

Este hallazgo tiene muchas implicaciones importantes. Concretamente, porque al estar en cuclillas los músculos de las piernas se contraen mucho más a menudo que estando sentado.

A su vez, estas contracciones facilitan que los tejidos produzcan determinadas enzimas necesarias para el procesamiento de las grasas. Así, una presencia de estas enzimas significativamente menor podría explicar la acumulación de colesterol, con graves efectos en la salud cardiovascular.

Es decir, que, según los investigadores, más que el tiempo de reposo lo que podría ir en contra de nuestra fisiología evolutiva es la inactividad muscular, dado que parece ser que nuestro cuerpo está adaptado a un nivel consistente de actividad muscular incluso durante el reposo.

De acuerdo con esta idea, cambiar la silla por las cuclillas durante una porción significativa de nuestro tiempo de vigilia (en el que no estemos realizando actividades físicas) podría conllevar una mejoría importante en nuestro estado de salud cardiovascular.

Algunas limitaciones del estudio

Sí que hay que señalar que, aunque esta investigación ofrece una posible explicación para la relación comprobada entre pasar largos periodos de tiempo sentados y determinados efectos perniciosos para nuestra salud, tampoco puede considerarse una evidencia absoluta y debe ser tomada con cautela.

Particularmente, porque la cadena de causalidad que presenta no está comprobada empíricamente de acuerdo con el método científico, algo para lo que serían necesarios trabajos posteriores en este sentido.

Además, existen otras variables importantes que no han sido tenidas en cuenta y que podrían influir notablemente en el resultado. Por ejemplo, no se han separado los efectos sobre el cuerpo de la intensa actividad física que los miembros de la tribu Hadza desarrolla de manera habitual de aquellos provocados por el tiempo que pasan en reposo, ni se ha estudiado su dieta o su composición corporal.

El objetivo, no obstante, es otro. Tal y como afirman, lo que se ha buscado aquí es ganar conocimiento sobre la historia evolutiva del ser humano. Y, además, llevarnos a reconsiderar el tiempo que pasamos sin apenas actividad muscular. Quizás, por ello, puede ser buena idea tomar la costumbre de ponernos de pie, o incluso de cuclillas, en esas horas que normalmente pasamos sentados.

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