Silvia Llop, la psicóloga del amor: "Una pareja que no discute nunca, nunca, nunca… es sospechosa"

En verano, las discusiones de pareja se multiplican como consecuencia de la ausencia de una rutina y del tiempo que pasamos juntos. Según la experta, la solución pasa por tres fases que, superadas debidamente, pueden reforzar nuestra relación.
Las discusiones en la pareja, bien planteadas, pueden reforzar la relación
Las discusiones en la pareja, bien planteadas, pueden reforzar la relación
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Las discusiones en la pareja, bien planteadas, pueden reforzar la relación

"Durante las vacaciones de verano, no es que las parejas en España discutamos más porque sí, es una cuestión de proporción. Pasamos muchas horas juntos, sin la rutina habitual, y discutimos más, pero también tenemos más sexo, hacemos más planes… hay más de todo", explica Silvia Llop, la psicóloga del amor, graduada en la Universidad de Barcelona, Posgrado en Psicoterapia Práctica, Máster en Programación Neurolingüística, y autora del libro 'Mándalo a la mierda (mereces algo mejor)' de Plataforma Actual.

La clave está en 'saber discutir' para que se convierta en algo productivo que nos permita avanzar en la relación, y no dar pasos atrás en el fragor del 'calentón'. La experta nos habla de tres fases por las que deberíamos pasar; del objetivo de búsqueda de soluciones y no de vencedores ni vencidos; y de la importancia del diálogo posterior para que el siguiente enfrentamiento se lleve a cabo desde un lugar más sano. También, llegado el caso, de plantearnos la ruptura cuando el poso que subyace en la discusión sea tan grave que lo requiera.

Mirando en el diccionario el significado de la palabra 'discusión', veo que uno de sus sinónimos es 'debate'. Sin embargo, discusión tiene una connotación negativa inevitable.Esa connotación será negativa cuando las discusiones son recurrentes y no se solucionan, cuando entramos en bucle y no somos capaces de solventar el problema que subyace. Porque cuando reclamamos a nuestra pareja que es la quinta vez que le decimos que recoja la cocina, por poner un ejemplo, en realidad lo que estamos reclamando es que nos tenga en cuenta, que no nos ignore cuando sabe que es algo importante para nosotros, que contribuya, sentirnos valorados, escuchados… (lo mismo hablo de ellas que de ellos). Las discusiones son positivas cuando nos llevan a entender a la otra persona, a ver que algo no está funcionando y a cambiarlo.

Una discusión es negativa cuando es recurrente, cuando no somos capaces de solucionar el problema que subyace

Escuchando tu explicación, parece que una discusión no tiene porqué ser algo negativo, sino que incluso puede ser algo beneficioso.Una discusión bien hecha y bien enfocada te puede ayudar a avanzar en la relación. Porque al final lo que estás demandando es, 'oye, mira, me he sentido mal por esto, y el otro te explica su versión…' Cuando somos capaces de sentarnos y hablar de lo que ha pasado después de la exaltación y la emoción inicial, cuando baja el calentón y podemos sentarnos y hablar, eso es fantástico. Son ese tipo de discusiones en las que buscas una solución y no sólo que el otro te dé la razón. Tampoco persigues sentir que has quedado por encima, que has ganado, sino que realmente lo que buscas es entender, para poder arreglar el conflicto y avanzar. Esas discusiones, sin duda, hacen más fuerte a la pareja.

Todo lo que cuentas suena muy civilizado, pero en una discusión hay poco de planificación…En una discusión hay tres fases. La primera es cuando 'saltas', cuando te sube la bilirrubina y te enfadas muchísimo, sin control. Es el famoso calentón. Ahí, en la fase inicial, es complicado gestionarse, y supone un verdadero aprendizaje. Poco podemos aportar ahí. En estos casos, es bueno que hayamos tenido conversaciones previas con la pareja. La segunda fase sucede cuando habéis enfriado la situación, os sentáis, y empezáis a hablar de lo que ha pasado y de cómo os sentís. Las dos versiones pueden ser igualmente válidas porque las dos tenían piezas de información diferentes, cada uno actuó desde 'su lugar'. Es la fase de reparación del daño. Y la tercera es la de prevenir discusiones futuras.

