El peligro de la desigualdad en la vacunación: "Aumenta la transmisión y el riesgo de nuevas variantes"

03/08/2021.- Alcantarilla , Murcia . Vacunaciones masivas contra la Covid-19 con la vacuna moderna a menores y mayores en el Pabellon Jara Carrillo de Alcantarilla con colas de 45 min de espera .
Vacuna contra la covid-19.
Javier Carrion
03/08/2021.- Alcantarilla , Murcia . Vacunaciones masivas contra la Covid-19 con la vacuna moderna a menores y mayores en el Pabellon Jara Carrillo de Alcantarilla con colas de 45 min de espera .

Desde antes incluso de que se descubrieran las vacunas y comenzasen las campañas de inmunización a escala global, muchos advirtieron (la propia OMS, sin ir más lejos) de la posibilidad de que los países de renta más alta acaparasen los sueros mientras que los países más empobrecidos sufriesen una dramática escasez. Hasta ahora, estos augurios se han cumplido punto por punto.

A 28 de diciembre de 2021, y según los datos recogidos por Our World in Data, más de treinta países en el mundo no han inmunizado por completo a más del 10% de su población, mientras que otro grupo de Estados ya supera el 80%. Si situamos estos territorios en el mapa, se hace evidente un claro patrón geográfico y económico en esa diferencia.

Una diferencia considerable entre países de rentas altas y bajas

"Ahora mismo hay ocho vacunas aprobadas por la OMS", explica a 20Minutos Carmen Terradillos, responsable de Vacunación y Respuesta a Epidemias de Médicos Sin Fronteras España. "Hay como unas trescientas que se están desarrollando y hay unas 119 en fase avanzada (fases II y III)".

"Se han administrado ocho millardos (miles de millones) de vacunas en todo el mundo", prosigue, "pero hay una diferencia considerable entre los países de rentas altas y los países de rentas bajas. Estamos hablando de que, en global, los países de rentas altas tienen a más del 50% de su población vacunada (con algunos, como España, que llegan al 80%) mientras que en países de rentas bajas, y sobre todo en África Subsahariana, estamos hablando de un 11% (con países como Congo, que ahora mismo está en un 0,45%)".

"Es decir, que hay mucha diferencia dependiendo sobre todo de los sistemas sanitarios de cada lugar", añade.

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Las zonas poco vacunadas favorecen la aparición de nuevas variantes

Este desigual reparto de las vacunas en el globo, al margen de sus implicaciones morales, supone un riesgo para el mundo entero y un obstáculo en la lucha contra la pandemia. Y es que esas grandes áreas con una baja tasa de vacunación son el caldo perfecto para que aparezcan nuevas variantes del virus, como hemos visto con la ómicron (que, coincidentemente, procede del África Subsahariana).

La experta lo explica así: "Para que el virus mute, necesita que haya una alta transmisión y esté en contacto con diferentes factores, ya sean genéticos, climatológicos o de otra índole. El virus se va a adaptar dependiendo de la situación".

"El hecho de que encontremos zonas en el mundo que estén muy poco vacunadas favorece la transmisión del virus y, por tanto, aumenta la capacidad de mutar y adaptarse del virus", continúa.

"Si no conseguimos realmente una equidad en la vacunación global de toda la población, el riesgo de que sigan surgiendo variantes es muy alto, sobre todo en estas zonas con una alta transmisión".

El resultado de esto está claro: "Va a haber nuevas variantes y, al vivir en un mundo globalizado en el que los seres humanos nos movemos mucho, se va a alargar la duración de la pandemia".

Las variantes disminuyen la eficacia de la vacuna frente a la infección

Para entender este riesgo, hay que tener en cuenta que las vacunas ya desarrolladas pueden ser menos eficaces contra nuevas variantes del virus. "Esto se ha evidenciado sobre todo en la eficacia contra la infección", desarrolla Terradillos. "Cada vacuna tiene una eficacia contra la infección, una eficacia contra el desarrollo de cuadros severos y una eficacia contra la mortalidad (aunque esta última no todas la reportan)".

"Lo que sobre todo se vio a partir de la delta es que la eficacia contra la infección disminuye, aunque no se vean reducidas la eficacia contra los cuadros severos ni la eficacia contra la mortalidad", señala.

