Cómo quitarse el miedo a ponerse la vacuna de la alergia

Una enfermera inyecta una vacuna a un paciente.
Una enfermera inyecta una vacuna a un paciente.
EP/SESCAM
Una enfermera inyecta una vacuna a un paciente.

La primavera es una de las peores épocas para la mitad de los cerca de 14 millones de alérgicos que hay en España. Son los que tienen alergia al polen, y sufren síntomas como picor de ojos, rinitis o picor de garganta.

Uno de los recursos que tienen los alérgicos es vacunarse, opción que, de hecho, es la más eficaz. La vacuna proporciona al alérgico una respuesta inmune protectora y así no desarrollar síntomas.

Las vacunas contra las alergias contienen un pequeño extracto de aquellas sustancias que desencadenan las reacciones alérgicas, y lo hacen de una manera controlada. 

Estas sustancias, los alérgenos, tienen como objetivo exponer al organismo del paciente con una alergia para que, de esta manera, se estimule su sistema inmunitario.

El problema es que la vacuna puede producir rechazo en muchas personas. Hay gente que sufre tripanofobia, es decir, miedo a las agujas. Este miedo puede producir síntomas como falta de concentración, sensación de falta de aire, pensamientos de muerte inminente, ansiedad, angustia, desorientación, confusión, mareos, taquicardia, sudoración, hiperventilación, temblores, náuseas, dolor abdominal o dolor en el pecho.

Tal y como recoge el portal El Tiempo, existen algunos métodos para luchar contra la fobia a las vacunas. Lo primero sería informar a los sanitarios de esa fobia. Posteriormente, informarse de todo detalle acerca de la vacuna, sin dejar ninguna duda, incluidos datos como la longitud de la aguja.

Se aconseja también que la vacuna se suministre en un entorno íntimo y confortable, en la posición que prefiera el receptor. Por último, y si es posible, se recomienda ir acompañado de un amigo o familiar.

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