Háblanos de esas 'conversaciones previas'. ¿A qué te refieres?En la discusión es fundamental cuidar al otro, y no mirar sólo por uno mismo. Cuidar a mi pareja en esos momentos significa saber si necesita espacio, para no hablarle en esa situación, por ejemplo, por muchas ganas que tenga de seguir. Se trata de un pacto que debe ir en ambas direcciones, y que si ya lo tenéis hablado de antemano allana mucho el terreno cuando suceda una discusión. En la tercera fase debéis sentaros, una vez se ha arreglado el conflicto, y acordar cómo vais a actuar la próxima vez para ir rebajando los tiempos y la intensidad del enfado, intentando que se frene antes y no llegue la explosión.

En el transcurso de una discusión es fundamental cuidar al otro, y no mirar sólo por uno mismo 

Y eso, ¿cómo se hace?Muy fácil. Desde la tranquilidad, os preguntáis mutuamente: si volviera a pasarnos esto, ¿qué haremos cada uno? No es fácil llegar a acuerdos, pero hay que ir acercándose el uno al otro y tener claro que todo esto forma parte de un proceso. Obviamente, no porque tengamos una conversación todo va a quedar resuelto de por vida, eso no es realista. Pero sí hay que ir dando pasos. Si cuando sucede el siguiente conflicto te acuerdas de esa conversación y consigues frenarlo, te vas a sentir de maravilla y la relación va a dar un paso adelante. Ahí te das cuenta de que los dos estáis en el mismo barco.

Pero ahí la buena fe por ambas partes es necesaria.¡Claro! Porque una buena intención solo por una parte no sirve de nada. El desequilibrio, en las relaciones, nunca funciona bien.

¿Por qué discutimos más en las vacaciones de verano?Si ya de por sí no trabajamos la relación de pareja durante el año, ahora que estamos más tiempo juntos, sin rutinas, tenemos más tiempo para pensar. Toda la porquería que hemos ido escondiendo bajo la alfombra para no complicarnos la vida, por falta de tiempo, por estrés, desidia, durante el año, ahora va a salir con relativa facilidad. En vacaciones, con que uno solo de la pareja tenga tiempo para pensar, ya la hemos fastidiado.

Conclusión: no sabemos relajarnos, ni sabemos gestionar el conflicto cuando surge.Exacto. Lo interesante de todo esto es que hay que hacer ese trabajo en la vida normal, dedicarte ratitos a ti a diario, semanalmente… que cada uno lo gestione como quiera pero dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Ir al psicólogo ayuda un montón para hablar de las cosas que te pasan y no embotellarlas, pero eso lo puedes hacer escribiendo un diario, hablando con tu amiga o meditando. El problema es que no lo hacemos y se nos acumula el trabajo, hasta que la pelota es tan grande que revienta. Y suele hacerlo en vacaciones.

¿Cómo sé si una discusión de verano puede ser (o debería) el preludio de una separación al volver a la rutina?Depende de como esté de evolucionado el tema, de la predisposición de ambos miembros de la pareja para arreglarlo. Muchas relaciones largas se acaban más tarde de lo que deberían. Siempre hay un montón de excusas para no 'perder' lo que se tiene. Esperamos mucho tiempo intentando hacer ver que no pasa nada, hasta que todo salta por los aires.

Muchas relaciones largas se acaban más tarde de lo que deberían, pasamos mucho tiempo haciendo ver que 'no pasa nada'

Por lo tanto, el consejo es no esperar a que la relación esté tan desgastada que ninguna conversación posible pueda arreglarla.Correcto. Es mucho más fácil que el método funcione cuando ambos tenéis ganas de solucionarlo, en fases iniciales en las que empieza a aflorar.

Una vez que tienes claro que tu relación no funciona, ¿es mejor dejarlo cuanto antes?Sí, sobre todo cuando hay hijos por medio. es el caso en el que antes deberíamos reaccionar y dejarlo. Sin embargo, es cuando solemos hacer todo lo contrario.

¡Cuántas veces hemos oido decir eso de "no nos separamos por los hijos, lo hacemos por ellos"!Sí, y esos niños por los que lo hacen son los que luego vienen a mi consulta. Algunos han vivido relaciones tóxicas, y otros simplemente han interiorizado que el amor era lo que veían en casa, cuando sus padres en realidad no se querían. Aguantar nunca es una opción adecuada para los niños. Ciertamente es incómodo, es un proceso que no apetece afrontar, pero hay que hacerlo cuanto antes porque ellos elaboran sus propias conductas en base a lo que ven en casa.

Volviendo al tema de las discusiones en pareja, ¿cuál es la clave de actuación cuando notamos que 'nos estamos calentando'?Lo ideal cuando lo notes, antes de montar el pollo, es cambiar de escenario. Sal a dar una vuelta, vete a otra habitación, sal a la terraza… Lo suyo sería que tu pareja y tú tengáis unos códigos y sepas que, si te dice 'me voy a dar una vuelta', eso signifique que algo que has hecho le ha molestado y necesita espacio. Respétalo y espera, que cuando vuelva podréis hablar pero desde otro lugar. 