"Esto es", añade, "porque con la vacuna uno gana inmunidad en cuanto a la cantidad de anticuerpos que se generan después de la inyección de la vacuna, pero existe otra cosa que es lo que se llama la inmunidad celular o la inmunidad memoria, que es la que realmente protege contra la muerte y los casos severos. Esa inmunidad no se pierde".

En la situación actual, apunta Terradillos, "sí se ha visto que a partir de la delta hay una disminución en esa eficacia contra la infección y, ahora con la ómicron hemos visto que hay una alta transmisión. Las vacunas han sido muy eficaces, y estamos teniendo datos todavía bastante tolerables por la parte de los casos severos y las muertes. Debemos seguir teniendo confianza en las vacunas, aunque las nuevas variantes sean más transmisibles". Con todo, apostilla que "al haber poblaciones sin vacunar, el virus afecta más a estas personas: de la misma manera que en esta sexta ola ha habido en España más casos entre los adolescentes y los niños".

No se trata (sólo) de repartir vacunas

El camino para lograr ese reparto equitativo no es sencillo, y tenemos pocas experiencias previas de las que aprender. "Estamos viviendo algo que no se había visto anteriormente", concuerda Terradillos. "Para lograr un reparto equitativo no es sólo necesario realizar un aprovisionamiento en relación al número de población, sino que ese aprovisionamiento debe hacerse en relación a planes definidos de vacunación".

"Desde los países con rentas más altas, debemos apoyar esos planes de vacunación. No es sólo dejarles las vacunas en la capital del país y que ellos se ocupen de distribuirlas; al final, estamos hablando de países con muchas dificultades para el transporte, para la energía, con conflictos y guerras, zonas que ni siquiera el propio gobierno puede cubrir...", comenta la experta. "Hay que acompañar todo el proceso: la sensibilización de la población, la distribución, la formación de los equipos sanitarios...".

Así que, por una parte, dice Terradillos, "COVAX (Fondo de Acceso Mundial a las Vacunas Covid-19, un organismo creado para centralizar las donaciones y la distribución de vacunas en los países de menos recursos) y los países de rentas más altas tenemos que intentar que haya un reparto justo de acuerdo con la población que tenemos. Por ejemplo, la República Democrática del Congo tiene 80 millones de habitantes y ha recibido sólo 9 millones de vacunas".

Por otra, "hay que repensar muy bien las dosis adicionales o de recuerdo que se están poniendo. Por ahora, lo que sabemos es que las dosis primarias nos siguen protegiendo contra la mortalidad y contra los casos severos", continúa. "Por supuesto hay que seguir teniendo en el objetivo a los grupos más vulnerables, como personas más mayores o inmunodeprimidas, pero también debemos intentar compartir más este número de dosis que hay en el mercado".

"Y hombre, la liberalización de patentes estaría muy bien, en el sentido de que si se liberasen las patentes y se compartiese entre los laboratorios la tecnología que se ha usado aumentaría la producción de las vacunas, con lo que sería más fácil poder aprovisionar de una manera más equilibrada a todos los países", argumenta.

"Ahora se están haciendo donaciones, en muchos casos de un país a otro", esgrime, "pero yo creo que debemos tener una visión más global y tener un poco más en cuenta la situación en todo el mundo".

El objetivo de una cobertura igualitaria

Terradillos sumariza la situación: "Los países de rentas altas hemos controlado la producción y distribución de las vacunas con los laboratorios y en el proceso hemos dejado atrás a los países de rentas medias y bajas. Pero lo que nos interesa es que haya una gran cobertura vacunal en todo el mundo, para lo que tenemos que ir todos de forma conjunta. Y yo creo que eso es lo que se nos ha olvidado: que una pandemia implica una visión global. Nos hemos quedado en nuestras visiones más globales y territoriales, cuando tenemos que tener una perspectiva más global".

"Lo que tenemos que recordar es que cuanta menor transmisión haya, menos variantes habrá; y para disminuir esa transmisión tenemos que tener muchas más personas vacunadas en todo el mundo. El objetivo es tener una cobertura vacunal igualitaria para todos".

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