Lo ideal cuando notes que 'te estás calentando', antes de montar el pollo, es cambiar de escenario y enfriar

¿Y si cuando vuelve ya se le ha pasado y no lo hablamos?Será un error, porque esas situaciones hay que afrontarlas y hablar. Lo que no puede ser es que se calme y se lo coma con patatas, porque se enquista y luego será peor.

¿Hay que hablarlo todo siempre?En las relaciones de pareja tenemos que elegir qué batallas queremos librar. No hay que contarlo todo, aunque sí podemos pedir ayuda. Si estamos en una etapa muy irascible, podemos decirla a la pareja "si ves que me estoy alterando demasiado por todo, házmelo saber". Por ejemplo.

En las relaciones de pareja tenemos que elegir qué batallas queremos librar y cuáles no

¿Somos ahora las parejas menos pacientes?Afortunadamente, aguantamos menos, y así debe ser. Antes no se podía. Por fin nos estamos dando cuenta de que no tenemos que aguantar a un o una impresentable toda la vida. Te puedes y te debes ir de ahí. Si algo no funciona, déjalo.

¿Es normal sentir angustia y mal cuerpo tras una discusión?Hay gente a la que le gusta discutir, gente que viene de ambientes tóxicos y ha aprendido a manejarse perfectamente en el conflicto. Muchos creen que el amor es eso: "Yo te demuestro cuánto me importas porque me enfado mucho y luego hacemos las paces". Es gente que siente que quiere estar en una relación si le produce emociones fuertes, caerse mil veces por el abismo para luego levantarse. Pero una relación sana no produce emociones fuertes; hay altos y bajos, pero todo dentro de una línea básica muy estable. Hay gente que disfruta en la confrontación, que el conflicto es su casa porque realmente en el pasado el conflicto era su casa. Pero la mayoría sufre cuando se pelea, es normal.

Hay gente a la que le gusta discutir, que viene de ambientes tóxicos y ha aprendido a manejarse en el conflicto a la perfección

Háblame de esas parejas que presumen de no haber discutido nunca, frente a los que defienden que, sin discusiones, una relación no está viva.Una pareja que no discute nunca, nunca, nunca… es sospechosa. Significa que una de las dos personas se está adaptando a todo lo que la otra persona quiere. Ahí no hay discusión posible. O puede ser que en esa relación no haya 'ni chicha ni limoná, que ambos sean un 'pescado sin sal' y les dé igual todo. Aunque no hay nunca verdades absolutas, no pinta bien. Ahora, estar todas las semanas a la gresca tampoco es normal, porque significa que algo no está funcionando como es debido. 

Si una pareja no discute siempre puede se porque uno de los dos se está adaptando a todo lo que la otra persona quiere 

Del grupo de las que sí discutimos, ¿qué hacemos con ese resquemor que se queda dentro tras una discusión?Si pasas por las tres fases de las que hablé al principio, si de esa discusión sacas un aprendizaje para el futuro y sientes que tu pareja también está dispuesta a mejorar, ese resquemor desaparece. Esa discusión os habrá servido para hablar de algo que era importante para vosotros, con lo cual está bien. Es importante que ahí te preguntes qué necesitas para sentirte bien del todo, y si hay que volver a mantener una charla, se mantiene. La cuestión clave es conocerte a ti mismo. Si necesitas espacio, concédetelo. Si necesitas un abrazo del otro tras la discusión, pídeselo.

O sea, que si te quedas con la sensación tras una discusión de que uno ha ganado y el otro ha perdido, mal asunto.Eso es. Aunque alguien tenga objetivamente la razón y el otro no la tenga, si se produce la conversación restaurativa después, no sentirás que has perdido. Tu pareja va a entenderte, va a hacer que te sientas bien, y ahí no hay vencedores ni vencidos: todos ganan.

Si se produce esa conversación restaurativa después de la discusión, nadie sentirá que ha perdido, porque ganáis ambos

Para finalizar, ¿cómo afrontamos la vuelta a la rutina con la pareja después de un verano convulso de discusiones?Marcando un día en el calendario para sentarnos y hablar de todo lo que ha pasado. Si algo no se ha resuelto, ver cómo podemos solucionarlo y pensar juntos qué hacemos para que no vuelva a suceder. Al menos, no de la misma manera ni desde el mismo lugar.

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